Washington, 25 de noviembre de 2025-Total News Agency-TNA-El presidente Xi Jinping sostuvo este lunes una conversación telefónica con su homólogo estadounidense Donald Trump en la que ambos coincidieron en la necesidad de mantener el impulso de las relaciones entre China y Estados Unidos, apuntando a un marco basado en la igualdad, el respeto y el beneficio mutuo. Según informaron fuentes oficiales chinas, el encuentro sirvió para reafirmar los acuerdos alcanzados en la reunión que ambos mandatarios tuvieron en Busan el mes pasado.
Durante el diálogo, Xi subrayó que los vínculos bilaterales transitan “una trayectoria estable y positiva”, lo cual —añadió— es un buen augurio para ambos países y para la comunidad internacional en general. Además, presentó la resolución pacífica de los diferendos como un camino pragmático ante la confrontación, reiterando que China y Estados Unidos se encuentran ante desafíos comunes que requieren cooperación.
Uno de los pasajes más relevantes de la conversación giró en torno a la cuestión de Taiwán. Xi reafirmó que “el retorno de Taiwán a China es parte integral del orden internacional de posguerra” y pidió al Gobierno estadounidense manejar el asunto con prudencia, para evitar que fuerzas independentistas arrastren a ambos países hacia escenarios de confrontación.
Por su parte, Trump calificó la conversación como “muy buena” y reconoció que los temas abordados —entre los cuales figuraron el comercio de soja, minerales críticos y la crisis de Ucrania— coincidían con los intereses estadounidenses. Ofreció un tono colaborativo y señaló su intención de visitar China en abril, a la vez que extendió una invitación a Xi para realizar una visita recíproca en EE.UU. en 2026.
La cálida atmósfera del diálogo y el estilo diplomático desplegado contrastan con los momentos de tensión que caracterizaron la relación entre ambas potencias en años recientes, marcados por guerras arancelarias, restricciones a exportaciones de minerales críticos y disputas tecnológicas. En este contexto, el llamado a “mantener el impulso” tiene un significado estratégico: apunta a restablecer la hoja de ruta conjunta tras los recientes vaivenes comerciales.
No obstante, el optimismo de los mandatarios está matizado por varios factores que podrían complicar el curso: el Gobierno chino busca garantías respecto a que Washington respetará la política de “Una Sola China” y no imprimirá nuevas medidas unilaterales. En tanto, EE.UU. espera avances concretos en el acceso a minerales estratégicos y la reducción de riesgos tecnológicos asociados a China. Estos condicionantes confieren a la conversación un carácter tanto simbólico como operativo.
El hecho de que el diálogo se produzca apenas unas semanas después de la Cumbre de Busan —donde se habría alcanzado una tregua arancelaria— y en medio de otro episodio crítico en la región Asia-Pacífico, en especial la creciente fricción entre China y Japón por la cuestión taiwanesa, sugiere que ambos países buscan blindar canales de comunicación y evitar escaladas no controladas.
Para la agencia TNA es necesario destacar que, aun cuando el tono sea de cooperación, este tipo de acercamientos tienen una finalidad doble: por un lado estabilizar una relación global clave para la economía y la seguridad mundial; por otro, construir un marco de “guard-rails” que impida que la competencia estratégica derive en enfrentamientos abiertos. Como afirmó un analista desde Beijing, “la diplomacia de primer nivel actúa como timón para evitar que la competencia se descontrol ”.
En definitiva, la conversación entre Xi y Trump abre una ventana de oportunidad para relanzar la cooperación sino-estadounidense en un momento clave de la geopolítica. El reto ahora es transformar ese impulso en acciones concretas: acuerdos comerciales, control de exportaciones estratégicas, coordinación en crisis globales —como la de Ucrania— y, sobre todo, gestión responsable de los diferendos que aún persisten. El mundo estará observando de cerca si este “punto de inflexión” se traduce en pasos firmes hacia una nueva estabilidad o queda como otro episodio diplomático sin seguimiento real.

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