Buenos Aires, 11 de septiembre de 2025 – Total News Agency – TNA –La noticia de que más de 5.000 pasaportes argentinos fueron rechazados en controles migratorios internacionales se convirtió en un escándalo que no sólo afecta a miles de ciudadanos, sino que además desnuda las consecuencias de un proceso de desmantelamiento estatal sin planificación. La reestructuración de la Casa de Moneda, llevada adelante por el ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, dejó grietas visibles en áreas sensibles como la impresión de documentos de identidad, chapas patentes y billetes.
Pasaportes en crisis
La falla se originó en la tinta de seguridad utilizada en la confección de pasaportes en Renaper, que no cumplió con los parámetros internacionales. El resultado fue inmediato: pasajeros demorados, documentos anulados y un operativo improvisado en aeropuertos para atender la emergencia. Según cifras oficiales, entre 5.000 y 6.000 pasaportes resultaron defectuosos, aunque los rangos en revisión superan los 240.000 documentos emitidos. Se trata de una situación inédita: nunca antes habían fallado las libretas fabricadas por la histórica Casa de Moneda.
El costo del desguace
El Decreto 442/25 obligó a Casa de Moneda a entregar toda la maquinaria y materiales vinculados a pasaportes al Renaper, las estampillas a ARCA y la billetera virtual a ARSAT. Al mismo tiempo, se rescindieron contratos, se despidió a la mitad del personal y se paralizó maquinaria de última generación, como la Súper Orlof Intaglio, adquirida en 2023 y considerada una de las impresoras más modernas de Sudamérica. Esa tecnología, hoy guardada en un sótano, hubiera evitado el papelón actual.
Los trabajadores denuncian que se busca vaciar la empresa estatal, pese a que producir billetes, chapas y pasaportes en el país resulta más barato que importarlos. “Está viniendo mucha plata impresa de China y Malta”, advirtió el gremialista Vicente Glorioso, quien recordó que la base monetaria se multiplicó con Milei mientras Casa de Moneda imprime menos y a costos más altos por tercerizaciones.
Patentes y billetes: otros síntomas
El problema no se limita a pasaportes. El faltante de chapas patentes obligó a miles de vehículos a circular con identificaciones provisorias. Pese a que Casa de Moneda tiene máquinas automáticas capaces de producir 10.000 patentes diarias, el gobierno transfirió gran parte de la tarea a Boldt S.A., que opera con equipamiento manual. La distribución, a cargo de ACARA, también muestra demoras y falta de transparencia.
En paralelo, la importación de billetes de alta denominación desde China y Malta se intensificó, con una baja evidente en la calidad del papel y de las tintas, en contraste con los estándares previos. Todo esto mientras la maquinaria de última tecnología nacional permanece inactiva.
Improvisación costosa
La improvisación estatal quedó de manifiesto en la propia respuesta al escándalo: se recurrió a camiones de servicios móviles —los mismos que había utilizado La Cámpora en el pasado— para imprimir y distribuir pasaportes de emergencia en aeropuertos. El costo económico y político de esta crisis supera ampliamente cualquier supuesto ahorro buscado con el ajuste.
Una advertencia para el futuro
El caso revela los riesgos de desmantelar instituciones estratégicas sin planes de reemplazo ni estudios de impacto. Documentos de identidad, billetes y patentes no son insumos menores: son símbolos de soberanía, instrumentos de seguridad y piezas claves para la confianza pública. El gobierno prometió eficiencia y modernización, pero hasta ahora los resultados son demoras, sobrecostos y descrédito internacional.