
La elección que fue celebrada el pasado domingo en la provincia de Corrientes dejó un gusto amargo para el Gobierno Nacional, ya que el candidato oficialista, Lisandro Almirón, cosechó apenas el 8% de los votos, quedando en el cuarto lugar de las preferencias.
Ello demuestra, en primer lugar, que a pesar del esfuerzo de la secretaria General de Presidencia, Karina Milei, para lograr un armado competitivo, el Gobierno no dispone de nombres con peso propio en las provincias.
Salvo en la Ciudad de Buenos Aires, donde el vocero presidencial Manuel Adorni se quedó con el triunfo electoral, las derrotas de La Libertad Avanza a lo largo y ancho del país se replican sin solución de continuidad.
Sin embargo, también quedó demostrado que en el caso de lograr alianzas puede conseguir un resultado electoral medianamente favorable, como ocurrió en Chaco, donde La Libertad Avanza se alió al gobernador Leandro Zdero.
Ello envalentona a la Casa Rosada de cara a las elecciones en terreno bonaerense, donde irá como aliado del PRO con una buena proyección electoral a pesar de los escándalos que rodearon al Gobierno Nacional durante las últimas semanas.
Los señalamientos por presuntos actos de corrupción en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) y la reactivación de viejos señalamientos, como irregularidades en PAMI y ANSES y la causa $LIBRA, parecen no mover mucho las preferencias de los votantes en la Provincia de Buenos Aires.
Allí se dará la segunda gran batalla del Gobierno (la primera fue la legislativa porteña) antes de la elección nacional, donde el presidente Javier Milei pretende dar un batacazo y sumar senadores y diputados nacionales.
Esto se da en un contexto político complejo, no solo por los señalamientos que padece el presidente, su hermana y personeros propios (como Eduardo “Lule” y Martín Menem), sino por el quiebre del oficialismo en la Cámara de Diputados y las internas con la presidenta del Senado Victoria Villarruel.
Ello se traslada a la insoportable cantidad de reveses legislativos que viene recibiendo el presidente en el Congreso de la Nación, que lo llevan a perder votaciones que considera “un golpe institucional” y que lo obligan a firmar vetos, con todo lo que ello representa, sumando la pérdida de capital político.
Pero el hecho de no tener peso propio a nivel distrital (no así a nivel nacional) queda en evidencia que sin las alianzas La Libertad Avanza no puede aspirar a las elecciones provinciales complicándole aún más la tarea legislativa al Gobierno.
En primer lugar habrá que ver cuánto voto tracciona el Gobierno en acuerdo con el PRO en distrito bonaerense y de allí, según la lectura de la Casa Rosada, se desprenderá el piso de lo que finalmente se logré en las elecciones del 26 de octubre, la mayor de las batallas para el propio Javier Milei.
Fuente Mendoza Today