En Casa Rosada lo cuentan como una orden del Presidente. En el Senado de la Nación como un favor, un pedido al que la Vicepresidenta se resistió durante toda la última semana. Lo cierto es que Javier Milei tuvo que llamar a Victoria Villarruel que no quería acompañar a Martín Menem, presidente de la Cámara de Diputados, en la marcha atrás con la suba de las dietas de diputados y senadores.
Finalmente Villarruel accedió pero, una vez más, trascendió la tensión de la fórmula presidencial y las diferencias de criterio frente al manejo del Estado. También sobre el vínculo que deben tener con la oposición, sean gobernadores o sus representantes en el Senado.
El sábado la diputada Victoria Tolosa Paz le pegó al corazón del relato libertario cuando difundió la suba de 48% del sueldo del propio Presidente, de sus ministros y secretarios y subsecretarios. Enojado Milei buscó en Cristina Kirchner una culpable con quien se trenzó en el barro de las redes sociales. El jefe de Estado terminó con la amenaza de quitarle a la exjefa de Estado su jubilación de privilegio y la pensión que cobra por Néstor Kirchner. Ella le recomendó calma. Y él derogó su propia resolución.
Este lunes por la mañana el episodio terminó con otro funcionario echado por televisión, en este caso el secretario de Trabajo que según todas las fuentes de Gobierno no es el responsable de la suba del 48% del haber presidencial y del resto de los cargos jerárquicos. El desafortunado decreto sólo pasó por el despacho de Omar Yasín para que tomara conocimiento pero sin margen de influir ni de tomar alguna decisión política o técnica.
Todas las fuentes consultadas admiten que ese decreto lo armó Empleo Público -área dependiente de Jefatura de Gabinete-; lo aprobó la secretaría de Legal y Técnica y lo homologó el Presidente.
El inicio del escándalo
La difusión de ese decreto por parte de la diputada bonaerense Tolosa Paz no pareció casual. En vacaciones junto a su marido Pepe Albistur sufrió un escrache en Cariló de parte de jóvenes que replican el pregón anticasta presidencial. Y ocurrió días después de que la periodista Noelia Barral Grigera mostrara los recibos de sueldos de diputados nacionales en los que se registró el aumento del 30% de sus dietas, según la resolución firmada por Menem y Villarruel en la que subieron a un mismo tiempo los haberes de los empleados legislativos y de los de los legisladores.
Frente al escándalo, Menem culpó al exvicepresidente Amado Boudou y al extitular de Diputados Julián Domínguez. Villarruel guardó silencio, seguramente alertada de que con una línea en la resolución conjunta podrían haber “desenganchado” las dietas.
Menem, respaldado por Karina Milei, aceptó de inmediato retrotraer el aumento y expuso a la Vicepresidenta que no quiso hacer lo mismo, molesta por lo que interpretó como una intromisión del Poder Ejecutivo por sobre el Poder Legislativo. Se indicó que Milei había dado la orden, gesto destinado a sostener su discurso y liderazgo.
En cambio hasta ayer Villarruel se negaba a firmar la resolución -que de todos modos no había recibido durante el fin de semana- con el argumento de que debe administrar vínculos políticos en minoría. El DNU 70/2023 la puso en el borde de una crisis institucional, jaqueada por el interbloque de Unión por la Patria primero y luego por otros senadores que reclamaban el tratamiento de ese instrumento presidencial.
También fue Menem quien la expuso al no enviar los nombres de los integrantes de la Comisión Bicameral de Trámite Legislativo hace un par de semanas.
Por otra parte, en el Senado subrayan que cambiar vía resolución los haberes de la paritaria parlamentaria implica un riesgo institucional presente y un mal antecedente a futuro. “No puede quedar a merced del presidente de la Cámara esta decisión”, repetían estos días.
Por eso la estrategia de la Vicepresidenta era discutir y consensuar el tema en la próxima reunión de Labor Parlamentaria, con los jefes de todos los bloques. Se quedó con las ganas de mostrar una institucionalidad “diferente” y hacer copartícipes de la decisión a todos los bloques, reconocían algunos de sus colaboradores.
El llamado del Presidente
Tras el escándalo que estalló el sábado, provocado por el tuit de Tolosa Paz, y potenciado en los cruces con CFK, Milei llamó el domingo a Victoria Villarruel. Terminaron discutiendo. Ella podría haber recalcado que no se mete en Seguridad ni en Defensa, áreas de las que la excluyeron. O que Martín Menem tiene menos que perder políticamente que ella.
Este lunes volvieron a comunicarse. Según algunas fuentes esta vez el contacto fue por escrito y el tono más ‘cuidado’. Ella repitió que la relación dentro del Senado sería complicada. Que a nadie le gusta que le metan la mano en el bolsillo. Él le pidió “encarecidamente” que firmara y que fuera para atrás con la resolución de la polémica.
Al final, Villarruel evaluó que frente al discurso anticasta y el creciente malestar social será difícil que los senadores reclamen mantener el aumento. Contra su voluntad, sumó su firma a la de Menem en una resolución que retrotrae el incremento al 1° de enero de este año.
En los pasillos del Congreso se oyó una pregunta incómoda: “¿Por qué no llaman desde Casa Rosada a los jueces, que son casta y no tienen gestos de austeridad?”.
Fuente El Cronista