
El kirchnerismo hoy se alza la bandera en defensa de la república y en contra del narcotráfico en medio del escándalo por el financiamiento que recibió José Luis Espert de Federico “Fred” Machado, señalado por sus vínculos con el narcotráfico.
No obstante, cabe resaltar que no es una fuerza incorruptible. No por nada la ex presidenta Cristina Kirchner se encuentra condenada con prisión domiciliaria y a la espera de la elevación a juicio oral en causas como la de los cuadernos de la corrupción.
Pero además, porque detrás de sus filas coincidieron los peores narcos, de la talla de Aníbal Fernández, acaso uno de los políticos más oscuros que supo tener la política argentina.
Hoy Cristina Kirchner cuenta con una cuota de poder que pocas veces se pudo ver en ex funcionarios condenados. Tiene el tupé de recibir cuanto militante y dirigente político (nacional e internacional) desee, y hasta pudo encontrarse con el gobernador bonaerense Axel Kicillof.
Las elecciones de medio término a nivel nacional están a la vuelta de la esquina y el panorama se define en San José 1111, donde la ex mandataria cumple su condena. ¿Por qué? Por robarse el dinero de los contribuyentes.
Ciertamente el kirchnerismo está muy lejos de poder dar lecciones de moralidad y ética. No puede señalar a nadie por el narcotráfico ni la corrupción. Probablemente no hay antecedentes de un Gobierno con tantos señalamientos ilícitos, incluso superando al de Carlos Menem.
Lo propio sucede con los “Che Milei” de CFK, en los que por lo general cuestiona la trayectoria económica del Gobierno, ello luego de haber terminado el último mandato, junto a Alberto Fernández, con números desastrosos en esa materia.
211% de inflación anual, 25% la mensual, 7 de cada 10 menores de 14 años bajo la línea de pobreza e innumerables escenarios de corrupción que, como daño colateral, dejaron los números antes mencionados.
Es cierto, el de Javier Milei no es un Gobierno bueno, ni siquiera decente. No carece de escándalos por vinculaciones narcos, corrupción y una infinidad de mentiras y contradicciones que son altamente cuestionables.
Pero esos señalamientos, con conciencia limpia, solo pueden hacerlos aquellos que realmente cuenten con una trayectoria intachable. El kirchnerismo carece de esa pericia, por el contrario, tiene las manos manchadas de sangre.
Eso se llama hipocresía, a tal punto que hoy dicen defender al periodismo y la libertad de prensa cuando, durante los cuatro mandatos kirchneristas, no se cansaron de perseguir a los comunicadores y atacar a los medios de comunicación.
Ciertamente el kirchnerismo se jacta de ser todo lo contrario que supo ser mientras se mantuvo en el Gobierno. El kirchnerismo también es corrupto, narco, mentiroso, hipócrita y un férreo atacante de ciertas libertades.
No es casual que cada vez que alguna figura que se representa con la ex presidenta, o que supo ser parte de su Gobierno, ataca al Gobierno, los archivos emergen exponiendo la hipocresía de los exponentes más importantes. Nadie los resiste.
Fuente Mendoza Today