Buenos Aires, 02/12/2025 – Total News Agency – TNA.- La senadora kirchnerista por Tierra del Fuego, Cristina López, protagonizó este lunes un bochornoso episodio de prepotencia y violencia institucional al presentarse en el Palacio del Congreso con un cerrajero privado para forzar la puerta de un despacho que no le correspondía, violentando una resolución firmada por la vicepresidenta Victoria Villarruel en septiembre que obliga a los senadores salientes a devolver sus oficinas antes del 10 de diciembre. Cuando el personal de Seguridad del Senado le impidió el ingreso ilegal, se desató una secuencia de empujones, gritos y amenazas que terminó con López denunciando penalmente a los agentes por “lesiones, amenazas y manoseo sexual”, en lo que fuentes parlamentarias califican como “una aberración para victimizarse y tapar su propia agresión”.
https://www.instagram.com/reel/DRvTsU7AJKF
Los videos que circulan en redes sociales muestran a la senadora fueguina, rodeada de asesores, gritando “¡Denuncia penal para todos!” y “¡Llamala a Juliana!” (en referencia a Juliana Di Tullio) mientras el cerrajero intentaba abrir la cerradura del despacho que ocupaba hasta el viernes el salteño Sergio “Napoleón” Leavy. El personal de Seguridad, cumpliendo órdenes expresas de Presidencia del Senado, había fajado la puerta y colocado una nueva cerradura durante el fin de semana, tal como establece la Resolución 1487/2025 firmada por Villarruel el 11 de septiembre: “Los senadores con mandato cumplido deberán restituir los despachos antes del 10 de diciembre; la Presidencia dispondrá su reasignación”. Leavy, que no renovó banca, debía desalojar la oficina; López pretendía apropiársela sin autorización.
“Vos no sacás a nadie”, le espetó la senadora al jefe de Seguridad que ordenaba retirar al cerrajero. Según testigos, hubo forcejeos físicos en los que López empujó a los agentes y terminó con un hematoma en el tobillo derecho (constatado por el médico legislativo Gustavo Apreda) y dolores en el brazo. Horas después, su equipo difundió un comunicado y una denuncia penal donde la legisladora asegura haber sufrido “manoseos en la zona de los glúteos, en su zona pélvica delantera, en la zona de las entrepiernas” y hasta “la pierna de uno de los masculinos introducida entre sus piernas”. Fuentes de Seguridad del Senado desmienten categóricamente la versión y aseguran que las cámaras del palacio registraron toda la secuencia, que será aportada a la Justicia.
El despacho en cuestión había sido usado tradicionalmente por senadores fueguinos, pero en los últimos seis años lo ocupó Leavy. Según el entorno de López, existía un “acuerdo verbal” con el salteño y el bloque Unión por la Patria había informado a Villarruel que ella lo tomaría. Sin embargo, la resolución de septiembre es clara: ningún senador puede autoasignarse oficinas; la Presidencia las reasigna. El sábado, personal autorizado cambió cerradura y faja, retiró la placa con el nombre de López (que ya había sido colocada sin permiso) y dejó dentro pertenencias de la senadora, entre ellas una computadora personal.
Lejos de gestionar el reclamo por los canales institucionales, López optó por la vía de hecho: el lunes apareció con cerrajero y fuerza bruta. “Si Villarruel no contesta los mensajes del fin de semana, yo vengo y abro igual”, justificaron sus voceros, admitiendo implícitamente que sabían que no tenían autorización.
Desde el entorno de Victoria Villarruel evitaron comentar si la senadora será sancionada, pero recordaron que la resolución de septiembre es de cumplimiento obligatorio y que López es la única que intentó forzar un despacho fajado. “No hay coronita. Solo fajaron el de López”, respondieron irónicamente sus propios asesores cuando se les preguntó si conocían la norma.
El episodio desató repudio transversal. Legisladores de Juntos por el Cambio y libertarios coincidieron en que “usar la denuncia de abuso sexual como escudo para tapar una agresión propia es de una gravedad institucional inaceptable”. “Primero violó la resolución, después agredió al personal que defendía la institucionalidad y finalmente denunció manoseo para victimizarse. Es la trifecta de la prepotencia kirchnerista”, resumió un senador opositor.
La denuncia penal de López recayó en el juzgado federal de María Servini. Las cámaras de seguridad del Senado –que registran 24 horas– serán clave para dilucidar si hubo o no los “manoseos” que la senadora denuncia. Mientras tanto, el despacho sigue fajado y la senadora fueguina, que juró el viernes “por los 30.000 desaparecidos”, suma un nuevo capítulo a su historial de polémicas en apenas 48 horas de su segundo mandato.

Argentina
España
USA
Israel















