Ramón Indart
Un tercio de la Cámara de Diputados. Es el objetivo que tiene el Gobierno para cuando asuman los nuevos legisladores el 10 de diciembre. Es lo que persigue Karina Milei. Tiene una lógica. Del total de 257 diputados, necesitan que respondan, sin chistar 86. ¿Para qué? Para sostener un veto presidencial.
Con esa garantía, el presidente Javier Milei podrá frenar todo impulso opositor y seguir gobernando vía DNU sin tener que aceptar modificaciones a sus propuestas. Con eso el Congreso deja de ser un problema para la Casa Rosada. Es, hoy por hoy, el único que se anima a disentir con la ola violeta.
El otro poder, el Judicial, jugó en el mismo equipo. Por eso muchos insisten con dejar atrás la idea de ampliar la Corte. Así, con tres, funciona acorde a lo que piden los libertarios. El Poder Ejecutivo cree que no será necesario mayorías para avanzar en leyes.
El decreto funciona igual que una ley. Pero quieren estar tranquilos de que habrá una pared imposible de romper cuando la oposición insista. Los “87 héroes” que frenaron el aumento a los jubilados son la clave. Por estos días parece difícil conseguirlo. Y Milei cree que, si hay una fisura de ese calibre, el mercado va a imaginar un destino igual al de Mauricio Macri.
“Tenemos 37 nuestros. Hoy necesitamos al PRO y a algunos que andan sueltos por las provincias, además de una parte del radicalismo. Eso tiene que cambiar en diciembre. El plus es que los libertarios solo renovamos ocho. Tenemos todo para ganar”, insisten en Casa Rosada.

Cuando el jueves se abra el Senado, esa oposición podría aprobar la ley de haberes jubilatorios y los proyectos firmados por los gobernadores. Por primera vez en la historia se unieron todos los mandatarios para reclamar al Ejecutivo. Y menos de un cuarto de ellos volvió a Tucumán para prestarse al show libertario por el 9 de Julio.
El Gobierno tomó esa actitud como la prueba fehaciente de que se acabó la paz. Eso sí, las críticas de los gobernadores son en estricto off, salvo contadas excepciones como las de Maximiliano Pullaro de Santa Fe o Ignacio Torres, de Chubut. Uno que mantiene el anonimato dijo a El Cronista: “Es muy compleja la relación con Nación. Se mezcla lo político con lo económico. Porque el ala política avanza de una manera y te plantea acuerdos. Pero después la caja no aparece. Y terminas estancado”.
Por lo pronto, Milei ya avisó que vetará el tema previsional. Y sostener ese veto es lanzar una moneda al aire, más cuando se necesita el apoyo de diputados como el tucumano Mariano Campero, de los primeros en convertirse en “radical con peluca”. A Campero le habían prometido impulso para esta elección. Cuando llegó el momento de pagar, no lo hicieron. Entonces se dio vuelta.
Ese hecho fue leído por otros en la misma situación. “Ganan tiempo, te prometen cosas y después te dejan colgado”, reconoció un legislador que había tejido un principio de acuerdo con el ala política de Casa Rosada. Por eso los Menem repiten a quien quiera escuchar: “Basta de acuerdos. Violetas puros. Soldados de Milei”.
Tras el escándalo en la Legislatura bonaerense por el avance de la reelección indefinida para legisladores, quedó la espina para los intendentes. Es la verdadera batalla, más allá de los cierres de listas que suelen ser similares en cada año impar. Lo único que cambia es el nombre del ganador y el del traicionado. Pero es una lógica similar.
En cuanto a los intendentes, la ley aprobada en 2016 pone en jaque a jefes comunales que se niegan a dejar el poder. La renovación debe ser de la boca para afuera. Sin sostén político para modificar la ley, la estrategia será judicial. Preparan un recurso a través de algún intendente del interior, en lo posible radical, para exigir que se “respete la Constitución”.
Según marcan, la “ley Vidal” es contraria a la Carta Magna y por ende es inconstitucional. Todo caería en manos de la Corte suprema bonaerense, hoy funcionando con tres integrantes (debería tener siete). Son Sergio Torres, Daniel Soria e Hilda Kogan. El problema no termina ahí. Esta última estaría con intención de jubilarse. Julio viene con el fin de los dólares del agro y el evento político más importante del sector: la exposición Rural. Las entidades acumulan bronca por la falta de medidas que reclaman hace un año y no hay respuesta. La sangre no llega al río quizás por la historia argentina. En frente al Gobierno está el peronismo. Esa palabra es suficiente para ubicar en su lugar al lobby agropecuario.

Por eso Milei sabe que no habrá silbidos ni reproches cuando ofrezca su discurso al cierre del evento el sábado 26 de julio. Hay un dato más que interesante cuando se habla de promesas. El año pasado, el Presidente hizo diez anuncios concretos. Según consignó el periodista Matías Longoni, cumplió solo tres. ¿Acumulará más promesas, sobre todo en un año electoral?
En la economía real el dato de CAME impactó. Las ventas minoristas de las pymes cayeron 0,5% en junio interanual por segundo mes consecutivo. El descenso es mayor cuando se lo analiza respecto del mes anterior: 6,7% en relación a mayo. El informe analizó una demanda inestable y dificultades para sostener la actividad, con fuerte dependencia de promociones, cuotas y descuentos. “Ni el Día del Padre y ni el aguinaldo logran revertir la tendencia”, apuntó.
Fuente El Cronista