LA HABANA, Cuba. — Estaba en el agromercado del Ejército Juvenil del Trabajo (EJT), sito en Tulipán esquina a Marino, en Nuevo Vedado, cuando vi a un anciano comprar una cuerda para tender ropa y expresar: “Compré esta soga para ahorcarme”. Las personas que rodeaban al señor se miraron unos a otros con estupefacción, sin poder creer lo que oían. Alguien le dijo: “No piense en eso, mi viejo”. Las palabras del anciano produjeron un estado de shock en los presentes. Es imposible precisar si la frase fue dicha con seriedad o si fue uno de esos choteos tan propios de los cubanos.
Sucio, desaliñado, el anciano daba la impresión de un ser abandonado y necesitado. Y no precisamente porque estuviera sin afeitarse. Eso se entendería. Hoy, una maquinilla de afeitar desechable cuesta en el mercado negro entre 150 y 200 pesos cubanos, un precio que no todos los jubilados, con las exiguas pensiones que reciben, pueden pagar.
Una inquietud despertó en mí que este señor, con su dinero, no adquiriera alimentos, sino la cuerda. En su cara había angustia y tristeza. Independientemente de la necesidad económica, puede que tenga problemas de convivencia familiar y no sea atendido como es debido por sus parientes.
Aquella situación que presencié trajo a mi memoria la canción Le llamaban Manuel, del catalán Joan Manuel Serrat. Solo que Manuel, el personaje de aquella canción, se ahorcaba con una soga propiedad del amo y el anciano del agromercado, si optara por tan fatal decisión, usaría una cuerda que pagó con su dinero.
Este adulto mayor o “vulnerable”, según la terminología aplicada ahora por la alta dirigencia castrista a los ancianos, no es un caso aislado. Alrededor del agromercado de la calle Tulipán hay muchos otros ancianos con apariencia parecida tratando de vender cualquier artículo que les permita algún ingreso extra.
También se ven por las calles habaneras ancianos que escarban en los contenedores de basura para buscar cosas que puedan aprovechar o vender. Los llaman buzos y es muy común su presencia. Y cada vez son más los ancianos que piden limosnas en sitios de gran tránsito peatonal, y frente a las iglesias. Por doquier se ven personas, casi siempre mayores, sentadas en las puertas de sus domicilios o en los portales que venden artículos de todo tipo, nuevos o usados. No es solo en La Habana. En el interior del país el cuadro es similar.
Los mayores de sesenta años conforman un alto porcentaje de la cada vez más envejecida población cubana. De ellos, solo cuentan con ingresos suficientes los que laboraron en cargos públicos importantes, las fuerzas armadas, el MININT, los dueños de negocios y aquellos que reciben remesas del exterior. Los que aún trabajan cobran salarios insuficientes.
Las promesas del Gobierno de aumentar los ingresos de los más desfavorecidos no pasan de ser una cantinela sin concretarse, a pesar del reconocimiento oficial de que los salarios, por el alto costo de la vida, no alcanzan para cubrir las necesidades básicas.
Los que peor la pasan son los ancianos. La ayuda que deben brindar los Trabajadores Sociales parece no funcionar como debería. Y tampoco el Código de las Familias, mediante el cual el Estado se quitó de encima el problema del cuidado y protección de los ancianos y lo descargó en sus familias. Y para colmo de males, se ha reducido el número de asilos de ancianos, que ya era insuficiente.
Los medios oficiales jamás informan sobre los suicidios (oficialmente los llaman “lesiones autoinfligidas”) porque consideran que las noticias sobre suicidios son propias de la crónica roja de la prensa capitalista, no de “la prensa revolucionaria”. Pero cada vez se oyen más casos de personas que se quitan la vida.
La Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) asegura que en el año 2022 hubo 12,9 suicidios por cada 100.000 habitantes. Pero según datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la tasa de suicidios en Cuba es de 14,11 por cada 100.000 habitantes, bastante elevada si tenemos en cuenta que la media a nivel mundial es de 9,49.
Sigue nuestro canal de WhatsApp. Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de Telegram.
Fuente Cubanet.org