Por Juan Manuel Compte
Impaciente, se asomó por la cortina detrás del escenario cuando la locutora oficial todavía no había terminado de anunciarlo. El “Doctor Javier Milei” -como le gusta que lo presenten- avanzó hacia el atril entre aplausos. “Me siento como en casa”, dijo sonriente, de buen semblante, en referencia al vínculo que, desde hace años, tiene con El Cronista.
Se le notó esa comodidad al Presidente, tonificada con el fondo azul que le sienta bien al alma. Fue desde esa distensión que, en el Encuentro de los Líderes de El Cronista y APERTURA, el León se animó a hablar de liderazgo. Una pieza oratoria que combinó metáforas futbolísticas con referencias a Elon Musk, Borges, Steve Jobs, Elvis y Paul Anka, muy distinta a su habitual discurso de barricada, marcado por la coyuntura.
En 44 minutos, Milei reveló una faceta poco conocida del, como aclara, “inquilino por cuatro años con opción a ocho” que, en sus palabras, “se calzó los botines, los cortos, fue y pateó la pelota que no se movía”, para “disputarle a estos sátrapas” en la “arena política” y “hacer el mejor gobierno de la historia”.
“El buen líder no es aquel que hace grandes obras por otros, sino aquel que inspira a los demás a valerse por sí mismos”, definió. “En este contexto, el líder aparece ante la adversidad para guiar al resto y demostrarles de lo que son capaces”.
Recordó que hace un año, el primer día que se reunió con su equipo, contó lo que quería hacer. Había un grupo “de profesionales”, agregó, que no eran ministros, que plantearon: “Eso no se puede”. “No me interesaba escuchar eso. Quería que hicieran lo que yo quería hacer y el que no estaba dispuesto, o creía que no se puede, que no se fuera. Por eso, a partir de ese momento, sólo me quedé con mis ministros en las reuniones. Y, cada vez que pido algo, le buscan la forma de hacer lo que quiero hacer”.
En ese contexto, agregó, se da otra máxima del management leonino: “Tomo decisiones delante de mis ministros. No consulto focus groups, nada. Tomo decisiones delante de ellos y les abro mi proceso decisorio para que sepan por qué. Una de las cosas que más me marcó es una frase: ‘El que no sabe lo que busca no entiende lo que encuentra'”.
Pese a que su apodo de adolescente fue “Loco”, no confunde visión con delirio. “Tenemos muy claro el rumbo. Nuestro objetivo es hacer 3200 reformas estructurales más y, cuando se termine este mandato, ser el país más libre del mundo”.
Siguiente lección: manejarse con la verdad y hacer lo correcto. “Si todos los políticos vamos a terminar con mala imagen, terminemos con mala imagen por hacer lo que hay que hacer”.
Confesó admiración por Musk, persistente en ir contra la corriente. “Quienes llevan adelante la lanza de la Historia, quienes dan el paso adelante para que otros después los sigan, no son los que siguen los manuales de liderazgo. Son los que, como decía Paul Anka, lo hacen ‘a su manera'”.
Para Milei, la innovación es lo que distingue a un verdadero líder. “Nunca dejen de innovar, de liderar nuevos proyectos, nadando en la dirección contraria. No importa”, aconsejó a los presentes. “No hay que tenerle miedo a desafiar los límites. No estoy diciendo que hagan locuras. Pero que les digan que no se puede… Olvídense; eso no cuenta. Para los fracasados, nada se puede”.
“Hay que ir adelante. Avancen, avancen, avancen. Es mejor lamentarse de haber inventado y errar, que tener que lamentarse por no haberlo intentado. Es un calvario, un infierno, vivir con eso”, el motor de su filosofía, forjado con una aleación de barrio, arco, academia, rock, tele, teatro y la arena -y el barro- de la política. Un, como definió, “curso acelerado” de liderazgo, que “me tocó aprender bastante muy rápido y tarde en mi vida” porque “cuando emprendí esta cruzada por las ideas de la Libertad, no imaginaba, no mucho menos buscaba, la Presidencia de la Nación como un posible desenlace”. El Código del León. Su ley.
(La versión original de esta nota se publicó en la edición número 372 de la revista APERTURA, correspondiente a diciembre de 2024)
Fuente El Cronista