La protección del imperio norteamericano a su industria nacional y la mejora de salarios de sus trabajadores, anunciada por Donald Trump, y los grandes subsidios industriales de los chinos para exportar con dumping, no parecen surtir efecto en el ultraliberal Javier Milei, que entrega a la Argentina a las importaciones como una colonia.
Milei sigue encerrado en su burbuja ideológica, la entelequia prehistórica del libre mercado exportada al mundo hace tres siglos por los ingleses (también con sus manufacturas fuertemente protegidas para introducir en las colonias) y comienza a destruir la industria nacional.
Mientras tanto, como lo hicieron los unitarios anglófilos en el viejo puerto metropolitano, de espaldas al Interior del país, alienta en sus discursos la toma de renta de cualquier modo,con la especulación de la bicicleta financiera, cómo lo hizo por última vez el 11 de este mes. “Se perdieron de ganar el 70 por ciento en dólares, ningún país ha redituado tanto” les dijo a los especuladores de la financiera Uala. Parece increíble que un presidente argentino se comporte con este afán lucrativo parasito a costa del vaciamiento de la Nación.
Por su parte, el también ultraliberal Sturzenegger, continúa con sus actos bestiales contra la industria nacional, otorgando licencias para importar cualquier cosa, empezando por el acero chino fuertemente subsidiado con energía a base de carbón, el mayor contaminante global.
“¿Y los argentinos de qué vamos a trabajar?” , me pregunta mi madre, lúcida, a sus 93 años. Allí están, protestando juntos, el más grande industrial argentino, Paolo Rocca, de Techint, y los trabajadores metalúrgicos…
Increíblemente el silencio de los grandes medios transnacionalizados, empezando por Clarín, no hace un solo eco de la penuria de los nacionales.
En tanto, los imperios muestran hoy directamente que su poder se basa en la industria nacional, y en el deterioro de los términos de intercambio de los países subdesarrollados en el comercio internacional, que solo exportan materias primas.
Nuestra historia, desde la Revolución de Mayo demuestra, con los aranceles impuestos por Mariano Moreno para cuidar las artesanías del Interior, entre otras la del vino, que la soberanía de un país radica en su desarrollo. Y que no hay desarrollo sin industria!
Este artículo se publicó primero en Mendoza Today.
Fuente Mendoza Today