SANTIAGO DE CUBA, Cuba.- En medio de una fuerte militarización, el gobernante cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, visitó en la tarde de este jueves el poblado La Maya, en Santiago de Cuba.
A causa de esta visita, desde horas tempranas de la mañana, la localidad estaba sitiada por patrullas policiales, vehículos de la guardia operativa y camiones de las brigadas antimotines. A la par, hubo un gran despliegue de oficiales uniformados y agentes del Departamento de la Seguridad del Estado, entre otros efectivos.
Aunque la visita del gobernante se manejó con bastante hermetismo, días antes se comentaba que acudiría específicamente a la fábrica textil municipal después del día 18.
Esta mañana, al concretarse su asistencia, la terminal de ómnibus y carros privados fueron movidos de lugar y ciertos espacios públicos fueron restringidos, con escasa circulación de transeúntes. Según algunos pobladores, la orden era evitar a toda costa las aglomeraciones, con el claro fin de prevenir que se llevara a cabo alguna manifestación.
“Lo de hoy parecía una película de horror, uno no se sentía cómodo ni caminando, pues hasta para cruzar la calle había que seguir las órdenes de las autoridades. Yo iba caminando por la acera frente a la cafetería y sin más me mandaron a cruzar para la otra del frente. Tenían el terror implantado, para que uno no pudiera ni comentar bajito”, dijo una enfermera a CubaNet, bajo anonimato.
Si bien no se sabe la hora exacta de la llegada de Díaz-Canel a La Maya, pasadas las cuatro de la tarde llegó al centro del pueblo, donde se dirigió a la población por unos pocos minutos.
En su intervención, en la avenida Martí, explicó que se reunió con dirigentes locales para, entre otros temas, hablar sobre el abasto de agua y la situación del transporte, servicios tan decadentes en esta y casi todas las regiones del país.
Por otra parte, como de costumbre, intentó justificar el caos económico que atraviesa la Isla, incluida la complicada situación electroenergética. Justo este poblado ha tenido, sostenidamente, hasta más de 12 horas diarias de apagones, en las últimas semanas. No obstante, aseguró que “la situación irá mejorando”, aunque no terminarán los molestos cortes eléctricos.
“En la madrugada hubo electricidad en todo el país, ayer también hubo electricidad en todo el país y hoy también debemos tener electricidad por la noche”, dijo Díaz-Canel.
Durante el discurso, un joven lo interrumpió para hacerle una pregunta y, aunque no fue detenido, varios oficiales de la policía se le colocaron detrás en actitud amenazante y acto seguido, un agente de la Seguridad del Estado intentó torcerle el brazo.
Díaz-Canel no tuvo más remedio que responder a su cuestionamiento de si sabía que pintarían las calles de La Maya por su llegada. “Si supiera que cada vez que voy a un lugar van a pintarlo, iría todos los días a todos los lugares”, expresó.
Por último, el gobernante llamó a poner a trabajar a los “vagos”, en despectiva alusión a las personas que no tienen vínculo laboral. De acuerdo con sus palabras, “es importante que pongamos a trabajar a los vagos que también ahí están, que aquí hay muchos, y sin embargo reciben todos los beneficios de la revolución, y después reclaman derechos cuando no cumplen con deberes”.
“Esos son los primeros que se dejan alentar por los Estados Unidos, por las redes sociales, esos son los que después empiezan a tratar de aprovechar la situación compleja en la que vivimos, para estar alentando a que la gente vayan a disturbios, que cometan actos vandálicos. Esos son los que se convierten a veces, lamentablemente, en delincuentes. Y todos esos los tenemos que salvar, porque son gente nuestra, le tenemos que encontrar trabajo, los tenemos que preparar (…)”, expresó.
Sin lugar a dudas, las “indirectas” del presidente estuvieron motivadas por las recientes manifestaciones que tuvieron lugar en algunas provincias del país, sobre todo en Santiago de Cuba. Siempre ha sido el discurso del régimen cubano llamar “vagos”, “inadaptados sociales”, etc., a quienes deciden oponerse pacíficamente en contra del comunismo. Un claro ejemplo de la intolerancia y la marginación estatal que sufren los cubanos que piensan y actúan diferente en la Isla.
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Fuente Cubanet.org