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La noche era cerrada, con lluvia y viento. El helicóptero aterrizó pasadas las 21.30. En el trayecto desde el aeropuerto de Bariloche, se movió bastante más de lo que le hubiese gustado a uno de sus ocupantes, que le tiene pavor a los traslados aéreos. Uno a uno, bajaron de la máquina: Javier Milei, Karina, el vocero presidencial, Manuel Adorni, y Demian Reidel, jefe de asesores económicos.
Desde un par de horas antes, la seguridad del hotel Llao Llao –sede anual de la más hermética cumbre de los Dueños de la Argentina– se había redoblado. En cuestión de minutos, gendarmes, prefectos y la Policía de Río Negro convirtieron, a fuerza de retenes, vallados, centinelas y patrullas, al edificio que ideó Alejandro Bustillo, en una fortaleza inexpugnable. El operativo de seguridad acompañó a Milei por el ascendente camino desde la zona de las canchas de tenis, adonde aterrizó, hacia el ala Bustillo, la más nueva del hotel.
Milei se encerró en la suite que le reservaron, la misma que años atrás recibió a Barack y Michelle Obama. De 130 metros cuadrados, con vista al Lago Moreno y al Cerro Tronador, hogar, jacuzzi doble y sauna, entre otras comodidades, es la más exclusiva de la parte moderna del complejo. Nadie -salvo su hermana, que se hospedó con él- volvió a ver al Presidente hasta las 10 de la mañana del día siguiente, cuando le sirvieron el desayuno.
Salió, recién, a las dos horas; su charla estaba agendada poco después del mediodía. De impecable traje oscuro, con camisa celeste y corbata azul -fuerte contraste con el look casual y distendido de su auditorio-, caminó decidido. Estaba de buen humor, sonriente. Su buen semblante se manifestó en la caricia a un perro de Gendarmería. Tal vez, buscó en el can su última musa antes de ingresar al salón, donde lo esperaban unos 150 empresarios. La mayoría, emprendedores o dueños de las principales compañías del país.
En primera fila, expectante, estaba Eduardo Elsztain. Anfitrión –IRSA es dueña del Llao Llao, en sociedad con la familia Sutton-, el “Señor de los Ladrillos” también es uno de los hombres de negocios con los que Milei construyó una relación personal y espiritual más profunda. Se lo vio a Cristiano Rattazzi, uno de los primeros apóstoles del León. Más atrás, algunos empresarios que hoy integran el equipo de asesores de Milei: Eduardo Bastitta (Plaza Logística) y Sebastián Braun (La Anónima). Y, por supuesto, los “uruguayos”, como se los bautizó por el lugar de sus residencias físicas y fiscales: Marcos Galperin (Mercado Libre) y Martín Migoya (Globant), fieles militantes en redes de la batalla cultural.
En una hora y ocho minutos, Milei repitió el repertorio de sus “recitales”, como él llama a sus conferencias: la descripción de la pesada herencia, la situación actual y, en especial, el futuro de la Argentina. Explicó por qué hizo lo que hizo –“motosierra y licuadora”-, denostó a los que “no la ven” y despertó aplausos y risas con definiciones y chicanas. Deslumbró cuando habló de su “revolución liberal”: una Tierra Prometida, en la que los empresarios serán bendecidos con más crédito, menos impuestos y la liberación total de las celestiales y vigorosas fuerzas de la inversión privada.
“Hoy es un día muy especial“, dijo el Presidente, ya sobre el final de su monólogo. “Es el cumpleaños del Rebe y, además, estamos entrando en Pésaj: cuandose recuerda la salida de Egipto“, avanzó. La alusión fue a Menajem Mendel Schneerson (1902-1994), rebe de Lubavitch, séptimo líder de la dinastía jasídica Jabad-Lubavitch, cuya tumba en Nueva York Milei visitó en noviembre, recién electo, en compañía de Elsztain y de quien ya había elegido como embajador en los Estados Unidos, Gerardo Werthein.
