LA HABANA, Cuba. – El periódico Juventud Rebelde, el pasado 11 de junio, informó acerca de un encuentro que el gobernante cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, sostuvo con jóvenes estadounidenses que forman parte de la Brigada “Let Cuba Live”, quienes durante varios días visitaron la Isla.
El heredero de los Castro no dudó en echar mano a los gastados argumentos con los que la maquinaria del poder justifica sus políticas, con el objetivo, entre otras cosas, de reafirmar el apoyo que el castrismo recibe de sus incondicionales. Tal vez considerando que muchos de esos jóvenes habrían participado en las jornadas de apoyo a Palestina en las universidades de su país, Díaz-Canel les habló con la convicción de quien conversa con aliados que admiten falacias históricas y torcidas interpretaciones de la realidad.
Así, ante la preocupación de los jóvenes por saber cómo ha ido evolucionando la Revolución Cubana en estos más de 60 años en el poder, el gobernante realizó un extenso rodeo histórico para llegar a la misma conclusión que tantas veces expuso Fidel Castro: “La Revolución Cubana es una sola, desde los mambises hasta hoy”.
Se trata de una especie de teleología que utilizan los gobernantes cubanos para otorgar legitimidad a su régimen, pero que no resiste el más mínimo análisis objetivo de la historia. No es posible hallar ningún vínculo entre la ideología liberal de nuestros mambises, plasmada en las tres constituciones de las dos contiendas independentistas (Guáimaro, Jimaguayú y La Yaya), con el accionar comunista de los que hoy detentan el poder en la Isla.
La segunda mentira expresada por el señor Díaz-Canel sobrevino cuando aseveró que “las revoluciones pueden dar el ejemplo, pero no pueden ser exportadas, porque las revoluciones las hacen los pueblos”. Claro, el ahora presidente designado era apenas un niño en los años 60, cuando el castrismo pretendía que todos los países de América Latina se convirtieran en otra Cuba.
No obstante, imaginamos que haya recibido algunas lecciones de Historia, y sepa de las andanzas de Jorge Ricardo Masetti ―“el comandante segundo”, porque el calificativo de “primero” quedaba reservado para el Che Guevara cuando se incorporara a ese grupo guerrillero― en la selva argentina de Salta, episodio en el que estuvo involucrado Abelardo Colomé Ibarra (Furry), que después sería ministro del Interior del régimen cubano.
O que también esté al tanto de los sucesos acaecidos en la región venezolana de Machurucuto en 1967, cuando el ejército de ese país neutralizó un intento guerrillero, que contó con la participación de varios cubanos, entre ellos Ulises Rosales del Toro, Raúl Menéndez Tomassevich y Antonio Briones Montoto, quien resultó fallecido en esas acciones.
Igualmente, no debe de desconocer Díaz-Canel el intento de Francisco Caamaño de establecer un núcleo guerrillero en las montañas de República Dominicana en el año 1973. Un grupo que tuvo a Cuba como su retaguardia, pues aquí recibieron entrenamiento, y de aquí partieron para su fracasada misión.
Y qué decir de la malograda aventura boliviana del Che Guevara, que tuvo de protagonistas a casi una decena de militares cubanos, incluso a algunos de rango político en la Isla, como Vitalio Acuña, Eliseo Reyes y Antonio Sánchez Díaz (Pinares), todos miembros del Comité Central del gobernante Partido Comunista de Cuba.
A estas alturas de la conversación apareció el inevitable tema de la invasión de Rusia a Ucrania, ocasión que aprovechó Díaz-Canel para colocar su tercera mentira. Dejó entrever que la causa del conflicto era el cerco que la OTAN había establecido en torno a Rusia. En realidad son notorios los ridículos que hacen los dirigentes cubanos cada vez que justifican al Kremlin en tribunas y foros internacionales.
¿Acaso no bastan las dos condenas de la Asamblea General de la ONU por la invasión y la posterior anexión de territorios ucranianos? ¿No significan nada las sanciones que las Federaciones Internacionales de los distintos deportes mantienen contra los atletas rusos, incluyendo la negativa de que participen en las Olimpiadas de París 2024 utilizando el nombre y la bandera de su país? Por supuesto que el mandatario nada les dijo a los jóvenes estadounidenses que Cuba está atada geopolíticamente a los designios de Moscú, y debe actuar y pronunciarse como un peón de los rusos.
El artículo publicado por Juventud Rebelde especifica que los jóvenes del vecino país también conversaron “de todos los temas” con los cubanos y las cubanas. No dudamos de que en esas pláticas hayan aprendido más de la realidad cubana que lo oído de boca de Díaz-Canel.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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Fuente Cubanet.org