Con el nombre “Liceos Militares 2030”, el gobierno de Javier Milei estableció una serie de medidas y dio marcha atrás con el “Plan Liceos 2010” que había instaurado la administración de Cristina Kirchner. A través de las diferentes reformas a los liceos implantadas durante las gestiones peronistas, según sostienen en el Gobierno, los liceos militares habían perdido algunas de sus características propias que los diferencian de las instituciones educativas tradicionales.
El ministro de Defensa, Luis Petri, firmó la resolución 795/2024. Allí se cuestiona que la llamada “democratización de los liceos” había tenido una visión sesgada y había interpretado erróneamente normas como la Convención de los Derechos del Niño.
Desde la cartera conducida por el dirigente mendocino explican que aquellas resoluciones impulsadas por el kirchnerismo “generaban confusión sobre el marco normativo y el funcionamiento de los liceos militares”, y que atacaban “su esencia e imponían una visión sesgada sobre su finalidad como institutos de formación militar de personal de la reserva”.
Claudio Salaberry, director nacional de formación del Ministerio de Defensa, explica en diálogo con El Cronista que “con el concepto de la democratización de los liceos se trató de transformarlos en un colegio secundario más con un barniz militar”. Según su visión, han devuelto libertad de acción a las fuerzas, que son las responsables de la formación de los cadetes.
En esa línea, sostiene que desde el ministerio se comprometieron a brindar los lineamientos de la política educativa. En particular, explica que proponen dos nuevas especialidades: piloto de drones y de ciberseguridad, debido a que en ambos casos existe “proyección en la vida civil. Porque los liceos no están pensados para formar militares, sino para formar ciudadanos comprometidos con los valores tradicionales de Argentina, como el respeto por la constitución, la libertad, la responsabilidad y la honestidad”.
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Uno de los puntos concretos más sobresalientes de la resolución es el regreso de las prácticas de tiro, que se habían eliminado para los alumnos de primer y segundo año.
Sobre este tema, Salaberry detalla que hasta cuarto año se realizará tiro deportivo y que luego, cuando adquieren estado militar, sí utilizarán armas de dotación de las fuerzas “para adquirir las competencias que tiene que tener un militar”. En esa línea, sostiene que “eso siempre se hizo de esta manera, estamos recuperando la esencia que tenían esos liceos”.
Agustín Rossi, exministro de Defensa entre 2013 y 2015 y entre 2019 y 2021, explica que el plan que desarrollaron incluía los simuladores en vez de armas, lo que generaba un ahorro de dinero. “Esta idea que tienen parte de que el ser militar empieza y termina en una pistola. Hay formación, estrategia, planeamiento”, sostiene. En este sentido, compara con lo que sucede en una escuela técnica, en donde “los alumnos de primer año no manejan un torno mecánico, se hace más adelante en el proceso educativo. Con las armas pasa lo mismo”.
El excandidato a vicepresidente por Unión por la Patria añade otra cuestión relativa a los liceos, que es la baja proporción de estudiantes que luego se incorpora a las fuerzas. “Solo un porcentaje mínimo, en algunos casos no llega al 2% de los egresados, sigue la carrera militar. Como forma de reclutamiento, de incentivo para jóvenes que se incorporen a las fuerzas armadas, es un fracaso”, detalla.
Sobre este punto disiente Salaberry, ya que asegura que “los liceos son efectivos, porque la función no es formar militares sino ciudadanos que tengan la capacidad de armarse para la defensa de la Nación. Buscamos formar ciudadanos con valores que puedan responder a las exigencias planteadas en la Constitución”.
Actualmente, en la Argentina existen nueve liceos militares. Seis pertenecen al Ejército, y están en las ciudades de Villa Ballester, Córdoba, Mendoza, Santa Fe, Comodoro Rivadavia y San Miguel de Tucumán. Dos son navales: los de Vicente López y Posadas. El restante es aeronáutico y se encuentra en la ciudad de Funes, en las afueras de Rosario. Allí estuvo el ministro Petri esta semana.
Otro de los temas analizados en la “contrarreforma” actual es el espiritual. Hasta 2010, los cadetes recibían educación religiosa católica. Desde el ministerio aseguran que, por el momento, “no está en análisis” que se vuelva a instaurar, aunque aseguran que nunca dejó de existir asistencia espiritual a través de los capellanes, que tienen servicio pastoral en todos los liceos y unidades militares.
Sobre este punto, Salaberry explica que “era una formación en valores desde una óptica de la Iglesia católica, que es la que adopta el Estado argentino. Por eso en todas las unidades hay un capellán”. Sin embargo, asegura que no “no vamos a volver a poner la materia de formación religiosa, porque indudablemente la sociedad hoy tiene una amplitud de religiones”.
Hacia el futuro, desde Defensa aseguran que tratarán de fortalece los actuales liceos, y que por el momento no está previsto abrir alguno nuevo. También plantean que estas medidas van en línea con robustecer “los mecanismos institucionales de los liceos y dan previsibilidad a los padres sobre qué esperar de la educación y formación de sus hijos”.
Defensa, de vuelta al primer plano
En estos primeros meses de gestión, tanto el ministro Petri como las temáticas de Defensa han adquirido una relevancia que no tenían en el último tiempo. De hecho, el desfile militar, en donde tanto Javier Milei como Victoria Villarruel celebraron junto a las fuerzas constituyó en sí mismo un hecho político. Una apostilla: Rossi asegura que ese tanque al que se subieron lo repararon durante su gestión.
Sobre todo el regreso de la temática castrense a la primera plana del gobierno nacional, la politóloga Ana Iparraguirre analiza que la estrategia es racional por tres motivos. En primer lugar, porque “controla la agenda” e impone un tema de discusión. Por otro lado, porque “se diferencia de otros. Hace cosas en las que muestra que no es igual a todo lo que venía hasta ahora, y esa es la razón principal por la que la gente se queda con Milei”. Y, en tercer lugar, añade que “da voz a gente que durante mucho tiempo estuvo callada”. En este caso, aquellos que disfrutaron ver un desfile militar en la ciudad de Buenos Aires.
A estas cuestiones principales agrega otros dos puntos. Uno es que, además de la baja de la inflación, otro de los aspectos del gobierno valorados en la opinión pública tiene que ver con la seguridad. “Hay una sensación de que el tema está más bajo control. Si bien el tema seguridad doméstica y militares no es lo mismo, en la cabeza de la gente todo se mezcla un poco”, detalla. Y puntualmente sobre los liceos agrega que históricamente se vincularon a una educación tradicional y de excelencia, por lo que “puede haber un nexo con temas educativos” que también pueden ser valorados por un sector de la sociedad.
Fuente El Cronista