En rigor de verdad, el cumpleaños del Rebe no había sido esa fecha (19 de abril), sino el día anterior (18). Pero le dio pie al Presidente para su cita bíblica. “Después de la 10 plagas que caen sobre Egipto y todo lo que pasó, Moisés llevó al pueblo hasta el Mar Rojo y le piden que lo abra. Moisés golpea el báculo y le dicen: ‘abrilo’. Y les dice: ‘Que se manden’. ‘No, no, que lo abra y entramos’. Y les dice: ‘No, tienen que tener fe; tienen que mandarse, tienen que entrar y cruzar’. Y el agua no se abría y, del otro lado, estaban los egipcios. O sea, la esclavitud, que se los venía a llevar puestos“, narró.
Milei continuó con su parábola: “Ahí, cuando el príncipe heredero se lanza y cree, y confía, se abren las aguas y, ahí, se da la liberación final“.
“¿Qué quiere decir esto?“, apeló, como un sacerdote a su feligresía. “Muchachos“, arengó, elevando el tono de su voz, “en algún momento, van a tener que poner las pelotas, van a tener que invertir, se van a tener que jugar para que se abran las aguas y seamos libres. ¡Viva la Libertad, Carajo!“.
La Tierra Prometida
Lejos de recibirlo como un reproche, su salmo de privatizaciones, apertura y desregulación -un canto al Paraíso perdido de los ‘90– detonó un éxtasis de vítores y aplausos. Cuando bajó del púlpito, Milei encontró sonrisas, abrazos y fervientes estrechones de manos. “Va a sentar el camino para toda América latina“, lo felicitó el brasileño Roberto Sallouti, CEO del BTG Pactual, mayor banco de inversión de la región. “Muy bueno, muy bueno. Vos sabés que pienso igual que vos“, lo abrazó Rattazzi. “¡Lo sé! Por eso, tenés la gorra“, le respondió el Presidente, señalando el accesorio de “Las Fuerzas del Cielo” que el Agnelli argentino tenía en su mano.
“Milei es Moisés“, lo define con precisión -y acidez- Andrés Malamud, investigador del Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad de Lisboa y testigo presencial de esa liturgia. “Promete llegar a la Tierra Prometida después de 40 años en el desierto. Transmite convicción“, explicó. Según Malamud, Milei tiene una cualidad raramente vista en los liderazgos políticos: “Capacidad de inspirar simbólicamente una cosmovisión religiosa, de soportar los dolores materiales del presente en pos del beneficio futuro“. ¿Traducción? “Promete ajuste. Se jacta de expulsar a 30.000 empleados públicos y de parar la obra pública. Eso produce dolor y la gente lo apoya porque produce dolor. La gente sabe que está mal pero cree que estará mejor. Él vendió esa expectativa. Eso sólo lo da la cosmovisión religiosa“.
“Superó las expectativas. Todo el mundo salió de la charla muy emocionado“, resume uno de los empresarios de diálogo más frecuente, y largo, con el Presidente lo que fue la experiencia religiosa vivida en el Llao Llao. “El empresario argentino tiene que amigarse con la idea de competir. El ejecutivo más importante no tiene que ser el CFO, como desde hace años nos pasa, sino el COO: el responsable de alcanzar eficiencias, de que la empresa sea más competitiva. Ese es el cambio más importante que está trayendo Milei“, enfatiza.
“Milei es Moisés“, lo define con precisión -y acidez- Andrés Malamud. “Promete llegar a la Tierra Prometida después de 40 años en el desierto. Transmite convicción. (…) Promete ajuste. Se jacta de expulsar a 30.000 empleados públicos y de parar la obra pública. Eso produce dolor y la gente lo apoya porque produce dolor. La gente sabe que está mal pero cree que estará mejor. Eso sólo lo da la cosmovisión religiosa”.
“Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído“, cuenta el Evangelio de San Juan (20:29) que dijo Jesús, luego de que Santo Tomás Apóstol lo reconoció ya resucitado. Ver para creer. “Hubo otros que nos prometieron una Argentina pro-inversión, con ajuste del gasto, sin intervencionismo. Es el primero que, vemos, efectivamente lo está haciendo, pagando los costos que tenga que pagar“, explica uno de los creyentes.
