Por Edgardo Aguilera
Se trata de territorio reivindicado por la Argentina, pero que también coincide con el reclamo del Reino Unido y Chile.
A una semana de la próxima Reunión Consultiva del Tratado del Antártico (RCTA), Argentina y el resto de los países miembro tomaron nota de actividades científicas atribuidas de prospección petrolera en aguas antárticas llevadas a cabo por un buque de investigación de la Federación Rusa.
El navío Akademic Karpinsky, propiedad de la Polar Marine Exploration & Expedition JSC, es la plataforma de apoyo naval a investigación científica en operaciones marítimas que opera para la sociedad anónima estatal rusa Rosgeo. Cumplió una campaña de estudio geofísico y evaluación del potencial mineral del subsuelo en el Mar de Weddell, Antártida, acorde con informes brindados en el Parlamento británico difundidos en medios internacionales.Informate más
En investigaciones recientes, Rusia habría descubierto vastas reservas de petróleo y gas en la Antártida, principalmente en el territorio reivindicado por la Argentina pero que también coincide con el reclamo del Reino Unido y Chile, es la síntesis del mensaje instalado.
Las noticias aterrizaron en la Cancillería en oficinas de la secretaría de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur a cargo de Paola Di Chiaro. Se ocupa de “la planificación y dirección de la política antártica y ejecuta la actividad antártica argentina, con la implementación de los compromisos internacionales que correspondan”.
Liberado por el Reino Unido, el neutrón ruso de la prospección en Weddel busca una reacción en cadena de oposición por parte de los países asistentes a la 46° Reunión Consultiva del Tratado del Antártico que tendrá lugar en Kochi, India entre el 20 y 30 de mayo. Átomos fisionables ad infinitum cuando se trata de reaccionar ante actividades que contradicen la prohibición de explotación de minerales antárticos consagrada en el artículo 7 del Protocolo de Madrid (1998).
La cuestión no es tan lineal. Hay Intereses estratégicos en búsqueda de consolidar “poder polar” en una región donde aún existe cierto equilibrio gracias a la herramienta del Tratado del Antártico y su complemento ambiental del Protocolo de Madrid, pero podrían ser revisados en 2048.
En esa puja la Federación Rusa viene ejecutando sucesivas campañas de ciencias del mar basadas en el subsuelo que el Protocolo no prohíbe, aunque la especulación de los británicos lanzada al debate antes del cónclave de países antárticos en Kochi, es que se ha llevado adelante un mapeo sísmico del lecho que apunta a la extracción y comercio de hidrocarburos que sí está vedado por el protocolo ambiental.
El Ártico, que no tiene el esquema internacional de protección del Tratado del Antártico, es el escenario que se mira como modelo donde Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Noruega y Rusia compiten (a menudo con exhibición de poder militar) por acceder a recursos estratégicos del subsuelo. Esos países con frecuencia despliegan tropas en ejercicios para mantenerlos capacitados en ambientes polares.
El diplomático Fausto López Crocet, director Nacional de Política Exterior Antártica, acudirá a la edición 46 de la RCTA y en simultáneo la 26 del Comité de Protección Ambiental (CPA) que año a año congrega representantes de todos los países miembro del sistema antártico.
El país presentará para esta reunión una serie de documentos de trabajo e informativos relacionados con la actividad científica y de protección ambiental, estos últimos centrados en el desarrollo de la base Petrel. Se coló ahora la controversia rusa que, aunque es una puja de ligas mayores, el interés nacional también quedó aludido porque en esa zona marítima de la península antártica y el arco sur de Scotia, Argentina y Chile (en conjunto) buscan la aprobación de un área marina protegida (AMP).
Se busca preservar zonas que son importantes para el desarrollo del ciclo de vida del zooplancton como por ejemplo el kril antártico, componente clave de la cadena trófica de peces, aves y mamíferos marinos y además regular la pesca comercial.
El proyecto de AMP conjunta se presentó por primera vez en 2017 en la sesión de la Comisión de Conservación de Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCRVMA), organismo del Tratado que se encarga de gestionar las actividades de pesca racional y sustentable con el propósito de conservar el ecosistema marino antártico. La moción fue objetada por Rusia y China.
Argentina y Chile reiterarán la iniciativa en el próximo simposio de armonización que la CCRVMA organizó para julio en la República de Corea. En la comunidad internacional hay aceptación de la AMP como instrumento que permite el cuidado de los ecosistemas, pero se descree de ellas cuando se usa como herramienta de ejercicio de soberanía en territorios disputados.
El caso de las creadas por el Reino Unido en aguas subantárticas de las Islas Georgias que son parte del conflicto con Argentina y la del archipiélago de Chagos en disputa con la República de Mauricio.
Fuente Ambito