Dos semanas después de la tragedia, en las calles de la zona cero de las inundaciones sigue habiendo bomberos voluntarios de prácticamente todos los rincones de España achicando garajes, abriendo negocios, limpiando calles… Uno de los primeros equipos en llegar fueron los madrileños de Ericam (Emergencia y Respuesta Inmediata de la Comunidad de Madrid), una unidad creada en 2007 que al día siguiente de la riada ya contaba con 31 efectivos sobre el terreno.
Ese primer relevo fue muy duro incluso para profesionales como ellos, curtidos en terremotos como el de Haití, Lorca, Turquía y Marruecos: tuvieron que rescatar varios cadáveres de los escombros y el lodo y la población aún ni siquiera contaba con servicios básicos como agua y luz. Una semana después de la riada, el caos inicial había comenzado a amainar, pero el trabajo de estos bomberos y sanitarios seguía siendo igual de necesario. «Nosotros somos el segundo relevo que manda Madrid y somos unos 68 efectivos en la zona. Principalmente, nuestra labor consiste en revisar garajes para achicar agua, sacar a flote los vehículos y revisar si hay personas fallecidas. Ayer, lamentablemente, encontramos a un cuerpo», contaba la pasada semana Guillermo Gosalbo, oficial responsable de la Ericam en Valencia.
El equipo canino, por ejemplo, se quedó en casa tras ese primer relevo, pues sus perros de rescate están entrenados para actuar inmediatamente después de la emergencia y encontrar supervivientes. A los animales que rastrean cadáveres, apunta, se les entrena de otra forma.«Cada mañana tenemos una reunión con el oficial de enlace de Valencia y nos asignan las zonas en las que tenemos que operar, en los últimos días en Sedaví», detalla Gosalbo mientras dirige a varios compañeros a punto de entrar en un garaje aún inundado de un vecino. No es el único grupo de Ericam que trabaja en la zona: están divididos en cuatro equipos que operan simultáneamente, con sus reconocibles vehículos de Bomberos y Summa-112, en varias calles del mismo entorno.
La jornada de estos voluntarios en Valencia supera las doce horas diarias: empiezan a las 7 de la mañana y no acaban hasta las 21 horas. Achicar un garaje anegado, cuentan, puede llevarles cinco o seis horas, y eso trabajando con varias bombas. «Nuestro trabajo aquí es distinto al rescate tras un terremoto. Hacemos labores de bomberos como en Madrid: achique, búsqueda y rescate de personas, apertura de puertas, cortes de gas… Lo que haga falta», relatan los más veteranos aprovechando una pausa para comer. Algunos aún se sorprenden de ver «en el primer mundo» los montones de muebles llenos de lodo acumulándose en las calles. Cristina, una de las pocas bomberas del grupo, con una amplia experiencia en desastres internacionales, reconoce que el paisaje es como el que sucede a un temblor de tierra, «con la única diferencia de que aquí hay edificios en pie».
Cuando acaba este trabajo puerta a puerta, el contingente madrileño, al que se han sumado también bomberos de distintos parques de la Comunidad de Madrid, descansa en el colegio Blasco Ibáñez de Benetúser, donde no les ha faltado de nada, reconocen: «La gente ha sido increíble, solo han tenido palabras de agradecimiento para nosotros. La gente necesita soltar, en cuanto les escuchas…», asegura Gosalbo. Su equipo ya está en casa, pero el trabajo de Ericam sigue: más de 40 voluntarios entre bomberos y miembros del Summa-112 han recogido su testigo, a los que hay que sumar otros 39 efectivos de las Brigadas Forestales. Hasta el momento, la Comunidad de Madrid ha movilizado a 292 profesionales entre bomberos, rescatistas, médicos forenses, psicólogos, profesionales sanitarios de emergencias y de apoyo. madrid_dia_0703«En estos momentos tenemos aproximadamente 400 efectivos en Valencia.
La labor de los sanitarios cada vez va a tener una mayor importancia», explica Inma Sanz, vicealcaldesa y delegada de Emergencias y Seguridad de Madrid. En lo que tiene que ver con la recogida, ya está entrando mucho menos: «Así trasladamos lo que nos demandaban los Ayuntamientos de la zona, que era que se fuera redirigiendo esa ayuda hacia donaciones económicas. Hablamos de más de 1.000 toneladas que se han recogido este tiempo. Por nuestra parte, se han donado 700.000 mascarillas a Valencia. Vamos a seguir ayudando el tiempo que sea necesario y en todo lo que se nos pida. Parece que próximamente se nos puede solicitar algún personal más técnico, para apuntalamientos de edificios».
Fuente ABC