“La esperanza es contagiosa“, posteó en X Pierpaolo Barbieri, founder de la fintech Ualá. Lo hizo el 8 de diciembre, dos días antes de la asunción presidencial. Dos días antes, también, de que Galperin -quien el 19 de noviembre había celebrado el triunfo de Milei con la palabra “Libres“- publicara su expreso apoyo: “Ojalá su presidencia nos devuelva muchas décadas de capitalismo, democracia, libertad y crecimiento“. Palabras similares posteó Migoya.
“Todos los que son más perfil Musk son Mileivers. A muerte“, describe alguien que le puso su ojo cítrico al predicamento del León entre los unicornios. “El Círculo Rojo está cada vez más analógico. No entiende nada de lo que hacemos porque, a nosotros, ya la era digital nos quedó corta“, proclamó el Presidente el 26 de marzo, en el IEFA Forum Latam, realizado en el Four Seasons.
“Donde hay un kirchnerista pataleando, es porque se cortó un curro. Y no kirchneristas también“, disparó esa tarde. “Si no, miren algún que otro grupo económico importante. Se imaginarán de quién hablo. Están muy enojados porque llegó Elon Musk“, su tácita referencia al Grupo Clarín, cuya línea editorial el Presidente atribuye a la eliminación de la pauta oficial y al impacto que, en el mercado de las telecomunicaciones, tuvo la llegada al país de Starlink, la empresa de Internet satelital de Musk. Los principales accionistas del Grupo Clarín también lo son de la controlante de Telecom. Dos semanas después, Milei sacaba su anhelada foto con el impulsor de Tesla y Space X.
No sólo los emprendedores tecnológicos ven la luz que predica el Libertario. Paolo Rocca (Techint) y Alejandro Bulgheroni (PAE) expresaron adhesiones públicas inusuales en ellos. “Milei está haciendo lo mejor que se puede hacer. Está yendo al fondo, a combatir lo que genera problemas (el déficit). Está llevando adelante muchos cambios que, creo, están en la buena dirección“, se salió de libreto Bulgheroni en el IEFA Forum. “Tengo esperanza en el Presidente Milei. Creo que su programa será exitoso. Es lo que la Argentina necesita“, se había pronunciado días antes Rocca en Houston, frente a la elite petrolera mundial.
Aunque parezca que Milei apela al corazón de los empresarios, les habla a sus bolsillos. “¿Por qué creen que vuelan las acciones? Porque afuera la están viendo: después de 20 años de destruir capital, ustedes tienen una posibilidad de ganar plata a lo loco, aún sin reformas estructurales“, atiza. Gracias a su plan de estabilización, asegura, recortó 13 puntos de PBI, “el ajuste más grande en la historia de la humanidad” (sic), recuperó más de US$ 12.000 millones de reservas, licuó los pasivos del Banco Central y fijó su ancla cambiaria: la cantidad de dinero. Como consecuencia, después del overshooting por la devaluación de diciembre, la inflación empezó a frenar. Subió tarifas de servicios públicos y transporte. Aumentó impuestos. La brecha se achicó y el dólar -oficial y paralelos- se mantuvo estable. “Acá no hay ‘milagro económico’: lo único que estamos haciendo es aplicar el manual, lo que los libros dicen“, afirma.
“En algún momento, tenemos que empezar a crecer. Para empezar a crecer, empiezan a jugar un rol importante las reformas estructurales“, plantea. Todo el entramado regulatorio y de restricciones (“y todas las porquerías que tenemos, como los controles de precios, la Ley Penal Cambiaria y la de Desabastecimiento“) de la economía argentina son consecuencia, cree, de ir sobre los efectos y no las causas. “La causa del problema, en más de 120 años, es siempre la misma: un déficit fiscal alto o extravagantemente alto“, apunta.
