Por Francisco Olivera
En el chat “Socios y amigos de la SRA”, que reúne a 185 personas de todas las provincias e incluye a expresidentes de la Rural, algunos se lo tomaron a risa. Solo por lo insólito de la situación: la entidad todavía no fijó postura pública al respecto. Era lunes por la tarde y la foto ya circulaba en los WhatsApp, en las redes y los portales: mostraba a Alberto Fernández sonriente entre la exmodelo Liz Solari y Manuel Alfredo Martí, de la Unión Vegana Argentina, con las manos sobre una urna cuyo cartel rechazaba una iniciativa del Gobierno: “No al acuerdo porcino con China”. La imagen había sido tomada el 25 de noviembre, el día en que el Presidente recibió a los dos activistas, que le entregaron firmas contra el convenio. “La entrega fue precedida por un cálido almuerzo, donde el presidente de la Nación ofreció platos veganos a Liz y a Manuel, mientras el primer mandatario escuchó atentamente los argumentos que motivaron la recolección del medio millón de firmas y el video ‘Nuevas Pandemias Industria Argentina’, que se viralizó”, explicó la entidad en Facebook.
¿Cómo deberían explicarlo, se preguntaban esta semana en la industria agropecuaria, ante los propios chinos los funcionarios que trabajan en el proyecto y que no estaban en la foto, como los ministros Luis Basterra, Felipe Solá y Matías Kulfas?
El impacto que logró Solari no tiene precedente en la historia de este tipo de campañas: como si alguien hubiera fotografiado a Ginés González García con pañuelo celeste. ¿Cómo deberían explicarlo, se preguntaban esta semana en la industria agropecuaria, ante los propios chinos los funcionarios que trabajan en el proyecto y que no estaban en la foto, como los ministros Luis Basterra, Felipe Solá y Matías Kulfas? China no solo es un socio insustituible para la Argentina, sino uno de los pocos destinos diplomáticos, junto con Estados Unidos, Rusia, Brasil y la Unión Europea, donde el país tiene una Conserjería Agrícola, ahora conducida por Hernán Viola. La embajada argentina en China, que conduce Luis María Kreckler, amaneció el martes con múltiples consultas al respecto. “Lo vamos a arreglar”, intentó tranquilizar Sabino Vaca Narvaja, representante especial para la Promoción Comercial e Inversiones, no bien se las plantearon. Era obvio que a los chinos no les había gustado la foto.https://8e080e514918e509ce7e60db1067e9b0.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-37/html/container.html
“El problema no es la imagen, sino la urna y lo que dice”, se lamentó en ese momento un productor. El malestar se extendió a ramas de la industria. “@alferdez recibiendo a una persona famosa que está en contra del ‘Acuerdo Porcino’. @alferdez nunca recibió a la industria de los biocombustibles, que da empleo a más de 80.000 personas y que por el congelamiento de precios está al borde del colapso definitivo. #prioridades”, publicó en Twitter la Cámara de Bioetanol de Maíz. Lo peor se vivía sin embargo dentro del Gobierno y, en concreto, en el propio Ministerio de Desarrollo Productivo, donde vienen trabajando en el acuerdo desde hace meses. Un trabajo que no excluye discusiones públicas con activistas. El 23 de junio, Daniel Schteingart, director del Centro de Estudios para la Producción de esa cartera, había defendido el convenio con una ironía en Twitter: “Actividades económicas a las que el ambientalismo falopa se opone: cerdos, ganadería, soja, maíz, hidroelectricidad, minería, energía eólica, solar y nuclear, petroquímica, hidrocarburos, forestal. Actividades económicas que el ambientalismo falopa valida: telar de la abundancia”. Al día siguiente, ante las reacciones, el funcionario se disculpó “por la forma” y aclaró que lo que había querido plantear era una idea de desarrollo sustentable.
La foto con Solari volvió el debate a extremos sin matices. “Fue un gesto de diálogo, de apertura como los que tiene el Presidente, con lo cual no quiere decir que esté de acuerdo”, explicó Kulfas a Radio 10. Pero en la Casa Rosada hubo reproches. Entre ellos, uno enérgico de Cafiero a Alberto Fernández. En esas oficinas suelen jactarse de estas observaciones del jefe de Gabinete: dicen que no solo se atreve a plantársele al jefe del Estado, sino que se ha ido consolidando en la gestión a pesar de un operativo de desgaste inicial que atribuyen, en distintos momentos, a Massa y a Máximo Kirchner.
El proyecto de producción porcina tiene para el Gobierno una relevancia estratégica. Son 3700 millones de dólares que podrían entrar en el momento más bajo de inversión para la Argentina en términos de PBI desde 1942. Y la foto con los veganos no consiguió tumbarlo. “Sigue en pie”, aclaró Kulfas. Pero la fecha prevista para firmarlo depende también de la normalización sanitaria que pueda otorgar la llegada de la vacuna, otro de los ámbitos en los que la Casa Rosada exhibe desorientación. Ese horizonte es todavía más difuso. En los laboratorios, por ejemplo, llamó la atención que las declaraciones de Vladimir Putin sobre la aplicación a los mayores de 60 años hubieran sorprendido al Presidente. ¿Cómo puede ser que el Gobierno no estuviera al tanto de algo que ya se sabía? ¿La previsión de que se vacunaría a 7 millones de jubilados sobre la base de datos del PAMI ignoraba entonces estas cuestiones? ¿Cómo es que la Sputnik V quedó finalmente registrada, según la documentación de la Anmat, por el laboratorio HLB Pharma? ¿No había intercedido el Gobierno para hacer una operación de Estado a Estado? Las dudas coincidieron esta semana con otra incógnita: cuáles son las “condiciones inaceptables” que el ministro de Salud le atribuyó a Pfizer en el fallido acuerdo. En el laboratorio no se explayaron al respecto, pero en la industria dicen que se trata de prospectos globales comunes a todos los países. Chile, por ejemplo, aprobó esta semana la vacuna de Pfizer-BioNTech y recibirá las primeras dosis mañana; a Ecuador, que lo hizo el martes por la noche, llegarán en enero.Fernández reveló el consejo que le dio Cristina Kirchner: “Yo hice lo que me mandaste”
La vacuna no tiene solo relevancia sanitaria. La inmunidad contra el Covid será en 2021 decisiva para que los países vuelvan a crecer. Es una cuestión que las empresas argentinas esperan plantear en algún momento, porque los trabajadores de entre 60 y 65 años que están de licencia por riesgo de contagio representan entre el 12 y el 25% de las plantillas de empleados.
La demora en los resultados de AstraZeneca multiplica la ansiedad del Gobierno sobre la Sputnik V. La alternativa sanitaria que ofrece Rusia es desde esa óptica comparable a lo que, todavía sin acuerdo con el Fondo Monetario y altos niveles de riesgo país en la Argentina, China representa en el mundo de la inversión. En la diplomacia se los llama mercados políticamente consolidados: naciones cuya autoridad económica y política tiene el control absoluto de las decisiones. En 2008, cuando el kirchnerismo necesitó financiamiento, ese rol llegó a cumplirlo Venezuela.
Las circunstancias obligan a Alberto Fernández a no descuidar estas relaciones estratégicas. En la periferia del mundo todo se paga más caro, incluidas las torpezas.
Fuente La Nacion