MIAMI, Estados Unidos. – Rotyam Castro viene de una familia disfuncional, pero aun allí recibió el consejo de marcar una diferencia y romper con malos patrones generacionales.
A los 18 años el cambio fue radical. Con 18 años, mientras estaba pasando el Servicio Militar, de carácter obligatorio en la Isla, y en medio de un proceso de depresión “bien fuerte”, otro joven, cristiano, le habló del Evangelio.
A 16 años de aquel momento, ha usado lo que conoció por dolor, la desesperanza y los conflictos familiares, para ayudar a otros a salir de la adicción al llamado “químico”, la droga del momento en la Isla.
Como pastor de jóvenes de la Iglesia Monte Horeb, de la denominación Asambleas de Dios en Cuba, ha transformado su canal de YouTube en una alerta permanente de los riesgos del nuevo estupefaciente.
Más allá del trabajo comunicacional, ha acompañado a decenas de sus contemporáneos en La Habana en un proceso de restauración física y también espiritual. La desintoxicación ocurre mediante los recursos de la denominación evangélica a la que pertenece, pero sabe que otros hermanos de fe también está aportando en la batalla que, cree, nace de las condiciones económicas y sociales en Cuba.
―¿Qué situación estás viendo en Cuba respecto a la expansión de la droga conocida como “el químico”?
―En Cuba la droga “el químico” realmente se ha ido de control en el área social y en cuanto al control del propio Gobierno.
Al ser una droga sintética es bien difícil su control sanitario por la Aduana. Por otro lado, al esta droga tener un costo bien bajo, entre los 150 y 200 pesos cubanos cada cigarrillo, facilita el acceso por parte de todos los sectores de la sociedad.
La edad de consumo de este estupefaciente se concentra mayoritariamente entre jovencitos de 13 años, hasta personas de 50 años. He conocido casos de niños de 11 años, y de adultos de más de 50 consumiendo, aunque no ha sido lo común.
De manera general las familias cubanas que tienen algún adicto se sienten bien preocupadas, alarmadas. Al ser “el químico” una droga con alto poder adictivo, en poco tiempo han visto cómo la vida de su familiar se deteriora física y moralmente.
Creo, en mi opinión, que se ha convertido en una epidemia social. Está presente en todos los barrios de La Habana sin excepción de ningún municipio, y ya he escuchado de presencia en varias provincias.
―¿Qué labor está haciendo la Iglesia como fuerza dinámica de la sociedad civil para aliviar ese flagelo?
―No todas las iglesias en Cuba han desarrollado una metodología para tratar a los individuos con adicciones.
A un adicto no solo se le puede tratar desde el punto de vista espiritual, algo para lo que la Iglesia está lista, sino que hay que ayudarle a desaprender conductas adictivas. Es allí donde se encuentra nuestra debilidad.
Algunas denominaciones como las Asambleas de Dios y la Iglesia Apostólica han abierto el Centros de Restauración de Adicciones, pero no es suficiente. Es demasiada la demanda.
En el caso de las Asambleas de Dios cuenta con tres centros, ubicados en La Habana y Holguín.
―¿Cuántas personas han sido atendidas en lo que va de año por su ministerio?
―Hemos podido internar en el Centro, aproximadamente, a 26 jóvenes. Dado que la capacidad del Centro es limitada hemos optado por hacer 12 ingresos en los hogares con acompañamiento metodológico a los adictos y a sus familiares.
―¿Por qué has decidido hablar sobre este tema en tus redes sociales?
―Sobre todo lo he hecho a través de mi canal de YouTube “Rotyam Castro (Una Voz en el Desierto)”. La idea es realizar un trabajo profiláctico, direccionado a los jóvenes y a sus familias con respecto a los peligros del consumo de esta droga.
A través del canal hemos expuesto testimonios de jovencitos que han podido vencer la adicción con la ayuda de los centros cristianos.
―¿Cuál crees que son los principales factores que llevan a los cubanos a elegir el camino de las drogas, en las circunstancias actuales del país?
―A mi entender, la situación económica del país; luego la degradación de la cultura que rodea a la juventud los ha llevado a aprobar todo lo que es malo, inmoral y dañino.
Por otro lado, está como expliqué el costo de la droga. Es tres veces más barato que una libra de azúcar o de arroz.
―¿Podría hacer más la Iglesia Cubana en el tema de salud pública?
―Realmente creo que la Iglesia Cubana podría hacer un bello trabajo con respecto a este tema sanitario. Dentro de las congregaciones contamos con doctores, enfermeros, psicólogos, sociólogos, psiquiatras, etc.
Algunas congregaciones han comenzado a capacitarse respecto a estos temas. Quisiéramos que fueran más.
Por otro lado, los Centros Cristianos han demostrado que sus pacientes se han rehabilitado sin necesidad de usar fármacos, ni ansiolíticos. Además, cuando el paciente se rehabilita en estas instituciones no solo sale sin consumir drogas, además aprenden principios éticos y morales que les ayudan a su reinserción social.
Durante décadas la Iglesia ha sido un pilar de apoyo a las comunidades ante las crisis sociales, mostrando el amor de Jesús hacia la humanidad. En estos tiempos también Dios moverá aún más el corazón de los cristianos en Cuba ante este desafío tan grande que es la rehabilitación de los miles de jóvenes y adultos que actualmente se encuentran atados al consumo.
―¿Atienden solamente a personas que se convierten al cristianismo?
―Nosotros atendemos a todos sin distinción de sexo, raza o profesión de fe. A todo aquel que esté atado a la adicción, nosotros le extendemos la mano.
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Fuente Cubanet.org