Richard Wilson Torres Tineo, un dominicano de 55 años, será juzgado a partir de este viernes por un tribunal popular como el presunto autor de un doble asesinato ocurrido hace casi 22 años. La Fiscalía pide para él cuatro décadas de prisión por el homicidio de Jesús Manuel Torres, alias ‘Jaro’, y Miguel Ángel Cuenca, ‘Gorín’. Fueron tiroteados en un pub de la población madrileña de Fuenlabrada, aunque sus cadáveres aparecieron a 25 kilómetros, en un arroyo del municipio toledano de Yeles, en la comarca de La Sagra.
Este viernes, se elegirá al jurado en la Audiencia Provincial de Madrid y el acusado declarará el lunes en la Sección 16, donde la Fiscalía mantendrá que los mató a tiros de forma sorpresiva y sin que tuvieran ninguna posibilidad de defensa.
Richard Wilson no ha podido ser juzgado antes porque estuvo fugado desde el inicio de la investigación de la Guardia Civil de Toledo, en octubre de 2002, hasta primeros de 2022. Entonces, llegó a España extraditado desde su país, República Dominicana, y ha permanecido en prisión hasta la vista oral.
El doble crimen ocurrió en el pub Anaisa entre las cinco y media y las seis de la tarde del 18 de septiembre de 2002, miércoles. Sobre esa hora, Jaro y Gorín llegaron al establecimiento, donde estaban Richard Wilson y dos personas más, Rafael, alias ‘Joaquín’, y Víctor Manuel, según el relato del Ministerio Público.
Mientras tomaban unas consumiciones, Gorín y Jaro discutieron con Richard Wilson, que sacó un arma de fuego del calibre 44, pero de características y marca desconocidas. Los disparó a una distancia de metro o medio y medio, y «acabó con sus vidas», asegura la fiscal, como consecuencia de la fractura de la base del cráneo y el neumotórax causados por las heridas de bala. Jaro fue asesinado con 31 años y Gorín, con 34.
Los cadáveres, descompuestos, aparecieron quince días después, el miércoles 2 de octubre, en el arroyo Guatén a su paso por Yeles, quizá arrastrados por las lluvias. Fue gracias a un ciudadano, que sobre las once y media de la mañana, a la altura de un puente, se asomó al ver el cuerpo de una persona en el lecho. Avisó a un empleado del Ayuntamiento, quien constató que se trataba de un cadáver y quien avisó a la Guardia Civil.
Habitual de esa senda para caminar, el hombre había pasado tres o cuatro días antes por el mismo lugar, pero el cuerpo no se encontraba allí, como confirmaron otras personas que pasaban frecuentemente por ese paraje.
Un tema de faldas o de drogas
La fiscal acusa de un doble asesinato al procesado por el contenido de las diligencias de la Guardia Civil de Toledo, mientras que a otros tres investigados (Víctor Manuel y Joaquín, entre ellos) se les atribuyó un «mero papel» de encubridores en este caso, investigado por el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Fuenlabrada.
«Todo apunta a que Richard Wilson fue el autor de los disparos», afirma la fiscal en su acusación, a raíz de lo declarado por los dos testigos que había en el pub, Víctor Manuel y Joaquín, este último en paradero desconocido. «Parece que podría existir algún tipo de animadversión, especialmente con Jaro por un tema de faldas», y «también se apunta a algún tema de drogas», expone la representante del Ministerio Público. Duda, sin embargo, del testimonio de Víctor Manuel por su largo historial de consumo de drogas, lo que originó «lagunas de memoria» en su última declaración.
Además de la Guardia Civil, al dominicano lo buscaba la DEA, la entidad federal que combate el tráfico y el consumo de drogas en Estados Unidos. Después de ser extraditado a primeros de 2022, Richard Wilson se negó a declarar en un primero momento y lo hizo más tarde, en mayo, a instancia de su abogada. Para la fiscal, esta maniobra obedeció a que el acusado veía «poco factible» que se localice a Víctor Manuel y Joaquín, a quien el procesado culpó del doble crimen.
Según dijo Richard Wilson a preguntas de su letrada, Jaro pidió chupitos y él le dijo que el pub estaba cerrado. Pero Jaro se fue hacia él, sacó un arma de fuego y le conminó a que le pusiera la bebida «y lo que hiciera falta». El reo añadió que le puso los chupitos y subió la música. Entonces, dijo el inculpado, «Joaquín sacó un arma, disparó a Jaro por la espalda, se giró y tiroteó a Gorín». El jurado popular tendrá la última palabra.
Fuente ABC