Por eso, su programa de reformas, “el más ambicioso de la Historia argentina“: 1000, un tercio en el DNU y dos en la Ley Bases. “Hay algo que es maravilloso, algo que, tampoco, digamos, el Círculo Rojo ve“, había señalado a en la penumbra del Four Seasons. “Todos los DNU que se mandaron en la Argentina fueron destinados a generar regulaciones. O sea, quitar libertad de mercados, hacer mercados más concentrados, regalarle negocios a los amigotes, curros enormes y, sobre todo, cercenamiento de las libertades individuales. Nuestro DNU es el primero que devuelve libertades individuales, hace que los mercados sean más competitivos“, contrastó.
Un dogma central de su credo. “No esperen de mí planes quinquenales. Yo no creo en una economía dirigista. Yo-soy-liberal-libertario“, enfatizó un mes después, en el Llao Llao. “Me voy a ocupar de la macro. La micro la tienen que arreglar ustedes“, planteó. Contó la parábola de las pizzerías. “Ustedes tienen dos pizzerías. A una le va muy bien y a la otra, muy mal. Tienen el mismo contexto internacional, la misma macro. Yo no me voy a ocupar de la pizzería. Eso tienen que resolverlo ustedes. ¿Qué tengo que estar haciendo yo metiéndome en el negocio de cada uno? No se puede ser tan fatalmente arrogante“, cerró, en lo que fue el tramo más festejado de ese discurso.
“Existe mucho entusiasmo. Mucha fe, mucha expectativa“, cuenta un empresario que la ve y lo aplaudió con fervor. “Todos estamos aguantando. Pero queremos algo que no tuvimos en los últimos 20 años, que fueron todos frentes de vientos y mareas muy fuertes“, justificó su fe.
“Si me cruzo con Sturzenegger, le doy un abrazo“, cuenta cómo reaccionaría si viera a Federico, el “Coloso” -como lo calificó Milei-, autor intelectual de las reformas. Un abrazo fuerte, similar al que Milei, recién bajado del estrado del Llao Llao, le dio a Nicolás Grosman, presidente de Tecnovax, la empresa a la que el Gobierno le autorizó la importación de la vacuna contra la aftosa y, así, rompió un monopolio.
“Cambió la forma de hacer negocios de nuestros abuelos. Ahora, si somos exitosos, va a ser porque tengamos el mejor producto o servicio al precio más competitivo. No porque tengamos el mejor contacto“, continúa. Cita palabras del propio Milei de hace un año, cuando habló en el Llao Llao como candidato: “Acá, muchos van a estar enojados conmigo porque se hicieron muy grandes con el país como está. Si son tan buenos como son, van a conquistar el mundo. Dejen de cazar en el zoológico“.
Jesucristo Superstar
El año pasado, Milei se había ido de Bariloche con sabor agridulce: satisfecho con su exposición, furioso por el trato de algunos participantes. Varios -actuales conversos- terminaron viéndolo de reojo, pese a que su principal propuesta, la dolarización, ganaba más adeptos de lo que estaban dispuestos a reconocer. “¿Vino con sensación de revancha?“, la pregunta a un colaborador cercano sobre el retorno triunfal al templo patagónico. “Por su personalidad, íntimamente, puede ser. Pero no dijo nada“, responde.
La vida del Presidente -cuya biografía, como buen personaje de Giacomo Puccini (su autor de ópera favorito), se escribe con pasión, frustraciones y rechazos– tuvo un antes y un después del Foro del año pasado. En 2023, desfilaron por el Llao Llao todos los precandidatos presidenciales de la oposición. La perspectiva de que el ganador en la interna de Cambiemos fuese Horacio Rodríguez Larreta hizo que un grupo de influyentes empresarios encontrara en Milei una apuesta alternativa a Patricia Bullrich, a quien veían “sólida”, con propuestas -económicas y políticas- más cercanas a sus ideas que el centrismo dialoguista del ex alcalde porteño.
