El culebrón llegó a su fin. La renovación de Sergio Ramos era el último fleco pendiente que el Sevilla FC arrastraba de la temporada pasada. Tras consumarse el cambio de entrenador, atar a Jesús Navas y despedir a los no renovados, la única incógnita que seguía viva era la decisión que tomaría el central sevillano. Una respuesta que se ha dilatado en el tiempo y, precisamente por esto, ya se daba por hecho cuál iba a ser el desenlace. Así, ayer Ramos dijo ‘no’ al Sevilla y los caminos volverán a separarse sólo una temporada después.
Un adiós que deja al sevillismo dividido entre los que no le han querido nunca de vuelta y los que le han elevado a ídolo este curso. Su marcha sólo una temporada después de su regreso ha hecho mella en Nervión, puesto que el club confiaba en que el jugador aceptara su propuesta para construir un nuevo equipo en torno a su figura. La idea era la de convertirle, junto a Navas, en un estandarte que inspirase a los jóvenes que lleguen. Un proyecto que no ha terminado de convencer a Ramos, el cual llegó el pasado septiembre a un equipo que disputaba la Champions League y, ahora, tendría que afrontar un curso en el dique seco.
Las ambiciones del central sevillano, acostumbrado a estar siempre en la élite, pasaban por volver a la liga española y hacer una temporada destacable. Un rendimiento propicio para que, incluso, Luis de la Fuente pensara en él de cara a la Eurocopa 2024. Sin embargo, la campaña sevillista ha sido extremadamente amarga y el camero, a pesar de ser uno de los jugadores con más minutos en su haber, elevó su nivel en la segunda vuelta. Una mejoría que coincidió con la llegada de Quique Sánchez Flores al banquillo y la imposición de un sistema de tres centrales pragmático. A partir de ahí, el camero ofreció la mejor versión que un veterano puede ofrecer. No en vano, ha llegado a meter siete goles entre todas las competiciones y su físico le ha permitido acumular más de 3.300 minutos en 37 partidos a sus 38 años.
Subida salarial
Este rendimiento, junto a todo lo que aporta en el vestuario como líder, convenció al Sevilla para hacerle una propuesta de renovación. Las primeras intenciones eran de mantenerle las condiciones de esta temporada, pero el camero pidió un aumento de sueldo y objetivos deportivos más ambiciosos. Cabe recordar que Ramos aceptó cobrar un millón de euros netos por temporada, siendo uno de los sueldos más bajos del vestuario. Y es que el defensa esperó al Sevilla más allá del cierre del pasado mercado de verano, declarando que aceptaría las condiciones que le impusieran con tal de volver al club en el que se formó como profesional. Dicho y hecho, no sólo aceptó tener uno de los sueldos más bajos, sino que además transigió con el contrato de sólo un año de duración. Aunque, visto lo visto, a él le interesaba tanto como al club que el compromiso no fuera demasiado largo. Así, Ramos llegó al Sánchez-Pizjuán agachando la cabeza y entonando el ‘mea culpa’, besando el escudo y enjugándose las lágrimas.
Meses después, el cuento cambió. Rápidamente, el exmadridista cogió la sartén por el mango y se erigió como uno de los capitanes del Sevilla. Brazalete en brazo, dirigió el vestuario y convenció a todos sus compañeros. Con este trabajo hecho y consciente de la debilidad de la entidad, pidió más garantías para seguir en el proyecto. Garantías que, todo el que esté en el mundo, sabía que no se iban a poder cumplir. Aun así, el Sevilla hizo números y subió su apuesta. Un salario de unos tres millones de euros brutos por temporada y el ya archiconocido ‘contrato vitalicio’ que se fraguó en la propia finca del camero. Una charla que el propio José María del Nido Carrasco desveló durante la rueda de prensa previa a la renovación de Jesús Navas. Ramos mantuvo silencio durante toda la crisis que provocó el anuncio del amago de despedida del palaciego. Un asunto que terminó resolviéndose en 48 horas con la firma de una renovación vitalicia. El dirigente sevillista aseguró que esa misma oferta había sido puesta sobre la mesa del camero.
Tras esto, Sergio se fue de vacaciones y siguió guardando silencio. En las últimas semanas, el Sevilla ha intentado contactar con él para zanjar el asunto de forma infructuosa. Los continuos rumores sobre ofertas golosas de la MLS han seguido cogiendo fuerza y su último viaje ha sido, precisamente, a Estados Unidos. El sevillano visitó Dallas para disfrutar de las Finales de la NBA acompañado de su hijo. Otra miguita más de pan sobre su posible futuro inmediato.
Fue ayer lunes cuando el jugador comunicó al Sevilla su decisión de no renovar. Dentro del club el cuerpo ya estaba hecho, así que hoy le organizan un acto de despedida, que será presidida por Del Nido Carrasco. Una decisión controvertida, teniendo en cuenta el estado en el que esta negociación ha dejado ya a la de por sí maltrecha imagen del club. La sensación que impera es la de debilidad por parte de una entidad que persigue recomponerse.
Fuente ABC