Buenos Aires, 5 de agosto de 2025 – Total News Agency – TNA –– El vicepresidente de la Cámara de Distribuidores y Autoservicios (CADAM), Armando Farina, alertó que entre $410 y $490 de cada $1.000 abonados por un producto corresponden exclusivamente a impuestos. La cifra incluye tributos nacionales, como el Impuesto al Cheque, Ingresos Brutos y tasas municipales, que conforman lo que Farina definió como “todo lo que está escondido detrás de un precio”.
Durante una entrevista concedida a Radio Splendid, el dirigente empresarial señaló que, además de ese gravamen fiscal, la reciente remarcación de precios está relacionada con la evolución del tipo de cambio. Farina explicó que se encuentran en una “etapa de negociación” con proveedores y mayoristas para intentar obtener descuentos que permitan mitigar el impacto de las subas.
Según detalló, aún no se han efectuado compras con los valores actualizados, y los aumentos aplicados oscilan entre el 2 % y el 8 %, según el sector. En particular, los rubros de cosmética, perfumería y productos de limpieza registraron incrementos del 5 % al 8 %, mientras que los lácteos experimentaron ajustes menores, entre el 2 % y el 3 % .
Farina relacionó estas subas con un traslado del ajuste sobre los insumos. Afirmó que se registró una devaluación del 26 % que, no obstante, no fue reflejada en su totalidad en los precios finales. Por ello, urgió a evaluar en cada caso “qué incidencia tiene el dólar en el producto”.
Asimismo, subrayó que ciertos productos resultan particularmente sensibles al tipo de cambio. Por ejemplo, explicó que en el caso del aceite, alrededor del 85 % del precio deriva de insumos dolarizados como el girasol y la soja. Mencionó que situaciones semejantes se observan en el café y en los electrodomésticos.
Para finalizar, dejó constancia de la estrechez del margen comercial para quienes actúan en la cadena de distribución: “Prácticamente ya no tenemos margen comercial para contener los precios”, concluyó.
Contexto adicional
De acuerdo con una publicación del diario Perfil, se había señalado anteriormente que “de cada $1.000 que se consumen en el supermercado”—un matiz en el alcance del análisis—$490 corresponden a impuestos, lo cual coincide con el rango comunicado por Farina en su rol institucional.
La preocupación por la presión fiscal sobre el consumidor se inscribe en un contexto de crecientes tensiones cambiarias y de alta inflación persistente en Argentina. Sectores económicos como el distribuido por CADAM vienen reclamando desde hace tiempo una mayor transparencia en la estructura de costos y una reconsideración de la carga tributaria que grava los bienes de consumo masivo.