Consecuentes liberales, que ya lo habían acercado con Emilio Ocampo y su plan de dolarización, profundizaron el “armado empresario” del nuevo crédito libertario. Empezaron a rodearlo, a aportarle equipos. Así, por ejemplo, se gestó la frustrada candidatura senatorial del presidente del Banco de Valores, Juan Nápoli. O el desembarco de hombres de Techint en posiciones claves, tanto del Poder Ejecutivo como de empresas estatales (YPF). O el aporte -en proyectos y nombres- de renombrados estudios de los Abogados de la City.
Buena parte del superávit financiero que consiguieron los granaderos económicos del Presidente -Caputo, Pablo Quirno (Secretario de Finanzas), Santiago Bausili (presidente del BCRA) y Vladimir Werning (vice)-, por ahora, fue cash management. Es decir, pisar la caja: “No hay plata”. El mercado espera que, en los próximos meses, se avance hacia un ajuste estructural, sustentable. El Gobierno también.
También en ese proceso, Milei estrechó sus vínculos con Elsztain y sus hermanos (Alejandro y Daniel). Una relación nutrida por el camino espiritual del Presidente hacia el judaísmo y en la que, aseguran cerca del titular de IRSA, hay más mitos que verdades. Alimentados los primeros por los cuatro meses que Milei residió en el hotel Libertador -hotel del grupo- y la compañía de Elsztain en la peregrinación a la tumba del Rebe.
Esa visita también posicionó a Werthein como embajador. Distanciado de sus primos, hoy dueños de DirecTV en América latina, Gerry cultivó en los últimos años conexiones propias con Wall Street. La más conocida, con el magnate brasileño Edmon Safra, sobrino del histórico banquero de origen libanés. Milei viajó a los Estados Unidos en el jet de Werthein, nave que conocieron muchos en el mundo de la política. Le organizó un almuerzo en Nueva York con Bill Clinton, en cuya fundación participa el ex vicepresidente de Telecom. Generó ruido en la relación del Libertario con su venerado Donald Trump.
El nexo de Milei con IRSA eclipsó el padrinazgo que se le atribuyó a Eduardo Eurnekian. Que el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, y el Ministro del Interior, Guillermo Francos, hayan trabajado en Aeropuertos Argentina 2000 echó nafta a las habladurías (N.d.R.: una vez publicada esta nota en la edición impresa de APERTURA, Posse dejó la jefatura de Gabinete y lo reemplazó Francos).
Milei se jacta de haberle frenado a su ex empleador el contrato por los DNI que le adjudicó un Alberto Fernández en retirada. “Se tiene que tranquilizar porque no estamos para aguantar a otro dictador“, replicó Eurnekian. Ya había dicho que empleaba a “3700 ñatos y uno me salió fallado“. Hay escépticos con ese minué.
El Presidente se aísla de esos comentarios. “Está entero, tranquilo… Angelado“, dicen cerca de él. “Desde el 10 de diciembre, es otra persona. Como si estuviera en estado de gracia“, afirman. “Milei es una persona muy religiosa. Le pone esa impronta a todo lo que hace. Y es lo que transmite“, observa Malamud.
“Javier Milei está convencido de que ésta es su misión, de que su presidencia es algo que trasciende a su persona“, apunta un empresario con el que habla seguido. Fue, precisamente, de un hombre de negocios que Milei recibió un obsequio: el Libro de la Sabiduría de Salomón. “El Rey Salomón le pidió a Dios sabiduría para distinguir el bien del mal, el coraje para seguirlo y templanza para mantenerse en ese camino. Yo le pido lo mismo para mí y para todos los aquí presentes“, cerró el León la apertura del año legislativo, en el Congreso.
Hombres de poca fe
LIDE Argentina es una organización con 220 miembros. Para pertenecer, hay que ser titular de una empresa que facture US$ 100 millones anuales (US$ 300 millones, si es filial de una multi). Su presidente, Rodolfo de Felipe, hizo algunas encuestas informales en las reuniones de este año. “¿Les parece que lo que se está haciendo (frenar el déficit, parar la inflación, no emitir) es lo que hay que hacer?“, preguntó. El 100 por ciento levantó la mano. “¿Están de acuerdo con el timing y la velocidad?“. Otra vez, todos levantaron la mano. “Cuando pregunté por la metodología, empezó a haber más conversación. Y, cuando pregunté por los efectos, la sensación ya no es tan generalizada“, explica.
