El papá del joven de 21 años que atropelló y mató a un nene de 5 años en el barrio porteño de Flores habló horas después de que su hijo se entregara a la Justicia.
Rubén Papadopulos reconoció que Ricardo (21) manejaba el VW Golf GTi que provocó la tragedia, pero aseguró que lo que sucedió “le puede pasar a cualquiera”. “No fue fácil entregarse tras escuchar que hubo un accidente y que murió un angelito de Dios. No es fácil para mí, ni para mi hijo, esto le podría haber pasado a cualquiera, a un gitano o a un criollo”, dijo en declaraciones a C5N.
“Mi hijo estuvo manejando, no fue a robar, no mató con un revólver a un angelito de Dios”, intentó justificar el hombre que hasta el jueves pasado estuvo detenido por ser el dueño del auto que atropelló a Débora y su hijo Isaac en la esquina de Directorio y San Pedrito, el 17 de diciembre pasado.
Rubén también reconoció que Ricardo no estaba habilitado para conducir, aunque explicó que su hijo fue a sacar el registro y “no se lo dieron”. “Él tuvo la voluntad de sacar el registro y no es culpa de él”, indicó. “Estoy de acuerdo que no podía manejar, no vine a defender a mi hijo, está Dios que va a hacer su justicia, y la Justicia. Es un chico que tiene 21 años y no piensa como usted o como yo. Los chicos hacen cosas peores que conducir sin registro, no quiero discutir; vine a decir la verdad, vine a dar la cara, no lo hice antes por respeto a las víctimas”, agregó.
“Yo sé que va a salir la verdad, están las cámaras, a lo mejor mi hijo pudo estar un poco excedido de velocidad, pero eso lo va a determinar la Justicia. Yo pienso que mi hijo venía un poco excedido, pero a mi hijo le quitó la visión un camión que cruzó el semáforo en rojo; era un camión con acoplado, y no quiero culpar a nadie”, continuó.
Luego, se refirió al accidente y dijo: “A simple vista, veo que el semáforo no está bien para el camión, le tapó la visión, y tampoco hay semáforo para peatones en esa esquina; mi hijo no venía muy fuerte porque para poder circular uno debe ir a 40 o 50 (km), eso calculo yo, porque a un metro venían dos motos”.
Rubén contó que tras el siniestro Ricardo lo llamó “shockeado”, “empezó a llorar” y después no supo “nada más de él”.