“No me gusta que me trates de boludo y que digas que mi gestión es horrible”, le respondió Javier Milei a Mauricio Macri cuando éste le había dicho que estaba harto de las operaciones y del esmerilamiento constante que realiza Santiago Caputo sobre su figura.
Así de franco y directo fue el diálogo que mantuvieron el presidente en actividad con uno de sus sucesores preferidos (el otro es Carlos Menem) durante casi dos horas en las que Milei, como suele hacer con el resto, no quiso hablar mucho de política ni de gestión.
Mauricio Macri le quería avisar cara a cara sobre el relanzamiento del PRO y el mensaje que iba a realizar, similar al que finalmente dio. Al parecer, resultó mejor de lo que preveía para el expresidente porque eso motivó que Santiago Caputo, el jefe del gobierno de Milei, tuviera que romper el silencio y decir que lo respetaba mucho, a pesar que el presidente del PRO crea exactamente lo contrario.
En el mundo libertario subsiste la idea de regenerar un nuevo peronismo comandado por Milei. Para eso trabajan afanosamente los primos Menem, Eduardo y Lule, aunque, como dijo alguien que los conoce bien, sus habilidades distan muchísimo que le lleguen a un pulgar de lo que tenía Carlos Menem, a quien el presidente quiere emparentarse con la patilla, el desenfado y Yuyito González.
Además de pelearse con Macri, Santiago Caputo también se divierte irritando a los propios. Días atrás se reunió, en su despacho, con Joaquín De la Torre, cuyo hermano Pablo fue echado del gobierno por la ministra Sandra Pettovello. Además de contener al senador de San Miguel, el mensaje tuvo como directa destinataria a la funcionaria que nunca se la ve sentada donde sí estuvo De la Torre.
Varias encuestas han reflejado un incipiente pero constante aumento del porcentaje crítico al gobierno y a la figura de Javier Milei proveniente de los sectores medios que históricamente se alineaban con Juntos por el Cambio. Quizás por eso la necesidad de Caputo de contener a De la Torre y, con sus declaraciones, a Macri.
Mientras el senador bonaerense se debate qué hacer en el futuro, La Cámpora ya está planeando algo sobre ese municipio y es factible que el antiguo concejal de Hurlingham y actual diputado provincial, Martín Rodríguez blanquee su nuevo domicilio en San Miguel para competir por la intendencia. A los seguidores de Máximo Kirchner no les preocupa mucho la idea libertaria de ir por una porción del peronismo que ellos no contienen.
El kirchnerismo peronista lo ha detectado, también, que “la paciencia que era de un año o dos con tal de que no vuelvan” bajó tenuemente. Tal cual lo reconoció uno de los intendentes más votados elección tras elección, “es al pedo salir a decir algo en estos momentos. No podemos aparecer que empujamos al presidente por más que veamos el desastre”.
A diferencia de hace dos décadas, cuando en la Provincia de Buenos Aires aparecieron repentinos saqueos que se sofocaron extrañamente en 48 horas, a pesar de las muertes que se sucedieron en las manifestaciones del 19 de diciembre en Capital Federal y el interior del país, en esta ocasión no hay ningún referente opositor en condiciones de “parar la bronca” y “ponerse a gobernar al otro día”, como lo hizo, luego de la semana de los cinco presidentes, Eduardo Duhalde.
Ese rol algunos lo piden para Axel Kicillof, que, indudablemente, no lo siente. Él gobierna, administra y ejecuta, pero no conduce ni ejerce premios y castigos con los propios como lo hacía Duhalde con su propia tropa. Esa distancia con “la política”, casi igual que la de Javier Milei, genera impaciencia en un territorio en el que debe compartir el poder con 135 mini gobernadores como lo son los intendentes.
Esta semana, además, tuvo que comprobar lo que todos le advertían. Que Milei había decidido mandar la planta de GNL a Río Negro. Kicillof lo dijo en la conferencia de prensa del miércoles: “Fue una decisión política, no técnica”. Esto fue así, pero también sucedió porque durante más de un mes deambuló entre adherir o no al régimen especial para grandes inversiones, RIGI, que pedía el gobierno nacional.
En el mundo libertario subsiste la idea de regenerar un nuevo peronismo comandado por Milei. Para eso trabajan afanosamente los primos Menem, Eduardo y Lule.
Alberto “el tarotista” Weretilnek sí lo hizo. Lo de “tarotista” no tiene nada más que ver con algo que lo convoca y lo atrae, como el mensaje de las cartas. Algo de eso habrá visto para modificar su primera impresión sobre el gobierno de Javier Milei e ir rápidamente hacia la firma del Pacto de Mayo y la adhesión al régimen de grandes inversiones. Esa decisión, más la furia que le despierta Kicillof a Milei, hicieron el combo perfecto para que YPF tomara la decisión, apoyada en cuestiones técnicas y económicas, para que la buena parte de la multimillonaria inversión del GNL fuera hasta Punta Colorada, en Río Negro.
Tampoco fue esta una semana cómoda para Máximo y Cristina Kirchner, quienes debieron asumir, con dolor, que en Venezuela hubo fraude y es una dictadura. Si bien no lo dijeron de esta forma, el solo hecho de haber exigido la aparición de las actas de escrutinio y exigir que el gobierno bolivariano garantice la paz social es mucho más de lo que la mayoría de los analistas esperaban hasta hace poco tiempo atrás.
Si bien ninguno de los dos dijo nada, el bloque de la Cámara de Diputados que los representa sí lo hizo, aunque en esto Sergio Massa les sacó la ventaja. El Frente Renovador emitió un comunicado muchísimo más duro donde sí dijo taxativamente que Nicolás Maduro es un dictador.
Por fuera del radar, los intendentes volvieron a la carga con la modificación de la ley que los inhabilitaba para una reelección más. Dicen que Kicillof las necesitará para su proyecto presidencial de 2027 y traccionar, así, los votos bonaerenses. “El quilombo dura una semana y listo”, expresaba otro intendente como si tratara de explicar cuánto duele sacarse una muela.
Fuente El Cronista