La tarde que Tejero entró con su arma reglamentaria y unos cuantos guardias despistados en el Congreso de los Diputados y gritó desde el estrado aquello de todo el mundo quieto y se me sientan, coño, Julio Anguita , que era el alcalde de esta ciudad, se encastilló en su despacho del Ayuntamiento y colocó junto al paquete de Ducados y a los expedientes del día su revólver Astra del calibre 38. Por si llegaba el caso de tener que defenderse. «Tenía claro que lo iba a usar si era necesario», solía responder el excoordinador general de Izquierda Unida a quien se lo recordara entre partida y partida de dominó con sus compadres de los soportales de la plaza de La Corredera con los que llenaba el asueto obligado de la jubilación buscando o escondiendo el seis doble.Noticia Relacionada Misterio resuelto estandar No La Gendarmería francesa encuentra la pistola perdida de Niceto Alcalá-Zamora Manuel P. Villatoro También descubrieron un auténtico arsenal con 25 armas largas, una metralleta STEN, once pistolas no declaradas, y más de 3.000 cartuchosEl hombre que hablaba como pensaba, y que era un republicano de izquierdas de pura sangre y programa por tres, se daba entonces a los paseos nocturnos por la Ribera para sacarle punta a la oratoria, al argumento, a esa forma tan entera y tan íntegra que tenía de estar en un mundo que no le gustaba y en el que a veces parecía haber llegado a destiempo, y en una de ésas dos chavales le dieron un tirón cerca del Alcázar y se llevaron su bolsito, que además de su documentación contenía la pistola con la que seguía sintiéndose seguro. Era el año 2002. El califa rojo se fue a la comisaría y denunció el estropicio: la Policía tardó poco menos de seis meses en localizar el arma, que apareció en el maletero de un coche que habían quemado en un solar del Barrio del Guadalquivir, que entonces todavía era un polígono. Más tiempo se ha tomado la Gendarmería francesa para encontrar la Star con la que obsequiaron a Niceto Alcalá-Zamora en Éibar en 1932, al poco de ser proclamado jefe del Estado: ochenta años y pico. El de Priego de Córdoba, un republicano de derechas, la conservó hasta su exilio, eso dicen las crónicas que estamos leyendo estos días, y la pista se le perdió en 1936, cuando estaba llamando a las puertas de Francia, como tantos otros, para escapar de la Guerra Civil. El arma de Alcalá-Zamora era damasquinada, un detalle de las mujeres del Grupo Femenino de la Agrupación Republicana vasca que se la regalaron. Siempre ha habido clases.
Fuente ABC