Un mes después de que el incendio de Larouco consumiera en su práctica totalidad el pequeño pueblo de San Vicente de Leira , encajado en las montañas de Vilamartín de Valdeorras (Orense), Yolanda Díaz quiso reunirse con su treintena de vecinos y los alcaldes de la comarca. La expectación era máxima. Rodeada de un manto de ceniza y devastación, la antigua escuela reconvertida en centro sociocultural se quedó pequeña. Pero si esperaban soluciones prácticas, muchos se volvieron a casa de vacío .La vicepresidenta segunda dejó claro que no, que no llegaba a destiempo, porque «cuando hay que ir a los sitios es ahora» , una vez que «las cosas reposan». «Quería estar aquí, ahora», insistió, «lo hice con la dana y también en la pandemia». Quizá por eso durante la ola de incendios de agosto, mientras veraneaba en Galicia, no se comunicó una sola vez con el presidente de la Xunta para interesarse por la evolución de la lucha contra el fuego, que llevó al límite a los operativos autonómico y estatal. La ministra de Trabajo no traía ningún anuncio en la cartera. Pero les explicó a los vecinos que «es buena cosa que yo esté hoy aquí para que España entera sepa que sucedió» en San Vicente. Solo se le había adelantado una semana el Telediario . Su diagnóstico tuvo poco de novedoso: «Es una evidencia que vivimos una emergencia climática sin excepción», «los fuegos se apagan en invierno» para lo que hace falta «dinero y personal», «esto tiene que ser un antes y un después», «queremos un modelo de rural vivo», «precisamos una coordinación correcta» entre las distintas administraciones… «No soy madrileña»«Tengo una cosa buena, y es que no soy madrileña, sino gallega, y conozco bien nuestro país», ironizó. Eso sí, si algún afortunado «tiene un proyecto de recuperación de la zona» basado «en la economía social», era el momento de presentarlo, porque allí a su vera tenía a la secretaria de Estado del asunto. «La pregunta es, ¿qué podemos hacer para que todo esto no vuelva a pasar?», lanzó a su auditorio.Y abierta la sesión, dio voz a los asistentes. Por el turno de palabra fueron desfilando los alcaldes de las comarcas de Valdeorras y Trives, de los más diversos colores políticos, y entre todos trazaron un mosaico de los problemas reales del mundo rural. La reconstrucción va a ser lenta porque las empresas no quieren trabajar fuera de los entornos urbanos, le explicó la regidora de Carballeda, por lo que sería bueno incentivarlas fiscalmente. El Catastro no responde a la realidad del minifundismo gallego y es imposible identificar a propietarios para exigirles que tengan limpias sus fincas para prevenir fuegos, le apuntaron. Se legisla desde Madrid y Bruselas, de espaldas a la realidad del rural del noroeste, añadieron, con un exceso de burocracia. Y Orense necesita una base estable de la UME , para una respuesta más rápida cuando regrese el fuego, que lo hará.Noticias relacionadas estandar No La Xunta aprueba ayudas de hasta 132.000 euros para las viviendas afectadas por los incendios Alejandro Gesto estandar Si El Cecop de Orense, el ‘Gran Hermano’ de la lucha contra el fuego José Luis Jiménez«El diagnóstico está claro», resolvió Díaz, «hagámonos una síntesis y pongámonos de acuerdo con lo que tiene que hacer cada uno» . Ella, por lo pronto, «hablará con la ministra de Defensa» por lo de la UME, «pero me temo que no vamos a arreglar nada». La despoblación del rural «se ataca con políticas desde abajo». «Tenemos que trabajar bien las ayudas», porque «si no son rápidas y ágiles, no son eficaces». Por el momento solo la Xunta ha aprobado –y ya está pagando– las suyas. «Tenemos que gestionar el territorio y eso tenemos que hacerlo entre todos», pero «no creo que sea un problema de normas», salvo lo tocante a la propiedad de las fincas, que ahí «sí que habrá que hacer cambios normativos». Y la burocracia, «nosotros la conocemos bien» y hasta el Gobierno la sufre, pero lo importante es «simplificar los trámites en casos de emergencias». ¿Cómo? Eso, en la próxima sesión del grupo.¿Y qué puede hacer su Ministerio? Pues «tenemos un Perte de Economía Social ejecutado casi en un 90%», pero «si puede servir para reconstruir o para algún proyecto, lo hacemos». Y luego puso deberes : la Xunta tiene que resolver los problemas del suministro de agua en San Vicente, garantizar que haya equipos de prevención y extinción «en una red pública» durante «los doce meses del año» y si hay que bonificar contrataciones, ya hablará con el conselleiro del ramo para que se ponga las pilas. Porque todo esto «es un ejemplo de cooperación institucional», aunque ayer no había representantes del gobierno regional en su visita. Díaz salió, atendió a los periodistas y volvió a la reunión apenas diez minutos para fundirse en abrazos y apretones de manos con los vecinos. A la salida, un alcalde no se aguantaba: «Esto ha sido un paripé» .
Fuente ABC