Por Adalberto Agozino
El rey de Marruecos inaugura un conjunto de proyectos portuarios clave en la capital económica del país, con el objetivo de convertirla en un polo financiero, turístico e industrial de referencia en África y el Atlántico Sur.
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Casablanca, la mayor ciudad de Marruecos y su motor económico, vuelve a ser el epicentro de la estrategia modernizadora impulsada por el rey Mohammed VI. El monarca inauguró esta semana un conjunto de proyectos de envergadura en el complejo portuario de la ciudad, con una inversión que supera los 5.000 millones de dírhams (unos 450 millones de euros), destinados a transformar la infraestructura pesquera, naval y turística del mayor puerto del norte de África
Las nuevas instalaciones incluyen un puerto pesquero de última generación, un astillero de dimensiones inéditas en el continente, una moderna terminal de cruceros y un complejo administrativo que agrupa a todas las agencias vinculadas a la gestión marítima. La apuesta no es solo local: las obras forman parte de la visión más amplia del soberano para situar a Marruecos como un eje estratégico del comercio atlántico y africano.
Casablanca, la capital económica de Marruecos
Fundada en su forma moderna a principios del siglo XX, Casablanca se ha consolidado como la metrópoli industrial y financiera del reino. Con más de 4,2 millones de habitantes, concentra la mitad de la banca comercial del país, un tercio de su producción industrial y el 50 % de los flujos comerciales internacionales gracias a la actividad combinada de los puertos de Casablanca y Mohammedia
El puerto de Casablanca, uno de los más grandes del mundo construidos de forma artificial, es además base principal de la Marina Real marroquí. Desde aquí se exportan fosfatos —el oro blanco del Magreb—, junto a productos pesqueros, textiles, materiales de construcción y derivados electrónicos. El peso estratégico de esta ciudad no se limita a Marruecos: Casablanca actúa como bisagra entre Europa y África y, a su vez, como puerta hacia el Atlántico Sur.
Proyectos de envergadura para un nuevo puerto
Los proyectos inaugurados por Mohammed VI buscan reforzar esa posición. El nuevo puerto pesquero, con capacidad para más de 360 embarcaciones, dispone de una lonja moderna, plantas de hielo, áreas de almacenamiento y un centro de acogida para marineros, mejorando las condiciones laborales y la seguridad de los trabajadores del mar.
El astillero, por su parte, representa un salto industrial para Marruecos: con un dique seco de 240 metros de eslora y equipamientos capaces de atender a buques de gran tonelaje, la instalación pretende colocar al país en el mapa de la reparación y construcción naval internacional.
A estas infraestructuras se suma la terminal de cruceros, diseñada para recibir hasta 450.000 pasajeros al año, con muelles y pasarelas de acceso adaptados a los estándares internacionales. El complejo administrativo, finalmente, centraliza los servicios dispersos en un único espacio, agilizando la gestión aduanera, portuaria y comercial.
La visión de Mohammed VI: modernización y proyección atlántica
Estos proyectos no son aislados. Forman parte de una estrategia de modernización de la red portuaria nacional que, bajo el reinado de Mohammed VI, ha dado lugar a infraestructuras de alcance internacional como el puerto de Tánger Med o los futuros de Nador West Med y Dajla Atlántico.
La estrategia implementada por el monarca alauí es clara: transformar Marruecos en un hub económico capaz de conectar África con Europa y con el Atlántico Sur. En esa línea se inscribe la Iniciativa Atlántica, anunciada por Mohammed VI en 2023, que busca integrar a los países africanos sin litoral en una red de infraestructuras y corredores comerciales hacia el océano Atlántico.
Casablanca, por su dinamismo financiero e industrial, es el epicentro natural de este proyecto. El refuerzo de su puerto no solo amplía la capacidad de Marruecos para atraer inversiones extranjeras, sino que también se inscribe en una lógica geopolítica más amplia: hacer del Atlántico africano un espacio de cooperación, seguridad y desarrollo compartido.
Entre tradición y modernidad
La remodelación portuaria de Casablanca ilustra la dualidad de Marruecos bajo el reinado de Mohammed VI: un país que preserva su tradición, pero que se proyecta hacia el exterior con infraestructuras modernas y estándares internacionales.
La apuesta del soberano ha tenido un impacto visible en la vida urbana: desde el embellecimiento de grandes avenidas hasta la dinamización del turismo de negocios y cruceros. Con estas inversiones, Casablanca se prepara para consolidarse como metrópoli global en el Atlántico, a medio camino entre la Europa comunitaria, África occidental y las rutas hacia América Latina.
Un nodo clave en el Atlántico Sur
La importancia estratégica de Casablanca se refleja en su capacidad para convertirse en punto de enlace hacia el Atlántico Sur, un espacio cada vez más relevante en las dinámicas comerciales globales. Desde los fosfatos exportados hacia Brasil y Argentina hasta los vínculos crecientes con países africanos del golfo de Guinea, Marruecos apuesta por una proyección transatlántica que lo convierta en actor central del comercio sur-sur.
En este contexto, la modernización del puerto no solo responde a necesidades locales, sino que consolida el lugar de Marruecos en un tablero estratégico internacional donde confluyen Europa, África y América.
Escenarios futuros
- Consolidación regional: Casablanca se afianza como principal centro económico del Magreb y polo logístico para África occidental.
- Proyección atlántica: Marruecos amplía sus vínculos con América Latina, aprovechando los corredores marítimos y las exportaciones estratégicas.
- Hub global: Si la iniciativa atlántica logra sumar a varios Estados africanos, el país podría convertirse en una de las principales plataformas logísticas del hemisferio sur.