El viernes el Gobierno realizó llamadas para evitar operaciones y que siguiera escalando el precio de la divisa. Hasta ahora los ajustes, que buscan aumentar el ahorro en pesos, no resultaron.Por Laura García
La semana terminó con un dejo de reminiscencia (cuando en la época de Guillermo Moreno se buscaba aplacar al dólar a puro telefonazo para amedrentar a la City) pero con tan pocos resultados como la anterior.
Sobre el final el dólar financiero se desplomó ante la “sugerencia” oficial de que los operadores se corriesen del mercado y un blue que retrocedió unos casilleros hasta $ 189 después de haber llegado a $ 195. Pero igual quedó en el aire un nerviosismo ante la inminencia de una eventual devaluación que, se reasegura desde el Gobierno, no va a suceder.
Mientras se apilan las medidas truncas, en el mercado reclaman una suba de tasa de interés más agresiva ante semejante crisis cambiaria para incrementar el atractivo del ahorro en moneda local (hasta ahora fue administrada con cuentagotas).
Eso sí, creen que a esta altura tiene que ser parte, necesariamente, de un plan mucho más abarcativo, una carta a jugar incluso ya en el marco de una devaluación ordenada. La semana pasada, cuando la tasa ni se movió, el mercado quedó descolocado.
Gabriel Caamaño, de Consultora Ledesma, explica que hoy la tasa de política monetaria es un promedio ponderado entre la tasa de pases y la tasa de Leliq. Tanto pases como Leliq son deuda de distintos plazos del BCRA a la que sólo acceden los bancos. Lo que viene haciendo el BCRA es bajando la tasa de Leliq y subiendo la tasa de pases. Pero el resultado final es marginal.
“Si vos hacés el promedio ponderado en cada uno de esos movimientos la tasa de política monetaria subió 0,5%, lo cual es nada en el contexto de la crisis cambiaria. Hay que subirla claramente. Está por detrás de la tasa de devaluación del oficial y eso es totalmente inconsistente porque significa que vos estás apalancando la corrida. Pero desde ya que con la tasa no alcanza”. Esto es, se está dando la oportunidad de endeudarse barato en pesos para comprar dólares.
Hoy el pase pasivo a un día está a 30%, el de siete días a 33% y la Leliq a 36%.
Nery Persichini, Head of Strategy de GMA Capital, apunta por su parte: “Una nueva suba de tasas debería ser más contundente para ver mayor efectividad. La tasa promedio a la que acceden los bancos es 5% negativa versus la inflación esperada en los próximos meses. A su vez, la tasa que perciben los ahorristas es 13% negativa en términos reales.”
“De cualquier forma -agrega-, tasas más altas no son condición suficiente para revertir la crisis de confianza. Tienen que estar acompañadas por un plan económico sólido que incluya consolidación fiscal, moderación monetaria y algún indicio de esquema de unificación cambiaria en el futuro. El FMI podría ser un participante clave para darle credibilidad”.
Fernando Marull repasa: “En este contexto, el BCRA vendió cerca de US$ 160 millones la semana pasada. Le quedan menos de US$ 1.000 millones de reservas líquidas y US$ 5.000 millones si incluimos el oro. El mercado ya le tomó el pulso al equipo económico. Si insiste con medidas “gradualistas”, la incertidumbre no bajará. El mercado demanda un plan, una devaluación con programa, cambio de gabinete, subir fuerte tasas de interés y anunciar un ajuste fiscal creíble”.
Federico Furiase, director de Eco Go, admite: “Ahora, una suba de tasa sólo tendría sentido en el marco de un programa de estabilización con el Fondo que permita engrosar las reservas y aliviar las expectativas de déficit fiscal /emisión monetaria, para moderar la expectativa de devaluación, en el marco de una devaluación ordenada”.
Y añade: “Subir la tasa con una brecha cambiaria arriba del 100%, sin reservas netas líquidas en el BCRA y con una expectativa de emisión monetaria bruta en torno al billón de pesos en los próximos meses no va a compensar las expectativas de devaluación / inflación…”
Guido Lorenzo, director ejecutivo de LCG, está de la vereda de enfrente en este debate: “Estas crisis no se resuelven con subas de tasas. Las expectativas de devaluación ya son tan altas que uno tendría que tener una tasa de interés ridículamente elevada y eso le imprimiría mucho costo cuasifiscal al Banco Central (intereses por la deuda emitida)”.
Fuente Clarin