“¿Qué significa esto? Que hay una sensación de que las cosas van a andar mejor. Pero, también, una mirada clara de que no están bien“, resume.
Según De Felipe, la economía argentina tal vez enfrente un punto de inflexión. “Hay varios indicadores: primer presidente economista; primera explosión de los grandes partidos hegemónicos, que, pese al distinto signo, fueron colectivistas. Y llega alguien con ficha limpia, sin tradición partidaria, que rompe con eso y dice: ‘Voy a ajustar’, que era palabra tabú. Le apunta al déficit fiscal y está fijo con eso“.
Eso, por supuesto, tiene costo inmediato. “Cuando vendés bienes durables, si caés 30 o 40 por ciento, es soportable. Pero, cuando te cae la venta en negocios como el retail, en los que la utilidad es más chica (3 o 4 por ciento), quedás fusilado. Hay gente que está convencida pero sufre. El tema es cuánto durará, si el proceso se sostiene“, amplía.
Motosierra y licuadora hicieron trizas el consumo. En el primer bimestre, último dato disponible del Indec al cierre de esta edición (N.d.R.: la de mayo), las ventas de supermercados cayeron un 12,7 por ciento y, en shoppings, el 18,5 por ciento.
“Nosotros no controlamos precios, sino conductas“, expresó públicamente Luis Caputo, como si quisiera limpiarse alguna mancha de morenismo. El Ministro de Economía salió victorioso de su batalla contra las prepagas. “Se cartelizaron. Y lo sabemos“, dicen en la Quinta de Olivos, para justificar el topeo en los aumentos (pese a que el DNU había liberado el mercado de medicina privada).
No fue la única contradicción entre teoría y práctica liberal. Los saltos inflacionarios de diciembre y enero -25,5 y 20,6 por ciento- llevaron a Caputo a citar un concepto heterodoxo: “formadores de precios“. Amenazó con apertura de importaciones, forjó acuerdos por 60 días y hasta se cruzó en con el cafetero Martín Cabrales por el valor de sus productos.
Tampoco se trató del único (mal) sabor del encuentro en el Palacio de Hacienda. “Tienen que eliminar promociones“, intimó “Toto” a alimenticias y fabricantes de consumo masivo. El Ministro quería revertir pricings hechos con un dólar muy por encima del oficial y que, por las ofertas, no reflejaban el valor real que la gente pagaba pero sí influían en el índice de inflación. “El problema es la caída del consumo y lo que suben nuestros costos“, lo cruzó el número uno de una de las mayores empresas de bebidas.
Hubo cortocircuitos con otros CEOs. “El déficit cero es innegociable“, repitió ante cada reclamo del sector eléctrico. El sistema ya había entrado en alerta roja porque el Tesoro dejó de girarle fondos a Cammesa, que, en consecuencia, no pagaba por la generación y el transporte de la energía. “Disculpame, ‘Toto’. Con todo respeto: si no se pagan compromisos, no es superávit sino default“, se le animó uno de los presentes, ideológicamente afín al Gobierno pero muy crítico de su “fundamentalismo ciego, que los lleva a equivocarse“.
La posibilidad cierta de interrupciones en las entregas de electricidad al sistema llevaron a Caputo, el “Messi de las Finanzas“, a hacer su gambeta favorita: al cierre de esta edición, ofreció un bono para saldar la mitad de los US$ 1200 millones adeudados. (N.d.R.: después de un primer férreo rechazo, todas las generadoras terminaron aceptándolo).
