Buenos Aires-25 de febrero de 2025-Total News Agency-TNA- Ariel Lijo, figura clave en los tribunales de Comodoro Py y uno de los jueces más influyentes del fuero federal porteño, ha sido designado como miembro de la Corte Suprema de Justicia por decreto del presidente Javier Milei. Su nombramiento, que generó un intenso debate político y judicial, se concretó tras un año de intentos fallidos por obtener los votos necesarios en el Senado.
Con un historial marcado por causas de alto impacto político, como el caso Ciccone, las coimas de Siemens, el encubrimiento del atentado a la AMIA y la causa del Correo Argentino, Lijo se ha convertido en una figura polarizante. Su cercanía con actores clave del poder judicial y político, como Ricardo Lorenzetti, y su habilidad para tejer alianzas estratégicas le han permitido consolidar su influencia, aunque no sin enfrentar múltiples cuestionamientos.
UN PROCESO POLÉMICO Y SIN PRECEDENTES
El camino de Lijo hacia la Corte estuvo plagado de obstáculos. Propuesto por Milei el 20 de marzo de 2024, su candidatura generó un récord de impugnaciones: más de 350 críticas fueron presentadas durante la etapa inicial ante el Ministerio de Justicia, aunque también recibió un número considerable de apoyos. En las audiencias públicas del Senado, sumó 33 impugnaciones formales, 14 adhesiones y una observación, pero no logró alcanzar los dos tercios necesarios para su confirmación.
Ante la falta de consenso en el Senado, Milei optó por designarlo mediante decreto, ignorando las objeciones de organismos como la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), que lo describió como uno de los jueces más denunciados del país. Según la organización, Lijo acumula un promedio de 1,6 denuncias disciplinarias por año desde que asumió como juez federal, con un total de 32 denuncias registradas.
UN HISTORIAL JUDICIAL CUESTIONADO
Durante su gestión en el Juzgado Federal N°4, Lijo ha tenido bajo su responsabilidad 89 causas de corrupción, de las cuales 26 permanecen en etapa de instrucción, algunas desde hace más de una década. Solo 14 de estos expedientes fueron elevados a juicio oral, lo que lo posiciona como uno de los jueces con menor porcentaje de casos avanzados (15,7%).
Entre sus decisiones más destacadas figura el procesamiento del exvicepresidente Amado Boudou en el caso Ciccone, aunque su accionar fue criticado por las demoras en el avance de la causa y la polémica filtración de imágenes del arresto del exfuncionario. En otros casos, como las coimas de Siemens y la renegociación de la deuda de Formosa, Lijo fue señalado por no avanzar contra figuras políticas de peso, como el gobernador Gildo Insfrán.
LA SOMBRA DE SU HERMANO FREDDY Y LAS ACUSACIONES DE CORRUPCIÓN
Las críticas hacia Lijo no solo se limitan a su desempeño judicial. Su hermano Alfredo “Freddy” Lijo, conocido operador político, ha sido involucrado en denuncias relacionadas con movimientos patrimoniales sospechosos, como la compra de terrenos del haras “La Generación”. Aunque el juez negó cualquier vínculo con estas operaciones, las acusaciones alimentaron las sospechas sobre su patrimonio y su relación con sectores del poder político.
Elisa Carrió, una de las principales detractoras del juez, lo ha acusado de connivencia con el kirchnerismo y de proteger a figuras como Julio De Vido. Además, lo señaló por supuestamente haber armado causas contra opositores políticos. Aunque muchas de estas denuncias fueron desestimadas, Lijo aún enfrenta investigaciones en el Consejo de la Magistratura, incluyendo una por presuntas irregularidades en la obra social del Poder Judicial (Ospjn).
UNA RED DE RELACIONES E INFLUENCIA
Nacido en 1968 en Villa Domínico, Lijo inició su carrera judicial en los años 90, ascendiendo rápidamente gracias a su cercanía con figuras como Luisa Riva Aramayo y Gabriel Cavallo. Su habilidad para establecer vínculos estratégicos lo llevó a ser un actor clave en la Asociación de Jueces Federales (Ajufe) y a mantener relaciones con figuras como Daniel “El Tano” Angelici y Juan Manuel Olmos, operadores judiciales de peso en la política porteña.
Además de su rol judicial, Lijo es conocido por su afición a los canarios y los caballos, así como por su participación en eventos sociales que reúnen a jueces, empresarios y políticos. Uno de estos encuentros, la “Rody Cup”, un torneo de truco anual, se convirtió en un espacio de interacción entre figuras clave del poder judicial y político.
UN NOMBRAMIENTO QUE DIVIDE AGUAS
La decisión de Milei de nombrar a Lijo en la Corte Suprema ha generado divisiones en el ámbito político y judicial. Mientras sus defensores destacan su experiencia en casos complejos y su capacidad para maniobrar en un sistema judicial plagado de desafíos, sus detractores cuestionan su historial de demoras y denuncias, así como su cercanía con sectores del poder político.
El gobierno de Milei sostiene que la inclusión de Lijo en el máximo tribunal reforzará la independencia judicial, pero las críticas por la falta de consenso en su designación y las denuncias que pesan sobre él podrían marcar su paso por la Corte.