
Hasta hace pocos días había mucha especulación y pocas certezas sobre la postura del ex presidente Mauricio Macri dentro del ámbito político, lo que sí había quedado claro es que su relación con el presidente Javier Milei estaba lejos de ser lo que fue en sus mejores momentos.
Es que al principio del mandato del actual jefe de Estado, el líder republicano había estrechado lazos con Casa Rosada y mantenía reuniones con el mandatario que mezclaban política y una suerte de amistad casi forzada, pero con una relación más que cordial.
La relación se enfrío por muchos meses, con ataques que venían de ex amarillos y como caso más resonante se puede mencionar el de la minstra de Seguridad Nacional y senadora electa por la Ciudad de Buenos Aires Patricia Bullrich.
Al margen de todo ello, Macri volvió a “abrazar” a Milei en uno de los momentos más delicados. Cerca de las elecciones legislativas de octubre, cuando todo parecía ir de mal en peor, volvieron a reunirse.
Pasado el comicio, nuevamente se distanciaron y a pesar de que Milei aún intenta remontar el vínculo con el ex presidente, este lo esquiva. No confía en él ni en sus intenciones. “Está totalmente loco” repite en privado cada vez que tiene la oportunidad.
Está confiado en que el Gobierno en algún momento va a chocarse contra un paredón, no por el rumbo encarado, el cual comparten casi en su totalidad, sino por la “falta de tacto” con la realidad y la improvisación.
Ese fue uno de los puntos más importantes por los que el ex mandatario decidió no alinearse con La Libertad Avanza y anunciar un candidato propio para las presidenciales del 2027.
No es antojadiza su aspiración. Él sabe que, con un escenario como el actual, las posibilidades de perder son mayúsculas, pero es un dirigente celoso de su liderazgo y no piensa entregar al PRO.
Por otro lado, sabe que existe cierta probabilidad de que los próximos dos años el Gobierno pierda la confianza de los votantes y el partido amarillo pueda volver a convencer al electorado de ser la mejor opción.
No lo dice de forma directa, como no lo dijo en la reunión del pasado miércoles en la sede nacional del PRO en la que participaron dirigentes de ese partido de todo el país. Pero allí apunta.
Un dato que tuvo a su favor es que la Ciudad de Buenos Aires fue elegida como la más atractiva del mundo según un ranking internacional quedando por encima incluso de otras como Tokio y Sidney.
No es casual que personeros del PRO hayan salido casi al instante y en simultáneo a celebrar la noticia en redes sociales y adjudicar esta “victoria” al PRO en general y a Macri en particular.
Lo cierto es que Macri se reorganiza y hace lo mismo con su tropa. Tiene la mente puesta en el 2027, una aspiración compleja que le demandará muchas horas de trabajo y un descomunal esfuerzo para poner en marcha todo el aparato partidario.
Este artículo se publicó primero en Mendoza Today.
Fuente Mendoza Today

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