Por Emilia Vexler
Algunos productos están más baratos afuera que en la Argentina y en otros sucede al revés. El Gobierno quiere usar la herramienta de la importación para que acá bajen los precios.
Técnicamente, no “liberaron” la importación de alimentos, que ya es libre. El grillete era la falta de dólares para llenar los containers y traerlos a la Argentina. Entonces, el Gobierno sí anunció que facilitó esa libertad de que lleguen al país.
La estrategia es que hacerlo active la competencia con los nacionales, lo que llevará -calculan- el freno de los precios de la comida en las góndolas.
Tratándose de alimentos -porque el anuncio también fue para shampoo o pañales- incluye a algunos de la canasta básica, como trascendió, “cuyo precio en el mercado local sea superior al precio internacional”.
En el medio de las denuncias de “trato desigual” por parte de la industria nacional y de las grandes expectativas por parte de los supermercadistas, por estas horas la Secretaría de Comercio terminará de definir el “changuito” de los importados que tendrán este easy pass, que consiste en que bajan a 30 días los plazos de pago (uno sólo, no en cuotas) para comprarlos en el exterior y suspenden el cobro de la percepción de IVA y Ganancias al ingreso de esos bienes.
Lo comunicó el Manuel Adorni, tras la reunión de Caputo con supermercados.
Mientras, entre consumidores arrancaron las comparaciones en torno a cuánto se paga hoy acá y “afuera” por varios productos.En el comparativo las góndolas locales ganan y pierden contra las de Estados Unidos. Foto: Maxi Failla
El arroz de la marca Mahatma en Walmart de Estados Unidos, que se vende de a 2 libras o más, lo que equivale aproximadamente a un kilo, está 2,82 dólares. El arroz, en caja, de marca nacional, por kilo en Argentina no baja de $3.750.
La bandeja de cerdo de 1 kilo (el center cut o “chuletas”, de los cortes más vendidos) está 9,34 dólares. Acá la bandeja del carré de cerdo en los supermercados está a $3.729 el kilo.
Las bananas allá están 2,02 dólares, y en territorio nacional la popular cavendish está $1.799.
Las russet potatoes -las más populares para hacer home made fries- valen unos 3,27 dólares los 2 kilos. Las papas negras acá arrancan en $599 por esa cantidad, las blancas cuestan desde $1.250 y las andinas pasan, sin escalas, a los $9.831,66 por kilo.
El atún bumble bee se consigue en los supermercados de Estados Unidos a 1,58 dólares, y en Argentina sumar una lata al carrito, de marca nacional, implica desembolsar no menos de $3.785.
La lata de café arranca, en promedio, en 10 dólares. En nuestro país los 100 gramos, en frasco de vidrio, de un café de calidad intermedia no se consigue por menos de $13.015.
Más allá de estas comparaciones a ciegas, porque no se sabe aún ni cuáles serán los productos ni cuál será el valor final al púbico una vez aterrizados en Argentina, surgen otras preguntas, y sólo algunas tienen respuesta.
¿Cómo es la nueva estrategia para que los mismos alimentos (en referencia a los de primera necesidad), pero importados, bajen el precio de los que se hacen acá? ¿Quiénes, con qué dólares y con qué descuentos, importarán esos productos?
El ministro de Economía, Luis Caputo, dio un anticipo el martes durante su paso por la Amcham Summit, el evento de negocios que organizan las empresas de EE.UU en el país.
“Los productores reconocieron (en una reunión, días atrás) que habían ‘priceado’ sus productos imaginando un escenario caótico (después de las elecciones), y no se dio. Saben que sus productos están totalmente desfasados, y su respuesta fue: ‘Los vamos a bajar’. Ahora bien, en el mientras tanto, hay precios, y algunos obedecen a (alimentos) de la canasta básica, que no pueden estar ahí, honestamente”, apuntó Caputo, que también se metió con las promociones de las grandes cadenas de supermercados.
“Imagínense alguien que raspando llega a fin de mes, y que uno le está contando que este modelo es mejor que otro, entonces sacamos Precios Justos, sacamos Ley de Abastecimiento, Ley de Góndolas, y de repente va al supermercado y las cosas salen 50% más que en Estados Unidos. Dicen ‘¿Este es el modelo? No puede estar bueno’. La responsabilidad empresarial es de los dos lados”, detalló.
“¿Queremos que un país cambie? ¿No estamos acostumbrados a bajar precios? Bueno, no estamos pidiendo ni siquiera una baja, sino que dejen, más menos, el precio al que venden: si vendemos 2×1 o ‘80% de descuento en la segunda unidad’, quiere decir que la primera unidad se puede vender a un precio mucho más razonable”, detalló.
Lo técnico hasta ahora del anuncio es que el Banco Central hace más fácil las cosas para los importadores porque reducirá el plazo de pago de algunos alimentos y bebidas, productos de limpieza, cuidado e higiene personal: pasarán de un esquema de pago en 4 cuotas a los 30, 60, 90 y 120 días a un plazo de pago en una sola cuota a los 30 días.
Lo menos técnico pero más cercano es que Caputo lo definió como un “empujoncito” contra la inflación.
“Hay que dar un empujoncito para que las cadenas también puedan tener un poder de negociación con los productores y les digan: ‘no, pará, si me traés estos precios de lista más altos, llevatelós. Importo’. Es una manera de forzar la competencia y de proteger al consumidor. Realmente creo que en este momento, lo amerita. Todos sabemos que la gente está haciendo un esfuerzo, y si los precios no reflejan un nivel más razonable, no está bueno”, sostuvo.
El objetivo, insistió, “es dar un empujoncito para que los precios no solamente dejen de subir sino que también empiecen a bajar”.
La previa del anuncio y las quejas anticipadas
En la reunión que el ministro había mantenido el día anterior con las cabezas de las seis principales cadenas de supermercados, Caputo había resaltado que “no puede ser que acá un pan lactal cueste cuatro dólares o que un dentífrico esté siete euros (más que en España)”.
Respecto al dentífrico, en rigor, acá se consigue por menos de 7 euros. Pero sólo si hablamos del más barato de Colgate, por unos $ 1.750. El intermedio no baja de los $7.357.
El pan lactal blanco, siempre tratándose de primeras marcas, acá está desde $3.620, y hay opciones desde $2.000, sin semillas y de empresas muchísimo menos conocidas.
Los supermercados evaluarán desde ahora si conviene comprar los alimentos importados o no. Antes de eso, la Unión Industrial Argentina (UIA) ya reaccionó.
“Mientras los productores nacionales deben pagar en 4 cuotas mensuales y con impuesto PAIS los insumos necesarios para la fabricación, los importadores de bienes terminados estarán exentos de impuestos y tendrán acceso total a las divisas necesarias en un solo pago a 30 días”, dice el comunicado de la central fabril. Y agrega: “El anuncio realizado hoy (por el martes) afecta seriamente la competitividad de las empresas que operan, producen y emplean en el país”.
Fuente Clarin