
El Gobierno Nacional aún continúa gobernando a discreción gracias a la prórroga del último proyecto presupuestario presentado por Sergio Massa en 2022 y aprobado para el período 2023.
Ello le da un poder de acción por sobre el resto, ya que al no haber presupuesto, la gestión del presidente Javier Milei obliga a quienes busquen atraer una mayor cantidad de recursos de parte de la administración nacional a sentarse a negociar con el Gobierno.
Es un tema que desde la Casa Rosada no se piensa modificar, teniendo en cuenta el valor que supone para el Ejecutivo contar con las ventajas de no tener un presupuesto asignado y, sobre todo, en medio de la discusión de los fondos coparticipables con las provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Se trata de un tema altamente delicado en el que toda la oposición, incluso la dialoguista, mira con gran preocupación y relama la aprobación de un proyecto en el que todos estén de acuerdo. Algo a lo que el Gobierno Nacional se resiste.
Es que las metas fiscales y económicas del Gobierno son claras y ponen en el eje de la discusión el destino de los fondos públicos en medio de un escenario de ajuste y, a su vez, inyección de ingentes cantidades de dinero en la Secretaria de Inteligencia del Estado (SIDE).
Lo curioso es que desde la oposición más fuerte al Gobierno ya denuncian que en 2026 será prorrogado nuevamente el presupuesto votado en 2022, hecho que desde la administración Milei mantienen un silencio ensordecedor.
Es que en las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional se le pidió al Gobierno Nacional presentar un proyecto de presupuesto, algo que se hará carne el 15 de septiembre próximo, pero eso no asegura la aprobación del mismo.
Ello quedó evidenciado con la presentación del presupuesto 2025, que luego de dar una conferencia aleccionadora frente a los legisladores nacionales, el presidente decidió no tratar jamás.
Este, denuncian desde la oposición, es el juego que se espera que juegue el Gobierno este año cuando presente la iniciativa correspondiente al período 2026. Aseguran que la Casa Rosada no quiere perder ese poder de fuego.
El problema con esta decisión es que allana el camino a un sistema de falta de transparencia, toma de decisiones arbitrarias y puede arrastrar la dificultad de cumplir con obligaciones que tiene el Estado a nivel Nacional.
Pero no es todo, porque en tal caso, el ocultismo, la falta de control, la discrecionalidad y la dificultad en la planificación de gastos, puede traducirse en un mayor riesgo de corrupción justo en un momento donde los funcionarios y el propio Milei comienzan a verse salpicados por este tipo de actitudes.
No es un hecho menor: ignorar un presupuesto sugiere la falta de diálogos y consensos y, por consecuencia, el aval a la arbitrariedad y discrecionalidad del Gobierno Nacional, algo absolutamente monárquico.
Pero como si fuera poco, no existen registros desde el regreso de la democracia a la fecha que haya ningún gobierno que prorrogue tantas veces un presupuesto como en el caso de la administración Milei. Ello denota, además, la pérdida de republicanismo.
Hoy solo queda esperar para conocer finalmente cuál será la decisión del Gobierno Nacional con respecto al presupuesto, pero todo indica que, a pesar de presentar un proyecto, se terminará prorrogando, nuevamente, el que fue votado y sancionado en noviembre del 2022.
Fuente Mendoza Today