Jerusalén, 7 de agosto de 2025 – Total News Agency – TNA–La sociedad israelí se encuentra profundamente dividida respecto al rumbo a seguir en el conflicto de Gaza, según una encuesta publicada por el Instituto de Política del Pueblo Judío (JPPI) en agosto de 2025. Los datos reflejan una polarización significativa entre quienes priorizan un acuerdo para la liberación de los rehenes retenidos por Hamás y aquellos que abogan por continuar la guerra hasta alcanzar todos los objetivos establecidos, incluida la eliminación del control de Hamás en la Franja. Esta división, que también muestra marcadas diferencias entre judíos y árabes en Israel, pone de manifiesto los desafíos que enfrenta el gobierno de Benjamín Netanyahu en un contexto de creciente presión internacional y protestas internas.
La encuesta, realizada a principios de agosto, preguntó a los israelíes: “¿Qué es más apropiado hacer ahora respecto a Gaza?”. El 54% de los encuestados indicó que “es correcto intentar llegar a un acuerdo sobre el regreso de los rehenes, incluso si eso significa que el objetivo de derrocar a Hamás no se ha logrado”. Por otro lado, el 37% abogó por continuar la guerra hasta cumplir todos los objetivos establecidos, que incluyen la eliminación de Hamás como fuerza gobernante y militar, y la liberación total de los rehenes. Un 9% de los participantes no expresó una opinión.
División entre judíos y árabes
El desglose por etnia revela una brecha significativa. Entre los judíos israelíes, las opiniones están casi equilibradas: el 46% apoya continuar la guerra hasta lograr una “victoria total”, mientras que el 45% prefiere un acuerdo que priorice el regreso de los rehenes. El 9% restante no se pronunció. En contraste, entre los árabes israelíes, el apoyo a un acuerdo es abrumador: el 88% respalda un alto el fuego para asegurar la liberación de los rehenes, reflejando una postura más inclinada hacia la paz inmediata.
Estos resultados, según el JPPI, evidencian un creciente agotamiento en la sociedad israelí tras casi dos años de conflicto iniciado el 7 de octubre de 2023, cuando Hamás lanzó un ataque que dejó 1.200 muertos y 251 rehenes. La respuesta militar israelí ha causado más de 60.000 muertos en Gaza, según el Ministerio de Salud controlado por Hamás, y ha generado una crisis humanitaria que incluye hambruna, según la ONU.
Contexto de tensiones internas y externas
La encuesta llega en un momento crítico, tras el colapso parcial del alto el fuego acordado en enero de 2025, que incluía la liberación de 33 rehenes y 1.900 presos palestinos en su primera fase. Sin embargo, las negociaciones para la segunda y tercera fase, destinadas a un cese permanente de hostilidades y la reconstrucción de Gaza, se estancaron debido a desacuerdos. Hamás acusó a Israel de violar los términos al retrasar el regreso de desplazados y limitar la ayuda humanitaria, mientras que Netanyahu justificó las demoras por “ceremonias humillantes” organizadas por Hamás durante la entrega de rehenes.
El 4 de agosto, ex altos cargos militares y de inteligencia, incluido Tamir Prado, exdirector del Mosad, exigieron el fin de la guerra, argumentando que los objetivos militares contra Hamás han sido mayormente alcanzados y que la liberación de los rehenes solo será posible mediante un acuerdo. “Nos escondemos detrás de una mentira que nosotros mismos hemos forjado”, afirmó Prado, según El País. Este pronunciamiento coincide con protestas masivas en Tel Aviv y Jerusalén, donde familiares de los 20 rehenes que se estima siguen vivos han bloqueado autopistas exigiendo un alto el fuego.
Por su parte, Netanyahu enfrenta presiones internas de su coalición de extrema derecha. Los ministros Bezalel Smotrich e Itamar Ben-Gvir han rechazado cualquier tregua que no implique la derrota total de Hamás, con Smotrich abogando por la “ocupación total” de Gaza y la reubicación de sus habitantes, según Infobae. Estas posturas han generado críticas de sectores que ven en la prolongación del conflicto un riesgo para los rehenes y la imagen internacional de Israel.
Opinión pública y crisis humanitaria
La encuesta del JPPI también refleja un cambio en la percepción pública. Según un post en X del Jerusalem Post, el sentimiento hacia la guerra está cambiando, con un creciente cuestionamiento al costo moral del conflicto debido a la crisis humanitaria en Gaza. El 79% de los israelíes considera que terminar la guerra es una prioridad nacional, y el 78% expresa agotamiento por el conflicto, según una encuesta de aChord citada en X. Sin embargo, la preocupación por el sufrimiento de los civiles gazatíes sigue siendo limitada entre los judíos israelíes, con un 67% afirmando que debería tener poca o ninguna influencia en las decisiones del gobierno, según el Instituto para la Democracia de Israel (IDI).
La comunidad internacional, incluidos aliados tradicionales como Francia, Reino Unido y Canadá, ha intensificado las críticas a Israel por la hambruna en Gaza, con planes para reconocer un Estado palestino en septiembre de 2025 si no se detiene la crisis humanitaria. La ONU reporta que al menos 1.373 palestinos han muerto desde mayo intentando acceder a ayuda humanitaria, muchos por disparos israelíes cerca de puntos de distribución.
Perspectivas inciertas
El debate sobre el futuro de Gaza sigue sin resolución clara. Mientras el 54% de los israelíes apoya un acuerdo para priorizar a los rehenes, la falta de consenso sobre cómo abordar el control de Hamás y la reconstrucción de Gaza complica las negociaciones. El JPPI señala que la división entre judíos y árabes refleja no solo diferencias ideológicas, sino también una creciente polarización interna que podría influir en las elecciones futuras. Netanyahu, enfrentado a un juicio por corrupción y presiones de su coalición, debe equilibrar estas demandas con la presión internacional y el clamor de las familias de los rehenes.
El Jerusalem Post reportó que un plan de ocupación total de Gaza, propuesto por Netanyahu, podría involucrar a cinco divisiones de las FDI y el desplazamiento de un millón de residentes de la ciudad de Gaza, aunque el jefe militar advirtió que esto podría poner en peligro a los rehenes. Este escenario, combinado con la crisis humanitaria y la falta de un plan claro para el posconflicto, subraya la complejidad de un conflicto que, según analistas, “no tiene fin a la vista”.