Forjados al rigor de la banca de inversión, buena parte del superávit financiero que consiguieron los granaderos económicos del Presidente –Caputo, Pablo Quirno (Secretario de Finanzas), Santiago Bausili (presidente del BCRA) y Vladimir Werning (vice)-, por ahora, fue cash management. Es decir, pisar la caja: “No hay plata“. El mercado espera que, en los próximos meses, se avance hacia un ajuste estructural, sustentable. El Gobierno también.
“El primer paso es salir del embrollo, sacarnos de encima el impuesto inflacionario. Después, vendrán levantar el cepo y las grandes reformas: laboral, tributaria y previsional“, traza la hoja de ruta un hombre del Presidente. ¿Cuán cerca se está la salida del cepo? En la Casa Rosada, creen que, por el nivel de recuperación de reservas, la proyección de ingreso de dólares y la reducción de la brecha, ya están dadas las condiciones. “Pero, todavía, hay algunos riesgos, que se aplacan sólo con billetes. Y nosotros no tomamos riesgos“, responden. De allí, las gestiones por conseguir los mentados US$ 15.000 millones de fondos soberanos, menos “burocráticos” que los organismos multilaterales, los definen en Balcarce 50.
“Todos los días, el Banco Central modifica normas en pos de la liberación del cepo. Algunas imperceptibles; otras, más relevantes“, apuntan. Confían que en que, atraídas por sectores claves –minería (litio), energía, agro, economía del conocimiento-, una vez que se levante esa tranquera, habrá llegada masiva de inversiones en “la nueva Meca de Occidente, la Roma del Siglo XXI“, como Milei promovió a la Argentina en el foro del Instituto Milken, de Los Ángeles. “La ventana de oportunidades para nuestra nueva fiebre del oro es hoy, no es eterna. Por eso, le digo también a los empresarios argentinos: no se duerman en sus laureles. Porque encontrarán que hay actores de afuera con más capital y mayor capacidad de asumir riesgos dispuestos a hacer las inversiones que el país necesita“, invitó el Presidente. “Recomiendo invertir en la Argentina“, posteó Musk en su red social, minutos después de una nueva selfie con el Libertario.
¿Mesías o falso profeta?
En “Dinero y poder” (Edhasa, 2019), Marcos Novaro describió la compleja relación entre políticos y empresarios en la Argentina. Catalogó de difícil el vínculo con los K y de desilusión con Mauricio Macri. ¿Es Milei el Mesías que esperó el establishment? ¿O un falso profeta?
“Milei tiene el apoyo, sobre todo, de un sector: el empresariado joven y tecnológico“, responde Novaro, sociólogo, doctor en Filosofía (UBA) y panelista del canal de noticias TN. No es el único respaldo, aclara. “Los empresarios grandes, que tienen espaldas para aguantar, son optimistas“, agrega.
La música celestial para unos son versos satánicos para otros. “Don’t pick the winners“, el dogma de Milei para negar políticas sectoriales. Así como la Asociación Empresaria de Argentina (AEA) manifestó un apoyo explícito al rumbo del Gobierno, la Unión Industrial Argentina (UIA) reclamó medidas “urgentes” para “sostener la demanda”. También la Cámara de la Construcción alertó por el “estado de emergencia” de su sector: la eliminación de la obra pública puso en riesgo a 1400 empresas y 200.000 empleos, advirtió.
Novaro diferencia las naturalezas de las cámaras: “Las entidades políticas tienen más facilidad para apoyar programas que suponen costos. En las entidades gremiales, los costos se pagan. Y esos son los sectores que están en aprietos hoy“.
Milei, observa Novaro, promueve el autoflagelo. “‘Vamos a castigarnos porque hemos pecado’. Esto funciona de un modo muy útil para sostener el esfuerzo del ajuste. Si no, no se entiende que el 50 por ciento de la gente esté de acuerdo con que se bajen sueldos, jubilaciones, caiga el consumo… Estamos en un largo ciclo de pagar culpas y Milei viene a decirnos: ‘Las van a pagar más que antes pero, ahora, con un sentido porque esto termina bien’“, contextualiza.
