Mal que pese, el momento deportivo al que se asociaba la figura de Quique Llopis hasta ahora era por su caída en la final de los 60 vallas del Mundial de Estambul del año pasado. Ese momento angustioso en el que, tras tropezar con uno de los obstáculos, golpeó con su cabeza contra el tartán y quedó semiinconsciente. Un susto enorme.
El deporte le debía una, y el valenciano se la cobró a lo grande en Roma: plata continental después de una carrera portentosa en la que dejó su mejor marca personal en 13.16 segundos. Por delante, inalcanzable con un 13.05 estratosférico, se llevó el oro el italiano Lorenzo Simonelli, ampliando el descomunal Europeo que los transalpinos están desarrollando en casa: diez medallas en solo dos jornadas.
La fiesta no fue completa porque Asier Martínez se trastabilló en la última valla y perdió el bronce por dos centésimas. El navarro, que defendía el título conquistado en Múnich hace dos años, se quedó con la miel en los labios, pero demostró que su mejor versión, aquella que lo convirtió también en bronce mundialista, está muy cerca de aparecer.
Y es que no hay mejor noticia para el atletismo español que este mano a mano entre Asier y Llopis, entre dos amigos que se respeten y se retroalimentan. Dos superclase que no paran de dar alegrías en los últimos años. «Ahora estoy en una nube y muy feliz. Simonelli ha sido hoy mejor, pero sé que el oro llegará. Y el atletismo nos debe a Asier y a mí una final en la que no nos ocurran cosas y podamos celebrar juntos», explicaba el nuevo subcampeón de Europa en la zona mixta
La plata de Llopis se sumó a la lograda por Paul McGrath en los 20 kilómetros marcha este mismo sábado, y ambas al bronce de Marta García en los 5.000 metros. A las puertas se quedaron Adel Mechaal y Thierry Ndikumwenayo, cuarto y quinto en la final del 5.000 masculino ganada por el noruego Jakob Ingebrigtsen.
Y sorpresa en los 100 metros, donde hubo presencia española en la final después de la enorme actuación de Guillem Crespí, que mejoró su marca personal hasta los 10.18 segundos para lograr una hazaña que solo había conseguido Bruno Hortelano (cuarto en Amsterdam 2016). Con 21 años, y en su estreno internacional, mostró desparpajo para acabar sexto de Europa.
Brillante Tentoglou
Del resto de finales destacó, por encima de cualquiera, la de salto de longitud masculino, donde brilló como nunca la figura de Miltiadis Tentoglou. El griego saltó cinco veces por encima de los 8,40 metros, y hasta en dos ocasiones hasta los 8,65, marca personal para él y récord de los campeonatos. Cuanto más le aprietan, más se eleva. Para lograr su tercer oro continental consecutivo tuvo que superar a otro portento. Mattia Furlani se fue hasta 8,38, récord mundial sub-20, para llevarse la plata.
Fuente ABC