“No me queda mucho tiempo en este mundo”, afirmaba Liora Argamani, que tiene 61 años y padece cáncer cerebral en estadio cuatro, en ese video donde también aparece su esposo. En la grabación se los puede ver a los dos hojeando juntos un álbum de fotografías que testimonia la felicidad de ambos con su hija.
El video de su secuestro fue uno de los primeros en salir a la luz, y la imagen de su rostro horrorizado se compartió ampliamente: Noa sentada entre dos hombres en una motocicleta, con un brazo extendido y el otro agarrado por uno de sus captores mientras gritaba “¡No me maten!”. El horror, para ella, había comenzado unas horas antes.
Noa era una más de las personas que disfrutaban del Festival de Música Nova en pleno desierto, cerca de Re’im, cuando hombres armados irrumpieron en el lugar y abrieron fuego, dejando decenas de muertos a su paso.
Más de dos horas después, le escribió a su amiga: «No tenemos auto». Esa fue la última vez que los amigos y la familia de Noa supieron de ella, antes de que apareciera el video de ella gritando «no me maten» mientras era llevada a Gaza.
En esa grabación se veía a una Noa demacrada, hablando sobre otros rehenes como ella muertos en ataques aéreos, y pidiendo frenéticamente a Israel que la lleve a ella y a los demás de regreso a casa.
Cuando Yonatan Levi vio el video de su amiga Noa en cautiverio, dijo que apenas pudo reconocer el espíritu inteligente y libre de una mujer a la que gustaban las fiestas y viajar y que estudiaba informática.
15 de enero en Vis á Vis
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“Cuando vi el video pensé que quizás vivía físicamente, pero había muerto por dentro», señaló Levi, quien conoció a Argamani durante un curso de buceo en Eilat, una ciudad del sur de Israel.
Unos meses antes de su secuestro, Argamani le pidió que la ayudara a gestionar los seguros de su madre, contó. Como hija única, era una parte importante de la vida y los cuidados de su madre, y parecía esperanzada en que estaría bien, apuntó Levi.
El ruego de mamá Liora en el video por volver a hablar con su hija dio resultado. La familia volverá a estar unida, como antes de ese fatídico 7 de octubre de 2023.
En el mismo video, el padre de Noa, Yaakov Argamami, acariciaba los álbumes de fotos familiares y no podía contener las lágrimas. “Echo todo de menos de ella. Abrazarla», decía.
El abrazo en que pudo estrecharla hoy nuevamente, después de más de ocho meses de angustia y espera.
Con información de Clarín
Fuente Vis a Vis