Buenos Aires, 22 de julio de 2025 – Total News Agency (TNA) –La muerte del sargento mecánico de aviación Guillermo Cabral en el Hospital Militar de Campo de Mayo, denunciada por su familia como producto de negligencia médica y abandono institucional, conmocionó al ámbito castrense y despertó una ola de críticas sobre el funcionamiento del sistema de salud militar.
Cabral, de 38 años, fue internado con síntomas compatibles con apendicitis, pero durante varios días fue diagnosticado erróneamente con una afección gástrica. Sólo después de una prolongada espera fue sometido a una intervención quirúrgica, tras la cual sufrió un colapso pulmonar y un paro cardiorrespiratorio que derivaron en su fallecimiento. Según denunció su padre, Luis Alfonso Cabral, ni el Ejército ni las autoridades hospitalarias informaron oportunamente el deceso. La familia se enteró al llegar por sus propios medios al centro asistencial ubicado en el predio militar de Campo de Mayo.
En honor a la historia que parece repetirse como tragedia, Guillermo Cabral no solo era un suboficial del Ejército Argentino, sino que compartía nombre y grado con el sargento Juan Bautista Cabral, aquel que ofrendó su vida para salvar al General José de San Martín en el combate de San Lorenzo. Mientras aquel Cabral murió con heroísmo en el campo de batalla, este Cabral contemporáneo falleció en un hospital militar sin asistencia oportuna, víctima –según su familia– de la indiferencia burocrática de un ministerio de defensa que no da respuesta por la destruccion de la obra social IOSFA.
“Así como uno entregó su vida por un prócer, este fue entregado por la desidia de sus propios camaradas”, declaró con dureza su padre, quien confirmó que ya se presentó una denuncia judicial por abandono de persona y mala praxis. Además, agregó que el Estado nacional no brindó ni respuestas ni contención emocional, a pesar del servicio prestado por su hijo.
La investigación está en curso y recaerá sobre los profesionales médicos que lo atendieron y sobre la cadena de mando que supervisa la atención médica en unidades sanitarias militares. La Secretaría de Derechos Humanos ya ha sido notificada del caso, en tanto que organizaciones civiles comenzaron a exigir controles independientes en los hospitales militares, cuya autonomía en la gestión los coloca por fuera de la supervisión del sistema público de salud.
El episodio reabre el debate sobre la calidad de atención en las estructuras médicas de las Fuerzas Armadas y sobre la responsabilidad institucional en contextos donde la opacidad y el hermetismo siguen siendo la norma.
Así, en pleno siglo XXI, otro Cabral cayó. Pero no en combate ni al grito de libertad, sino entre paredes grises y burocracias cerradas. Su historia interpela al sistema militar y al país entero: ¿quién responde cuando los que juran servir a la Patria mueren por abandono dentro de sus propias filas?