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Una empleada y su supervisora en la tienda Primark de Tarragona han sido despedidas tras un incidente que ha llegado hasta el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJCat). Según la sentencia, ambas fueron “cazadas” en una transacción en la que varios productos fueron registrados con precios más bajos de lo que correspondía, generando una pérdida considerable para la tienda. Cabe destacar que los nombres de las trabajadoras, Laura y Marta, son ficticios para proteger su identidad.
El suceso ocurrió el 15 de diciembre de 2022, cuando Laura, la empleada, se dirigió a la caja destinada a personas con movilidad reducida, cargando varias prendas. En esta caja se encontraba Marta, supervisora de la tienda, quien gestionó la compra de manera irregular.
Según el tribunal, Marta canceló una operación de 235 euros y después escaneó algunos productos de forma parcial, mientras que otros artículos se colocaron en bolsas sin pasar por la caja. Laura, la empleada, terminó pagando dos sumas menores, de 21 y 37 euros, por una cantidad de artículos mucho mayor. Ninguna de las transacciones se registró como “compra de empleado”, lo que fue una de las infracciones detectadas.
Marta, la supervisora, tampoco tenía autorización para realizar cobros en caja sin el permiso de un superior. Ambos despidos se justificaron por una “transgresión de la buena fe contractual”, ya que, según la tienda y el tribunal, las dos trabajadoras quebrantaron la confianza de la empresa al realizar este tipo de operaciones sin notificarlo a sus superiores ni pagar el valor real de los productos.
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Javier Melguizo
Laura intentó impugnar el despido alegando que se habían vulnerado sus derechos a la conciliación laboral, pero el tribunal desestimó esta petición. Los jueces también rechazaron su reclamación de indemnización, tras una revisión de las pruebas que incluían testimonios y grabaciones que, según el tribunal, confirmaban las irregularidades.
Esta sentencia refuerza la normativa sobre la fidelidad que los empleados deben mantener hacia la empresa. La transgresión de la buena fe contractual se considera un incumplimiento grave que, según el tribunal, justifica el despido disciplinario en estos casos. Recordamos una vez más que los nombres Laura y Marta son ficticios.
Fuente El Confidencial