
El Gobierno Nacional en general y el presidente Javier Milei en particular utilizan las elecciones que se celebrarán el próximo domingo como un momento bisagra, una suerte de todo o nada en el marco de un comicio de medio término.
Tanto es así que desde la administración central solicitaron a la Cámara Nacional Electoral cambiar la forma en la que se realiza el conteo de votos sumándolos en los distintos distritos sin distinción de los mismos.
La idea es mostrar finalmente una victoria del Gobierno Nacional más allá de las derrotas provinciales que pudieran obtener, como la ya cantada pérdida que sufrirá La Libertad Avanza en terreno bonaerense.
Se sabe, Milei en esta elección se juega el apoyo parlamentario intentando sumar la mayor cantidad de bancas posibles luego de una serie de reveses en leyes puntuales que fueron vetadas por el Ejecutivo y cuya decisión luego fue rechazada por el Congreso de la Nación.
Sin embargo, esa mística podría jugarle en contra. En primer lugar por el hecho de que la elección no está ganada. ¿Qué pasará el día después, es decir el lunes 27 de octubre, si finalmente el oficialismo termina en segundo lugar?
Por otro lado, tal cual demostró el Gobierno de Mauricio Macri, es preferible sufrir una derrota en una elección de medio término para poder ajustar la dirección del barco de cara al 2027, momento en el que el presidente buscará la reelección.
Cabe recordar que Macri fue apoyado en las urnas tanto en el 2015 como en el 2017. Finalmente el voto castigo le llegó en 2019, lo que lo privó de sostener un nuevo mandato al frente de la Presidencia argentina.
El voto castigo, en este caso, aunque sea demoledor para el Gobierno Nacional, es un mal menor si se traduce dentro de los términos de una elección legislativa. En todo caso tardará un poco más en implementar puntuales medidas que busca adoptar el Gobierno Nacional pero no quedarían paralizadas.
Es en tal sentido que la retórica que impone el Gobierno para estas elecciones legislativas puede ser un factor que le termine jugando en contra al presidente, quien ya adelantó que buscará volver a Gobernar entre el 2027 y el 2031.
Más allá de los hechos concretos, el valor del discurso se posiciona como un factor elemental en toda elección, sobre todo dentro del sector que no tiene una preferencia política instalada que es aproximadamente el 40% del padrón electoral. Un valor para nada desdeñable.
Es ese sector que le dará a entender a Milei, como actual presidente, si está o no de acuerdo con las medidas impulsadas por su gobierno. Es que a diferencia de la elección del 2023, el domingo no habrá solo dos posibilidades. No hay un real “peronismo / antiperonismo”.
De hecho, serán las fuerzas provinciales o moderadas las que le brindarán al Gobierno Nacional la lectura del apoyo no mileista que recibió en la última elección en la que se enfrentó con el entonces ministro de Economía Sergio Massa.
Será, en todo caso, una muestra de realidad. Algunos aún sostienen en su ideario que el 56% de los votos que obtuvo Milei en 2023 son votos que pertenecen a La Libertad Avanza sin tener en cuenta el factor antikirchnerista que apostó por el entonces candidato libertario solo para no continuar por el mismo camino que venía pavimentando Alberto Fernández y Cristina Kirchner.
Fuente Mendoza Today