Galin P. S. no tenía denuncias por maltrato el 6 de noviembre de 2022. Pero aquella jornada destrozó dos vidas , las dos que más debía querer, aunque lo único que demostró fue su odio. Asesinó, él mismo lo confesó por WhastApp a sus familiares, a su esposa, Irina D. S., de 29 años, y a la hija de ambos, una niña rubia de apenas 6. Ahora, el búlgaro, que ahora tiene 41 años, se enfrenta a una petición de prisión permanente revisable y otra de 25 años por parte de la Fiscalía. Hoy comienza contra él la vista oral en la Sección 26ª de la Audiencia Provincial de Madrid.Como informó ABC entonces, el suceso ocurrió en la vivienda familiar, en Móstoles. El relato fiscal habla del comportamiento «controlador» del uxoricida, al punto de pegar a Irina y de prohibirle ir al gimnasio «lugar al que acudía la misma para fortalecerse ante el miedo que sentía». La relación sentimental estaba «marcada por la ausencia de valores comunes de respeto y de convivencia». Ni siquiera mantenía relaciones sexuales con su mujer, que era la que se encargaba todo el tiempo de la menor.Noticia Relacionada estandar No Un ex preso amenaza con matar a su novia, le roba el coche y se esconde en el sofá de su vivienda para no ser detenido Carlota Barcala El hombre, que tiene 30 antecedentes, robó el coche a la víctima y se atrincheró en su casaAquel domingo, a mediodía, el sujet estaba en el piso cuando, «con la intención y el único propósito de acabar con sus vidas, cogió un cuchillo y de forma directa se abalanzó con el arma sobre ellas, asestándoles con brutalidad numerosas cuchilladas por todo el cuerpo, causándoles la muerte».Era ya de noche cuando Galin avisó a su entorno de que iba a suicidarse después de haber agredido a ambas. Los allegados fueron a evitarlo, a que les abriera la puerta, pero, al ver que no conseguían entrar, llamaron a la Policía. La tragedia se había consumado, auque el asesino, como ocurre tantas veces en estos casos, no mostró la misma habilidad quitándose la vida como sí la tuvo matando a madre e hija, a cuchilladas. A la niña le dio una veintena y a Irina casi treinta. Pero él sobrevivió.El matrimonio llevaba ocho años conviviendo en el domicilio de la avenida Olímpica de Móstoles, que tenían alquilado. Nunca habían dado ningún problema ni había quejas sobre ellos en la comunidad de vecinos, que se ha mostrado durante toda la mañana de este lunes consternada por lo ocurrido. Pese a la gravedad de tragedia, ningún morador escuchó gritos ni una disputa previa al ataque, que ya se investiga como violencia de género, y no se enteraron hasta que la Policía y los servicios de Emergencia acudieron al lugar.
Fuente ABC