Washington / Kiev, 22 de noviembre de 2025 – Total News Agency-TNA-Un borrador de 28 puntos promovido por Estados Unidos como marco de paz para la guerra en Ucrania ha provocado alarma no sólo por su contenido, sino también por su estilo y redacción, que expertos en análisis lingüístico vinculan a traducciones literales del ruso. Fuentes de The Guardian señalan que expresiones como “it is expected that Russia will not invade neighbouring countries” o el uso repetido de “shall” y “consagrar” (engl. “to enshrine”) sugieren que partes del texto fueron escritas originalmente en ruso o revisadas por hablantes nativos de ese idioma.
El tercer punto del documento reza literalmente: “It is expected that Russia will not invade its neighbours and NATO will not expand further.” Según analistas de idiomas, la construcción “it is expected that” es atípica en inglés diplomático, pero coincide con la estructura en ruso “ожидается, что”. Esta anomalía lingüística, junto con otras expresiones poco usuales en el inglés diplomático, como “all ambiguities of the last thirty years will be considered resolved”, indican un posible origen en Moscú o al menos una fuerte influencia rusa en su redacción.
El borrador, presentado por funcionarios estadounidenses y rusos —incluidos Kirill Dmitriev, jefe del Fondo de Inversión Directa de Rusia, y el emisario estadounidense Steve Witkoff— propone concesiones significativas para Ucrania: reconocimiento de Crimea, Luhansk y Donetsk como territorios rusos, limitación de las Fuerzas Armadas ucranianas a 600 000 efectivos, y prohibición futura de que Ucrania se una a la OTAN.
El contenido ha sido rechazado por Kiev como inaceptable. En un comunicado, el presidente Volodímir Zelenski advirtió que Ucrania no “cederá su dignidad” y que un acuerdo basado en perder territorio equivale a la desaparición de su soberanía.
¿Por qué importa el estilo y origen del texto? Porque la forma del mensaje sugiere quién pudo haberlo redactado originalmente y qué influencia tuvieron los participantes. En el contexto diplomático, un borrador con “rasgos rusos” aporta credibilidad a la hipótesis de que fue Moscú quien puso el grueso de la letra chica, y que Washington apenas la promueve como propia. Esto alimenta la percepción de que el plan favorece claramente los intereses de Rusia y debilita la posición de Ucrania en las negociaciones.
Expertos en lingüística política advierten que estos “rasgos de traducción” no son inocuos: pueden revelar la autoría real, los intermediarios usados y la intención de la parte dominante. Al detectar una construcción sintáctica propia de otro idioma en un texto diplomático en inglés, se abre una ventana para rastrear responsabilidades y estrategias de persuasión.
El plan se difunde en un momento de máxima fragilidad para Ucrania, mientras Rusia intensifica sus bombardeos en el oeste del país y fuerzas ucranianas enfrentan desafíos crecientes en el frente. La filtración del borrador ha generado alarma en los aliados europeos, que consideran que se trataría de rendiciones de hecho a las demandas rusas sin consulta suficiente a los socios de Kiev.
Aunque el documento está en estado “borrador” y no ha sido oficialmente ratificado por Washington ni por Kiev, su estilo editorial y contenido han levantado interrogantes sobre quien redactó y con qué fin. ¿Fue una iniciativa genuina de EE.UU., o un intento de legitimación de exigencias rusas mediante el paraguas diplomático circunstancial de Washington? Los indicios de que ciertas frases fueron importadas o adaptadas del ruso abren la posibilidad de que el texto sea en buena medida un producto de Moscú.
Esta revelación no solo afecta la sustancia del acuerdo —que gira en torno a congelar líneas de frente, reconocer anexiones y limitar la autonomía ucraniana—, sino también la percepción de imparcialidad en el proceso de mediación. La credibilidad del mediador queda en entredicho cuando su propuesta parece contener rasgos del texto de la parte adversa. Para Ucrania y sus aliados, el estilo de redacción se convierte en un signo de advertencia: si el lenguaje favorece a Moscú, muy probablemente también lo hagan los términos del compromiso.
En definitiva, lo que comenzó como un borrador de paz está tomando la forma de un espejo lingüístico: en sus frases se reflejan no solo mundos diversos —ruso e inglés—, sino intereses geopolíticos contrapuestos. La traducción literal, el uso inusual del inglés diplomático y la alineación del contenido con las exigencias de Moscú configuran un documento cuya ambigüedad va más allá de sus palabras: es también una señal del poder real detrás de la negociación.

Argentina
España
USA
Israel














