Al despertar el sábado, los rayos de sol acarician la campa de Pingüinos: entre los pinos, pequeñas nubes suben desde las hogueras. Con diez grados y alguna pavesa inofensiva, sin nieve ni niebla, un ambiente de rugidos y ronroneos de gasolina se ha adueñado del lugar. El café, el caldo, las motos que vienen y van… todo humea agradablemente en el ‘nido’ de los cerca de 40.000 moteros que se han acercado a Valladolid este fin de semana. Después de una noche larga de ‘Año Nuevo Pingüinero’, han disfrutado de una de las jornadas más cargadas de la concentración en cuanto a programa, con el tradicional desayuno, los desfiles de banderas –a mediodía– y de antorchas (en honor a los fallecidos sobre dos ruedas en la carretera), la exhibición de estilo libre de motocross, degustación, falla, conciertos o DJ.Forrados con chupas o protecciones, a más de un ‘pingüino’ le sobra plumaje en una de las ediciones más cálidas que muchos aficionados recuerdan. «¡Vamos, que me asfixio!», le grita uno a otro. «Será el primer año sin frío, pero yo lo prefiero así», reconoce Preslav Todorov, presidente del club Brigada M.G. De 42 años de andadura de esta cita, hace diez que este grupo de búlgaros que vive en Madrid, León o Segovia no se pierden uno. En esta ocasión, se han instalado en la carpa con cuatro amigos venidos directamente de su país o con el niño de Preslav, Victor, ya equipado y con un peluche del ave que caracteriza a la concentración.Aficionados en la campa: el club búlgaro afincado en España Brigada MG, el grupo vallisoletano de amigas de Corcos y Quintanilla compuesto por Begoña, Sofía, Tania y Ana, y Ángel Botes (Barcelona) junto a su amiga tinerfeña Hilda Rosa Cruz Iván ToméY es que la meseta se ha vuelto territorio de motos, porque simultáneamente, la localidad segoviana de Cantalejo celebra otra concentración para motoristas, ‘La Leyenda Continúa’, y el reconocible bramido se extiende allí con otros 12.000 inscritos.De vuelta en la campa pingüinera, una bandera de la Comunidad Valenciana preside este 2025, como muestra de recuerdo y respeto a los afectados por la dana. También ondea en la tienda de Destrellatats M. C., unos amigos que conducen desde Gandía, aunque ahora encadenan después de vacaciones en Asturias. «Este ha venido otros años y nos dijo ‘vavava’ hasta que vinimos», bromean junto a su fogata agonizante, pues uno de ellos, Alex, ha sido el ‘gancho’ para que los demás se atrevan. Con un puntito de resaca, y algunos –dicen– con otro poco de mal de amores, ‘Gallego’, Tomás y Bastida (Juan sigue en la tienda) hablan de la primera vez que montaron en moto. Una motillo de niños, el carnet de ciclomotor… «Luego, con la edad, crece la moto».Club de motos Project Rider (Valladolid) y El Refregón (Extremadura). El pequeño Mateo en su quad, listo para el desfile de banderas Iván Tomé – C. R.Pero no es la señera coronada la única en una zona de acampada sembrada de banderas. Regiones, países y clubes de moto lucen sus enseñas orgullosos, como la recién nacida agrupación vallisoletana Project Riders. «Llevamos sólo cuatro meses, pero lo hemos cogido con ganas», asegura su presidente, Aitor Lobo. De 70 miembros, 25 jóvenes se han animado a ir juntos, y algunos ya conocían Pingüinos, pero otros se acercan por vez primera. «Esto es recomendable para cualquier motero», replica Héctor Viñambres, uno de esos neófitos convencidos. «Venir con los colegas, hacer la comida, tomar los piñones todos juntos… es algo que te llena porque es gente a la que quieres y se refuerza el vínculo , se vuelve una segunda familia», indica.Una fiesta para todosOjo, eso no quiere decir que se olvide a la de sangre. Y si no que se lo digan a los extremeños de El Refregón, de Villafranca de los Barros , porque uno de sus aficionados, Alberto, no pierde comba para mandar un saludo a su abuela Paula. Muy motivados con el ambiente, Diego, Elías, David, Alejandro, Luis y Jesús han dormido poco, pero nada que «un café y un caldito» no puedan arreglar. Lo más mencionado es sin duda esa atmósfera «estupenda» y para todos que reconoce una pareja lisboeta, Bruno y Ana, y eso que ellos no son particularmente fans de los conciertos hasta las cuatro de la mañana. Es ese ‘nosequé’ de «camaradería» que consigue que un grupo de amigos de Valladolid convenza a otros de Bilbao («Hay que vivirlo al menos una vez en la vida», sostienen), o que Ángel -que después se irá al Elefantentreffen de Munich- venga desde Barcelona y pase por Barajas para llevar a Hilda Rosa, de Tenerife.Noticia Relacionada estandar No Pingüinos 2025: actividades, horario y lugares de la mayor concentración motera invernal de Europa Henar Díaz La cita celebra desde este jueves hasta el domingo 12 de enero su 42 edición con la Antigua Hípica Militar de Valladolid como base principalLa implicación es muy fuerte en toda la provincia vallisoletana, y los grupos informales como el de Begoña, Sofía, Tania y Ana también hacen piña, unidos por una pasión. En el suyo, una prefiere los conciertos y la particular Nochevieja, otra las rutas y la de más allá, los desfiles.Comer todos juntos es otro de los grandes atractivos. Los Jabalís Truferos, de la cercana localidad de La Cistérniga, lo tienen claro y van dos años que su asociación monta una gran carpa para compartir de principio a fin. Esteban y Óscar esperan ahora a los otros. «Alguien tiene que quedarse a cuidar el fuerte», explican. A la hora de comer toca paella.Desfile de antorchas 2025, en homenaje a los motoristas fallecidos en accidentes de carretera Iván ToméAlgo más tarde, cerca de la Acera de Recoletos, una pareja saca un mini-quad eléctrico de un maletero, y un niño de cuatro años se sube, emocionado pero obediente a las instrucciones entre tanta gente. No en vano, Mateo ha crecido mirando a su madre, Laura. «Tengo moto desde los 16 años, siempre me han gustado», sonríe ella . El pequeño participa así de la fiesta de moteros y paseantes, un festival de enseñas y motores con gorros divertidos, chalecos a lo ‘Sons of Anarchy’, gafas de sol y expresiones de asombro ante las plegadas y giros en el aire de los pilotos de competición.
Fuente ABC