Pablo Melo es carpintero. Tiene 38 años. Hace más de seis meses que está preso por un homicidio que supuestamente no cometió. Lo detuvieron por el crimen de Iván Vázquez (24), un joven que fue asesinado a tiros el 21 de mayo pasado en San Miguel, pero una prueba clave, obtenida a partir del análisis de una cámara de seguridad, lo desligaría del caso y por eso ahora su defensa exige que sea liberado.
En el video del ataque aparecen tres hombres: dos están parados en la esquina de Río Limay y Río Santa Cruz, en la localidad de Bella Vista, y un tercero pasa delante de la cámara con un palo en la mano. El que dispara lleva puesta una gorra tipo visera, barbijo y pantalón de gimnasia. Pero no sería Melo, como cree la fiscal Karina Carbonella, a cargo de la investigación por el asesinato de Vázquez.
El jean que luce el acusado en el video, y que llevaba puesto cuando fue demorado por la Policía, tiene una pequeña mancha de color negro en la parte de arriba y otra blanca en su pierna derecha, cerca de la pantorrilla.
“Ese pantalón es el mismo que se ve en las imágenes de la cámara municipal. Con muy poco esfuerzo se observa esa mancha blanca. Además, es el mismo que Melo vestía el 18 de mayo de 2020 (días antes del hecho que se le imputa), conforme surge de la fotografía aportada por la defensa que obra en el celular de la esposa de Melo, cuyas especificaciones técnicas obran en ese aparato y que acreditan la originalidad de la mentada imagen”, explica Juan Manuel Casolati, en el recurso de apelación que presentó a la negativa del cese de la prisión preventiva que dictaminó el juez de garantías, Nicolás Schiavo, el 30 de noviembre pasado.
Para el defensor de Melo, la decisión de Schiavo “se basa sobre argumentos errados, en punto a las nuevas pruebas colectadas, y efectúa una valoración desacertada de los elementos que se aportaron como prueba de descargo”.
Ante la nueva evidencia, el juez pidió una pericia que compare las fotos con el video y así poder cotejar la morfología de la mancha y acreditar -o en su defecto descartar- que Melo no es la persona que dispara, sino que se trata del hombre que lleva un palo o algo similar en la mano. Pero como la causa se encuentra en trámite para ser elevada a juicio oral, el pedido de descargo será de “imposible cumplimiento”, según señala a Perfil el abogado del acusado.
“La fiscal obstruye toda defensa de Melo, el juez de garantías homologa la tarea realizada por la funcionaria, pero sugiere una medida de prueba que aquella ya denegó, y que el magistrado sabe que no podría reeditarse, una obra kafkiana en la que los derechos de mi pupilo, y la defensa en juicio son hechas añicos por un Poder Judicial arbitrario, en el que cada uno en sus menesteres procesales homologa la discreción y obstruye la defensa”, entiende el letrado en la apelación.
“No tengo duda que en el juicio va a ser absuelto”, dice Casolati sobre su defendido. “Pero hasta que eso suceda -agrega- hay que pasar todo un proceso de más dos años y medio, en el que hasta ahora pareciera que va a quedar detenido porque todos los órganos que han participado han dicho que hay elementos de sobra para que quede detenido, aunque eso es una mirada arbitraria. Viendo la causa y las pruebas que hay está claro que hay muchas dudas respecto a quien realizó los disparos”.
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Convencido de la inocencia de su cliente, el abogado de Melo adelanta que no solo demandará al Estado por un error judicial, sino que también pedirá que la fiscal, el juez de garantías y los camaristas respondan con su patrimonio por lo que él considera una “arbitrariedad manifiesta”.
“No se trata de un error, acá hay mucho más que un error: hay una arbitrariedad manifiesta y hay una decisión de política criminal de todo vale. Porque los derechos de los justiciables no tienen ningún tipo de protección. Cuando se haga la demanda pidiendo una indemnización por el error judicial, ese reclamo va a ir también contra de la fiscal Carbonella, el juez de Garantías Schiavo, y los jueces de Cámara, Mariani y Pilarchi, porque frente a errores de este tipo, son los mismos contribuyentes los que terminamos pagando las indemnizaciones a los justiciables que son detenidos de manera arbitrarias como el caso de Melo”, dice Casolati.
El crimen
Melo está preso desde el 21 de mayo pasado. Se entregó horas después del crimen y enseguida declaró que no era el autor de los disparos. El carpintero de 38 años, que hace muebles a medida y fabrica camas infantiles, estaba junto a otras dos personas cuando Vázquez fue asesinado de un disparo.
Desde la comisaría 1ª de San Miguel, donde está detenido, admite a Perfil que esa noche discutió y peleó con Vázquez. “Fue una reacción emocional ilógica. Pero cuando estamos peleando escucho una detonación, y enseguida dos más”, asegura.
“Las cámaras filmaron todo y está claro que el que dispara es el doble más grande que yo. La verdad es que no entiendo por qué me encuentro en esta situación, privado de la libertad por un homicidio que no cometí”, se defiende Melo.
Sobre la prueba que presentaron asegura que “mirando el video una y mil veces” descubrió la mancha que tenía el pantalón de trabajo. “Le dije a mi abogado que en el video sale la mancha. Yo me entrego con la misma ropa que tenía puesta sabiendo que era inocente. Es más, antes de entregarme hablo con un policía que me cuenta que en las cámaras se veía que fue un grandote, pero me dice que la familia te acusa a vos”.
“Yo siempre estoy con el mismo pantalón y presentamos fotos previas que tenía mi mujer. Pero la fiscalía no quiso que presentemos esas pruebas, como tampoco quiso sumar el testimonio de una persona que estuvo en el lugar”, acusa.
“Yo no disparé a nadie esa noche. Lo único que hice fue salir con un palo para defender a mi familia”, aclara y enseguida cuenta como pasa sus días en la cárcel: “Acá uno se llena de angustia, de tristeza. Es difícil la vida carcelaria. Es la primera vez que estoy detenido. Pasé por otras comisarías y tuve que defender varias veces mi vida. Tengo cuatro puñaladas pero por suerte ahora estoy un poco más tranquilo, en un pabellón con cristianos”.
Para los investigadores el móvil del homicidio estaría relacionado con un supuesto robo que cometió la víctima contra un familiar de Melo, y problemas de vieja data.
Vázquez recibió un disparo en el muslo de la pierna derecha. Lo llevaron de urgencia hasta el hospital Raúl Larcade de San Miguel, pero el balazo afectó la arteria femoral y falleció antes de poder ser intervenido quirúrgicamente. En la escena los peritos de la Policía Científica hallaron tres vainas servidas de una pistola calibre 9 milímetros. El arma homicida nunca apareció.
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