La Oficina de Artes Escénicas se dedica a las Artes Escénicas, coligió David Sánchez, hermanísimo camino del banquillo. Y la Red Eléctrica Española, además de tener a una presidenta del PSOE, se dedica a la electricidad… en España. Obtenida la explicación –si uno cierra los ojos la voz de los hermanos Sánchez es idéntica– Pedro el Listo aseguró, con ojo sartreano, que el demonio son los otros: nucleares y operadores privados. Aventurada afirmación que los expertos desmienten. Las nucleares no forman parte del problema como aduce el presidente resistente, sino de una solución que distribuye los huevos (energéticos) en varias cestas: sol, viento, agua, gas y átomos. Con la potencia de su gobierno ya menguante,Sánchez difunde lo que quieren oír los comunistas ‘soft’ de Sumar y los comunistas ‘hard’ de Podemos: no a las balas contratadas a Israel, impuestazos a las nucleares hasta que chapen. Y si se va la luz, siempre nos quedará la ilusión de que fue con un gobierno de coalición progresista.El 2 de mayo de 2017 el técnico electrónico Santos Cerdán, un «chispas» en la jerga, se trajo al leñador Koldo para que vigilara las papeletas de Sánchez en el Congreso Federal del PSOE. Un año después el resistente conquistaba el Estado mediante una moción de censura con una ristra de aliados-acreedores. Hoy a la Red Eléctrica le saltan los plomos y los plomos del Gobierno de Sánchez se funden. El «chispas» y el ministro de las señoritas colocadas en empresas públicas están carbonizados por sus asuntos con el leñador K. Gente de más prestigio, como Grande-Marlaska y Margarita Robles, abrasados por el antimilitarismo de la izquierda infantil a la que deben rendir pleitesía. Y la izquierda infantil de Sumar se quedará con las ganas de imponer la reducción de jornada si Junts no la apoya con sus siete votos (siempre onerosos, ahora inalcanzables). Si Puigdemont diera luz verde a la ley de Yolanda Díaz traicionaría a sus votantes naturales y las patronales catalanas de Fomento, Pimec y Cecot.Otros fusibles del juego de luces gubernamental, los plomizos Félix Bolaños, Óscar Puente, José Manuel Albares y María Jesús Montero, se han quedado sin watios. Al primero lo persigue una ley de amnistía inaplicable al Bifugado porque no incluye la malversación: los acreedores de Junts llaman insistentemente a su puerta; a Puente, el gracioso de las redes sociales, lo condena el apocalipsis ferroviario de Cercanías; al tercero, la improbable incorporación del catalán en las instituciones europeas y Montero recuerda a la Bruja Avería lanzando venablos. El gobierno de Sánchez no puede con su alma si es que alguna vez la tuvo dada su gestación contra natura. El apagón coincidió con el procesamiento del hermano de las Artes Escénicas, primer capítulo de una crónica (familiar) del enchufismo.Lo advirtió un irónico Julio Camba: si la República es lo más parecido a una central eléctrica, los socialistas que tanto defienden la cosa pública «son partidarios entusiastas del sistema de los enchufes»; aunque les indignen las denuncias de enchufismo socialista en las empresas de ese Estado que tanto defienden. Como explicaba Camba, solo hace falta conectar a un Don Nadie con la central eléctrica estatal y «en un dos por tres lo vemos con las mejillas sonrosadas, los ojos brillantes, el traje a la última moda y los tacones de los zapatos en toda su correcta integridad». Milagros de la alta tensión ideológica. Hasta que la red eléctrica no da para más, los plomos se funden y adviene la oscuridad. Como en el gabinete de las veintidós carteras. Sin enchufes, el monstruo de Frankenstein ya no puede caminar.
Fuente ABC