Benjamin Disraeli, extravagante primer ministro victoriano, hombre fuerte en la monarquía de la Reina Victoria, descendiente de una familia de inmigrantes judíos, dijo una vez que existían «las mentiras, las malditas mentiras y las estadísticas». Hoy el mundo compra las estadísticas basadas en las mentiras, para que continue el circo del odio. En agosto del año 2014, casi 10 años atrás, en los portales de noticias españolas, se reproducía lo siguiente: TV finlandesa confirma: Hamas lanza cohetes desde los hospitales de Gaza. ¿Son las estadísticas de lo que hablaba la televisión finlandesa, en esa época? No, hablaba de la realidad, en la cual el mundo nunca creyó, porque como dijo Göbbels, el jerarca nazi, ministro de propaganda: «una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad». Es por eso por lo que con indignación vemos los efectos de las mentiras, de las malas mentiras, que las instituciones babilónicas que teóricamente representan al mundo, por medio de sus funcionarios, desean hacer creer que lo que sucedió el 7 de octubre, es un montaje de Hollywood, mejor dicho, de Pallywood. Martin Griffiths, subsecretario-general de la ONU, declaró que Hamas “no es un grupo terrorista”. Este diplomático británico es desde el 14 de febrero de 2018 Enviado Especial de la Secretaría General de las Naciones Unidas para Yemen. Durante años ha trabajado en Asia en diferentes destinos especialmente con UNICEF. Este individuo es el eco de muchas otras barbaridades, que estaban escondidas en los recónditos espacios de las pseudas mentes pensantes de funcionarios de pacotilla, que reflota sus sentimientos judeófobos, inundando de conceptos que son sinónimos de excrementos dialécticos de filosofías embusteras que han secuestrado las mentes, corrompiendo la inteligencia emocional e intrapersonal. Así como semanas atrás recordamos la trágica Conferencia de Wannsee (20.1.1942), donde se planificó y se elaboró el plan el cual llevaba a la “Solución final al problema judío en Europa”, (nombre en código que utilizaban los nazis para la destrucción deliberada y cuidadosamente planeada), o el genocidio, de todos los judíos de Europa. En esa conferencia, de los 15 participantes, 8 tenían doctorados. La inteligencia en función de la destrucción. Pasaron 82 años, y no sólo el mundo no aprendió, no sólo retrocedió, sino que parece ser que la ONU, es la nueva conferencia de Wannsee, ahora en el siglo XXI, con todos los avances habidos y por haber. Ayaan Hirsi Ali, nacida en Mogadiscio, Somalia, 1969, ex diputada del parlamento Neerlandés, hoy Países Bajos, en su libro Presa, denuncia el antisemitismo en Europa, en el año 2016, como aumento exponencialmente, llevado a cabo por los “refugiados árabes”, provenientes de países islámicos. Ese antisemitismo, cuenta con la complicidad de las autoridades gubernamentales, legislativas y judiciales en muchos países europeos. El silencio europeo, permitió el asesinato criminal de más de 6 millones de judíos, para importar luego más de 20 millones de fundamentalistas árabes. Porque si Europa es en el campo de lo cultural, del arte, de la ciencia, se lo debe a las poblaciones judías que habitaron en esas tierras por casi 2000 años. Y no está demás compartir palabras de Hamed Abdel- Samad, escritor y presentador nacido en Egipto, residente en Alemania, quien dijo: “…. La lección del Holocausto es que no hay que callarse nunca más, ni renunciar a nuestras libertades, que cuando algo va mal en la sociedad hay que decirlo.”
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Estamos transitando las páginas del Libro Éxodo – Shemot, y así en cada una de las hojas de dicho texto, se está exponiendo la libertad: libertad de expresar, de pensar, de sentir, de relacionarse; y en esta semana, el tema del santuario, en hebreo conocido como Mishkan, que nos enseña que se debe construir internamente, un pequeño santuario. Dicho mensaje perduró en el tiempo, y somos por lo tanto un pueblo que santifica la vida (con todo lo que ello implica), pero santifica también la libertad y el respeto por ella.
Am Israel Jai
Autor: Rabino M.Ed. Ruben Najmanovich
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