Para él, eso es positivo. “En especial, para muchos empresarios que vienen perdiendo negocios o achicándose, con empresas que valen cada vez menos. Ahí, también, hay un algo de autocrítica: hicieron negocios de un modo que terminó alimentando el Estado gigante, deficiente y parasitario del que hoy se quejan. ‘La casta también fuimos nosotros’“.
Sin embargo, Novaro no cree que haya una fascinación generalizada. Presente en la cena de la Fundación Libertad, la del stand-up de burlas, destratos e imitaciones, cuenta que se impresionó con las caras de incomodidad de los comensales a medida que el León rugía. “Hay muchos a quienes no les gusta: saben que es alguien que está ahí y, si no le salen las cosas, todo podría ser peor“. Contrasta con la cena del año anterior, con ovaciones a Mauricio Macri y Patricia Bullrich. “Ahora, no ovacionaron a Milei. Tiene apoyo y lo van a bancar, un poco, a pesar de él“.
En cierta forma, le recuerda a Néstor Kirchner. “Terminó anestesiando las críticas a su estilo (que terminó siendo algo mucho más profundo que su estilo) con un éxito espectacular“. Duda que Milei lo tenga. “Su punto de partida es débil. No tiene la solidaridad, material ni simbólica, del peronismo“. Esa fragilidad política -y una vuelta del populismo ante su eventual fracaso- es la mayor incógnita, hoy, en las ecuaciones de inversión.
En abril, el índice de confianza en el Gobierno (ICG) de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT) se retrajo 4,4 por ciento contra el de marzo. Elaborado por Poliarquía, arroja que Milei está por debajo de Mauricio Macri (9,9 por ciento menor) y Alberto Fernández (25,4 por ciento) a las mismas alturas de sus gestiones. Opina Argentina, la consultora de Facundo Nejamkis, relevó que la imagen negativa del Presidente (50 por ciento) superaba a la positiva (49). Reflejó que el 48 por ciento le atribuye el mal momento económico al actual Gobierno. Para el 51, es culpa del anterior.
Esa percepción de que Milei está desactivando la bomba que plantaron otros fundamenta el apoyo que muestran otras encuestas. En sus redes, Milei difundió dos. Una, de Opinaia, que muestra una recuperación de 2 puntos, al 53 por ciento, de su imagen positiva el mes pasado (N.d.R.: abril). La otra, de Aresco (Federico Aurelio), que le da una intención de voto superior al 52 por ciento en las legislativas del año próximo, contra un peronismo que roza los 38 puntos.
El ajuste tiene mucho más respaldo entre trabajadores privados y autónomos que entre aquellos cuyo ingreso depende del Estado, muestra otro relevamiento que hizo difundir el Gobierno en redes.
Hasta en el propio Gobierno se sorprenden. “Si, habiendo destrozado salarios como hicimos, nos decían que teníamos 45 por ciento, firmaba“, admiten. “La sociedad está aguantando esto. Aprovechémoslo“, dijo Caputo en la Bolsa de Comercio. En este sentido, Novaro le reconoce una condición al Presidente. “Eso de ‘genio loco’ supone que se animará a hacer cosas que los racionales y prudentes no harían. Ese es el lado positivo de su locura y algunos lo compran“.
Milei suele decir que, si llegó a Presidente, es por lo mal que hicieron las cosas otros. “Es una carambola a tres bandas. Las Fuerzas del Cielo lo permitieron“.
“Si lo criticaban a Moisés, a mí me pueden decir de todo y lo tengo más que merecido“, confesó en Bariloche, ante la sonriente devoción de su grey. No fue su único rapto de honestidad brutal. Bilardista “hasta la médula, como toda persona de bien” (sic), recordó que siempre mandan los resultados. En términos bíblicos: la fe mueve montañas pero es sólo por los frutos que se reconoce a un árbol. “Ustedes me pueden tener mucha estima. Pero creerme tanto… hasta sería peligroso“, ironizó.
(La versión original de esta nota se publicó en el número 365 de la revista Apertura, correspondiente a mayo de 2024)
Fuente El Cronista