Forense y pediatra, presenció su primera autopsia con 14 años, a petición propia. Dejó así de mirar cada noche bajo la cama y de temer a la parca. Embalsamó a Dalí, identificó a más de 5.000 muertos del tsunami de Tailandia y visitó a Tejero en prisión, pero los casos que más le han marcado son de componente humano. Durante algunos años, también trabajó para el CNI. Ya jubilado como funcionario, aún pasa consulta en un centro médico de Figueres. ¿Retirarse? «Ni pensarlo»

Su vida ha transcurrido entre juzgados de guardia, prisiones y depósitos de cadáveres. «A la muerte hay que mirarla a la cara. Con frialdad. Es lo que hacen los toreros, mirar al toro a los ojos, pero sin dejar que te enganche». Lo dice
Fuente ABC