Por Dario Rosatti
-TNA- Desde que el Gobierno se propuso convocar a 1 millón de personas al velatorio de Maradona se terminó de romper la especie de consenso social hacia el ASPO y el DISPO.
Hoy no existe contrato social frente a la pandemia.
La falta de políticas coherentes y transparentes, la inexistencia de una comunicación preventiva (como hubo ante el cólera y Sida en los años 90); manifestaciones callejeras; la pobreza; la indisciplina social de minorías indolentes y la ineficiencia e incoherencia en la política de salud son vectores que alimentaron y potenciaron la circulación viral.
La segunda ola no comenzó ahora sino cuando se rompió el frágil contrato o consenso social preventivo, al ser el gobierno el convocante a un millón de personas, fanáticos, desclasados, que acudieron al velatorio de Maradona en Casa de Gobierno.
Los casos subieron luego de 15 días de ese velatorio y mantuvieron una meseta hasta las fiestas de fin de año. Las vacaciones potenciaron la circulación y los casos de contagio subieron, aún más, luego del fin de semana extralarge de Semana Santa. Luego tuvimos recientemente manifestaciones numerosas de partidos y organizaciones de izquierda y, en forma constante, reuniones sociales, familiares y fiestas clandestinas, como las que se dan en San Miguel, en diferentes quintas “habilitadas” a este efecto por las autoridades, que solo las controlan una vez al mes, cuando pasan a recaudar..
Las marchas de la oposición y las colas en los shoppings tanto como las ferias populares, la desidia oficial y social en focos de pobreza y marginalidad del GBA (La Matanza, San Martín, Moreno, etc) también cuentan en la indiferencia de sectores sociales que han sido vectores para potenciar la circulación viral.
El gobierno rompiendo las mismas reglas que intentaba imponer a la sociedad y el hartazgo del cierre o grandes limitaciones a la actividad de pequeñas empresas y comercios crean un clima de crítica, rechazo y rebeldía civil.
Las contradicciones, contramarchas y falta de operatividad, eficacia y transparencia en el manejo de la pandemia y la vacunación han llevado a que el gobierno haya perdido autoridad ante el conjunto social.
Ahora se suma la acusación a la medicina privada y a la responsabilidad de los médicos. Y el malestar seguirá creciendo. Estos, precisamente son los que se juegan la vida, día a día.
Con todo esto hoy no existe consenso ni contrato social ante la pandemia, porque además no tenemos un claro liderazgo institucional.
En ciudades chicas del interior del país es en los pequeños comercios donde más se preservan la distancia social y protocolos preventivos. Y donde hay crecimiento de casos es donde se cuida la mayoría pero hay minorías indolentes que se reúnen con cero conciencia de responsabilidad frente a los demás.
Hay casos en el interior, los conozco de cerca, donde personas de 80/90 años se vacunaron y tuvieron trombosis y ACV. Eso mina la expectativa general puesta en las vacunas. Los casos del interior no tienen prensa ni conocimiento masivo.
Pero la muerte de Mauro Viale impactó mucho en el imaginario social y aunque haya sido afectado por un contagio previo, la mayoría de la gente asocia este caso a la vacuna.
Tenemos un escenario multicausal en la actual situación y la autoridad política se debilita.
Hoy tenemos delirantes en redes sociales que hacen planteos esotéricos o supersticiosos, los médicos por la verdad que reflejan ideologías facistas o nazis encubiertas de discurso pseuodocientífico y teorías conspirativas.
Es un cocktail explosivo. Pero también es un escenario global.
En Chile la gente creyó que la vacuna terminaba con la pandemia y se liberaron como en la segunda ola de la gripe española de 1918.
En el Reino Unido la gente ve con extrañeza a una persona que usa barbijo en la calle. Italia ya está promocionando el turismo receptivo para el mes de junio.
En Brasil nadie lidera y es un caos.
En Paraguay no hay infraestructura sanitaria. Etc…
La imagen de muchedumbres movilizadas en las calles de Buenos Aires por aparatos políticos y sin distancia ni barbijos también convierten a los grupos trotskistas, y la izquierda más radicalizada, junto a los seguidores del ultrakirchnerismo populista y demagógico de la CTEP de Juan Grabois; Barrios de Pie, y otros, en vectores que potencian la circulación viral.
El escenario más próximo es el caos sanitario, la desobediencia civil, la mayor caída de la actividad económica, inflación récord en marzo que se anunciará hoy, y tal vez la violencia deje de ser sólo protagonizada por motochorros y lumpenaje marginal.
Emitir un decreto inconstitucional, que viola los art. 14, 23, 29, 36, 61, 75 INC. 29 y 99 INC. 16 de la Constitución Nacional”, no es la solución.