Las fuerzas aéreas de Argentina, Canadá, Chile, Colombia, Estados Unidos, Ecuador, Uruguay, Venezuela y Brasil (país anfitrión) se darán cita en las bases aéreas de Natal y Recife.Por Dario Rosatti
La planificación preveía el despliegue de un total de 96 aeronaves militares con movilización de más de 2.000 hombres. Fiel a su perfil de incumplidor de compromisos internacionales la Argentina de los Kirchner quedó fuera de las maniobras porque el Congreso no aprobó a tiempo la ley que autoriza la salida de los aviones, los pilotos y el escalón logístico perteneciente a la Fuerza Aérea Argentina. Iban a participar 6 cazabombarderos Fightinghawks, A4-AR y un Hércules KC-130, utilizado para reabastecimiento en vuelo de los A4-AR.
Agustín Rossi, quien pasó de titular del bloque del oficialismo en Diputados al cargo de ministro de Defensa, no logró hacer valer su expertise en las cuitas legislativas y, el proyecto de ley “Entrada de tropas extranjeras al territorio nacional y la salida fuera de él de fuerzas nacionales, para que participen del Programa de Ejercitaciones Combinadas” quedó dormido en la Comisión de Defensa. “A los aviadores les cortaron las alas”, comentó una fuente castrense parafraseando al 10 de oro, Diego Armando Maradona.
Los aviadores no tuvieron otra salida que masticar bronca y recluir los A4-AR en los hangares de Villa Reynolds, San Luis. El pesar tiene explicación. Sometidos a dieta estricta de presupuesto como si se tratase de un glotón, la Fuerza Aérea como el resto de las armas, aprovecha los recursos extra que se asignan a cada ejercicio para poner a punto sus máquinas, se compran repuestos, equipos y enseres para completar el stock logístico.
Rossi dejó el Congreso con el último cambio de gabinete y se refugió en el sillón de ministro para escapar de otro fracaso, no le daban los números (no lo quieren) en Santa Fé para renovar su banca. Las últimas elecciones lo confirman, el socialismo con Hermes Binner (42%) y el Pro con el Midachi Miguel Del Sel (27%) relegaron al kirchnerismo al último lugar (23%).
Lamiendo heridas el Chivo puso la cara en la foto del lúgubre festejo que animó Amado Boudou al término del peor comicio de los K. Si algo tiene Rossi es la tenacidad de querer lo imposible, con gestos y discursos de un manso, sedujo a los militares quienes se han transformado en aplaudidores de una gestión sin más contenido que una empanada de viento. Eso sí el repulgue parece hecho por Petrona C de Gandulfo, precursora de la cocina en vivo recreada hoy en canales de cable y aire.
El pase a Defensa puso a Rossi en un dilema dedicarse a gestionar y correr el riesgo de que se le “escapen las vacas” en su distrito o dedicarse a viajar “caminando el territorio nacional” para fortalecer su imagen política. Optó por el millaje, lleva acumuladas más horas de vuelo que días de atención en su despacho. No hay efemérides castrense en la que el ministro no esté anotado. Se dice que estuvo a un tris de participar en los festejos del Día del Perro de Guerra, ¿lo habrán invitado a Horacio Verbitsky?.
Una de sus últimas ocurrencias, cinco días antes de la elección legislativa, fue traer un contingente de más de 500 alumnos santafesinos para recorrer puntos de interés de Buenos Aires y destinos militares ubicados en sus alrededores.
Mientras él viaja, el shadow secretary, Santiago Rodríguez, secretario de Ciencia Tecnología y Producción, miembro de la agencia de colocaciones “La Campora” es el verdadero poder. Reporta a diario a quien controla los números del gobierno, otro joven maravilla, Axel Kicillof. Inoculado con el virus del cepo cambiario, Rodriguez cerró todas las cuentas a pagar con “moneda tres” (divisa extranjera) la decisión dejó muy mal paradas a dos empresas estatales dependientes de Defensa, la Fábrica Argentina de Aviones (FAdeA) y el astillero Tandanor. FAdeA está a cargo de Raúl Argañaraz, un contador que pasó a la notoriedad cuando estalló el caso de la valija repleta de dólares de Antonini Wilson. El avión en que viajaba el venezolano junto a miembros del gobierno nacional fue alquilado por Argañaraz que en aquel tiempo era director en Enarsa.
Proveedores internacionales del sector bélico como la israelí Elbitt, la estadounidense Honeywell, y la rusa Zvezda reclaman con furia el pago de millonarias facturas en dólares adeudadas por FAdeA. Elbitt es un proveedor crítico, está a cargo de la modernización del cockpit del jet entrenador Pampa. Llevar el instrumental hacia la era digital no es barato, ni fácil de resolver, los israelíes han demostrado solvencia y Argañaraz cree que con un paga Dios está todo hecho. En un típico juego de “policía bueno, policía malo”, el shadow secretary Rodriguez y Argañaraz se alternan para decirles a las empresas el mismo discurso “de pagar ni hablemos”. El mes pasado Rodríguez viajó a la Federación Rusa, se entrevistó con su par de la defensa rusa con la intención de conseguir crédito blando para adquirir tres helicópteros MI-17 gemelos de los dos que fueron comprados para la Fuerza Aérea en la gestión de Arturo Puricelli. El funcionario ruso le dijo: niet.
Rodríguez contraofertó, “les damos comodities a cambio de los helicópteros”, en alusión al canje “petróleo por alimentos” que se practicó con Venezuela, segundo niet. Obvio, todo el mundo sabe que tanto en la Federación Rusa como en la República Popular de China los grupos dedicados a la venta de material bélico son del gobierno y Zvezda es una de las acreedoras de FAdeA.
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