Según el Índice de Confianza en el Gobierno de la Universidad Di Tella, el Gobierno volvió a bajar su imagen en julio por segundo mes consecutivo. Pero ese no es el dato más importante. Los tres ítems más relevantes son: 1) desde que arrancó la administración de Javier Milei solo en mayo pasado ascendió, el resto del tiempo fue en descenso; 2) el nuevo gobierno perdió el 17 % de su capital inicial –medido en diciembre cuando recién asumió- y 3) como también sucedió con las gestiones antecedentes, de los 5 indicadores que componen el índice, el que recoge la evaluación menos favorable es “evolución general de gobierno”, es decir, el nivel de aprobación general (2.05 sobre 5). Esto significa que no está mal teniendo en cuenta el tamaño del ajuste que viene realizando, pero tampoco es la panacea universal.
Las noticias económicas siguen siendo dispares. El Indec confirmó que en mayo hubo crecimiento económico, pero junio vino mal. La recaudación impositiva del mes pasado tuvo tendencia negativa, tanto interanual como intermensual (¿el impuesto País vino para quedarse?). Los patentamientos de automotores repuntaron en motos y camiones, pero bajaron en los otros rubros, como maquinaria agrícola (el campo “no la ve”). Julio (no Iglesias) se advierte con mala tendencia para los supermercados. El riesgo país llega a su nivel más alto de los últimos 4 meses (los mercados tampoco la ven). El mes pasado el Banco Central había terminado en déficit en la compra – venta de dólares. En lo que va de este mes, tiene un muy pequeño superávit. Dentro de la precariedad, la turbulencia es manejable.
Toto se convierte en la “estrella” del momento tratando de llevar tranquilidad. Que el impuesto País bajará en septiembre, que desaparecerá en enero, y aflojó alguito el cepo. Eso sí muchachos: a sacar los dólares del colchón así me pagan los impuestos, ¡no se olviden eh! Si no, dónde iremos a parar si se apaga Balderrama (mejor dicho, el superávit fiscal). ¿Lo reemplazará “el coloso” en el rol protagónico con el film “Motosierra recargada”?
¿Cuál es la lógica detrás de la movida de bajar la inflación a costa de mantener la recesión y perder reservas? El gobierno tiene en la cabeza lo que sucedió en 1995 cuando, con un desempleo del 18.6 % pero con estabilidad, la gente votó ampliamente la reelección de Menem. Entienden que bajar la inflación genera consenso social, y que la recesión y el desempleo afectan a algunos segmentos, pero no al conjunto social. ¿Tendrán razón? El mundo y la Argentina no son los mismos de hace 30 años atrás: “cambia, todo cambia” (seguimos con la Negra Sosa).
La otra que viene recargada es la nueva SIDE. Parece que la billetera no solo estará abierta para Capital Humano. Esto va de la mano con una candidatura del “juez que lija”, quien avanza en sus apoyos en el Senado, los cuales serían transversales. ¿Lijo sería algo así como una “política de Estado” en la que las grandes mayorías se ponen de acuerdo? Es posible. Al menos en Comodoro Py la pregunta que muchos jueces y fiscales le hacen a quienes se interesan por el trámite de una causa es “¿cómo te llevás con Ariel?”. Quizá la nueva agencia de inteligencia debería llamarse SIDEPY.
Aunque no se note, otra billetera abierta es la de obras públicas, ¡como con Néstor y Cristina! Hay peregrinación de gobernadores, intendentes y legisladores que, depende de cómo se porten políticamente, se abre o no “la cajita feliz”. La imaginación estuvo a pleno durante el trámite de la Ley Bases. Los mendicantes sospechan que en la cuenta corriente hay bastante más oxígeno de lo que el ministro de economía dice.
En esta semana operística tuvimos a Toto de protagonista y la que sigue dando que hablar es la soprano Villarruel. Mantiene una agenda propia, forzando los límites de la paciencia presidencial. ¿Eso le sirve para algo políticamente? Es muy relativo. Si las “mileinomics” salen bien, la vice no tendrá mucho espacio en la obra. Y si le sale mal, ¿por qué debería beneficiarse Viky? Ella, además de imagen positiva ¿tiene votos? Es algo imposible de saber hasta que no se la pruebe en la cancha. En caso que llegase a haber una crisis institucional que lo arroje a “jamoncito” del poder ¿ella será la garantía de subordinación y valor para la constelación de poder en la Argentina? Deberá tener más subordinación que valor…
Como no le sobran amigos, el león hizo “sana sana” con el calabrés y le otorgó tres gracias: 1) el arreglo con el gobierno porteño por la disputa sobre los fondos que le quitó Alberto –el repudiado por Maduro– 2) la designación del subsecretario de deportes, y 3) trascendidos amigables de que pueden ir en alianza el año que viene con Mauricio a la cabeza en CABA (lo que implicaría desactivar a Patricia). A veces da la impresión que Javier y Karina juegan al “policía bueno y policía malo” respectivamente con el líder amarillo. Macri, por las dudas, la sigue limando a la ministra de seguridad.
Y hablando de calabreses y vendettas, el otro que quedo prácticamente sin poder interno es el pelado. No solo le están desarmando sus fructíferas decisiones, sino que además se está quedando sin tropa, como Maquiavelli que era su mano derecha histórica. El primo Jorge, con razón o no, rechaza todo lo que sea de Horacio. Vaciado de poder y de negocios, su futuro luce complicado, salvo que reciba “a little help from my friends” desde afuera del Pro.
Antes de concluir, hay que mirar con mucha atención las repercusiones políticas del caso Loan, porque los buitres están dando vueltas sobre la cabeza del gobernador Valdés, quien no tiene reelección y está distanciado de su ex mentor y antecesor, Ricardo Colombi.
“Una noche en la ópera” es una deliciosa y desopilante película de los hermanos Marx, en donde Groucho se hace pasar por un manager artístico y contrata a un joven cantante desconocido, al que intentará llevar al éxito. Nada que ver con la dramática Carmen -que tiene como protagonista a una gitana volátil en amores- a la que el presidente llevó a ver a Yuyito en otra noche en la ópera.
Fuente Periodico Tribuna