Como en el estreno, no había jugado nunca contra De Jong, 23 años y 174 del mundo que exhibe músculo en el circuito challenger, pero solo siete partidos en tierra batida y apenas tres de Grand Slam. Y como en el estreno, Carlos Alcaraz cede su servicio a la primera. Nada que no revierta enseguida, que para eso es el número 1 más joven de la historia, y tiene todo el tenis y los recursos y las ideas y la mano que no tiene Jesper de Jong, por mucho que se permita el mejor partido de su vida.
Marchan los dos primeros sets con todo bajo control. Sin acelerar, que no es todavía el día de hacerlo, pero sin sobresaltos. Incluso con probatinas para ver qué se puede ir añadiendo al arsenal para rondas futuras. Pero con todo bajo control, Alcaraz se apaga. No un juego ni dos ni tres, sino un set y medio en el que sufre con su derecha, en la que empieza a no confiar porque es un drive largo, otro al pasillo y otro a la red consecutivos cuando comienza el tercer parcial, y tampoco se fía de su revés, que había minimizado a De Jong y ahora lo hacen enorme en una Chatrier cerrada por la lluvia.
Es claro el murciano, siempre lo es, cuando hay victorias contundentes o cuando hay victorias más sufridas: «Los altibajos no los achaco al brazo, si no a mí». Aunque reconoce también el miedo que todavía no se ha ido: «El brazo está bien. Lo he notado bien, pero estas condiciones no ayudan. Humedad, bola muy grande, cuesta moverla, cuesta hacer ganadores y me ha asustado un poco de cómo iba a reaccionar el brazo».
El problema sigue, por tanto, en la cabeza. Haya o no dolor, hay una desconexión en ese tercer set en el que acumula quince errores no forzados, de los 47 que suma al final. «Ha sido mérito suyo y demérito mío. Ha habido muchos altibajos mentalmente por mi parte. Un buen nivel primero y segundo set, pero me ha costado estar físicamente a un alta intensidad más tiempo, él ha jugado con alta intensidad y ha subido el nivel de tenis. Y todo es no me ha ayudado a entrar en el partido», acepta el murciano, que es contundente después: «Un tercer set muy malo por mi parte. En el cuarto he luchado y los juegos con mi saque no han ido de la mejor manera. He intentado entrar en el ritmo de partido con muchos intercambios. Físicamente estoy bien, así que tengo que intentar estar más tiempo en posición de ataque, más tiempo en el intercambio de golpes. Ha habido muchos puntos y un gran momento del partido en el que fallaba a la segunda o a la tercera bola. Y si quiero hacer un buen resultado aquí eso lo tengo que eliminar».
No obstante, hay aspectos positivos en esta segunda ronda que tiene todo el truco del mundo porque ya no se está tan activo como en la primera, pero sigue teniendo la presión de la obligación o el estrépito. «Cuanto menos tiempo pases en pista es mejor para recuperar, pero tal y como vengo, intentamos mirar lo positivo. Estos momentos de nervios de partidos y puntos me viene bien para coger ritmo. Y estoy contento de haber estado fuerte mentalmente para superarlo y de haber sabido defender y ponerme en posición de ataque en los dos primeros sets, eso lo he hecho muy bien».
Sabe que tendrá que hacerlo mejor el viernes, en su siguiente ronda, porque ya esperan rivales que no van a temblar ni a desaprovechar cualquier despiste. Esperan Sebastian Korda o Soon-Woo Kwon, relegados a jugar mañana por la cancelación de la jornada por lluvia. También juegan el jueves 30 de mayo Djokovic, ante Carballés; Badosa, ante Putintseva; Munar, con De Miñaur; Bucsa, ante Cocciaretto, y Davidovich, contra Ruud.
Fuente ABC