Luis Alberto Romero es uno de los intelectuales de referencia en la Argentina desde hace años. Historiador, docente, ensayista, columnista, analista del presente pero con perspectiva histórica -que tantas veces falta-. La primera reacción en la mirada que le pide Clarín sobre la situación del gobierno, es apelando al humor. “¿No será la hipótesis de Alejandro Borensztein? ¿Que Alberto Fernández se propone destruir al kirchnerismo y a Cristina desde adentro y que mueve sus piezas de manera incomprensible?”, alude a la columna publicada por Borensztein este último domingo.
– El Gobierno aparece enfrascado en una crisis interna. Un subsecretario, cargo relevante pero menor, resiste ser desplazado por el ministro Guzmán y el propio Presidente, amparado en una línea interna sin dudas poderosa, La Cámpora, y protegido por la mismísima vicepresidenta.
– Es interesante, que se dice que Fernández habló de esto con Cristina Kirchner, que estuvo de acuerdo y procedió a autorizar a Santiago Cafiero a que le pidiera la renuncia, y que la reacción vino de la Cámpora. Esto habla de la autonomía que tiene la Cámpora, que tiene su plan para avanzar en el manejo del gobierno y del Estado, que me parece que no coincide exactamente con el de Cristina Kirchner, quien está muy focalizada en la cuestión judicial. La Cámpora es un aparato polifacético, funciona sola, tiene dirigentes de orígenes muy distintos pero que están dispuestos a actuar muy disciplinadamente en una agrupación cuyo objetivo no es el desarrollo de un programa político, sino capturar el poder del Estado.
– ¿Hay tal autonomía respecto de la vicepresidenta?
– Pienso que esta agrupación que ha sido una especie de guardia de corps de Cristina, a esta altura va siendo una fuerza autónoma. Si mirara de afuera, diría con una eficacia admirable; para el que la sufre es bastante aterrorizante.
-Ahora, si no estuviera la actual vicepresidenta, deberían ellos por sí solos legitimarse con sus propios votos, como de hecho sucedió ya en varios lados.
– A eso van, todavía no están, pero cada vez van a tener más dirigentes con bases electorales propias, de manera de seguir solos, el día que Cristina no esté.
La respuesta de La Cámpora es, si lo sacan a (Federico) Basualdo, nos vamos todos y dejamos pelado el Gobierno. No es la orden de Cristina sino de un actor con cierta autonomía que amenaza con dejar el Gobierno en minoría, si esto fuera un gobierno parlamentario. Es decir, nos retiramos de la coalición y se arreglan.
– ¿Es esperable que puedan renunciar masivamente a sus cargos? Si bien es una organización política que construye una épica que remite a los 70, en esos años los objetivos eran diferentes, no los cargos. Hoy el acceso al Estado, y las cajas, aparece sustancial.
-Es interesante la observación porque hay una gran confusión de asimilar a La Cámpora con Montoneros. Salvo lo simbólico, la épica… cada vez es mas difícil de creer cuando se observan comportamientos cotidianos que no tienen nada de épicas. En la Argentina hay democracia y por muchas cosas que se digan, se accede al gobierno de este modo, no es como los 70, sino capturar el poder utilizando los mecanismos de la democracia. Me parece más asimilable tomando un ejemplo cercano a lo que hizo (Matteo) Renzi con el gobierno de Conte en Italia. Si ellos se fueran lo que haría es precipitar un hueco en el gobierno de Alberto Fernández.
-¿Sorprende esta situación tan anómala en un Gobierno que ha sido gestado de esta manera, con Cristina que eligió a Alberto Fernández, sabiendo de su imposibilidad de llegar ella? Pero al mismo tiempo condiciona al Presidente, ya que es accionista mayoritaria de ese frente.
-Antecedentes no hay ninguno, porque no existe en el caso del peronismo un líder que no sea el presidente, estando en el gobierno, salvo el caso de Héctor Cámpora (en 1973), pero fue por poco tiempo. Esto es inédito y en la historia constitucional un vicepresidente que tenga más ascendente que el presidente tampoco ha pasado, o sea que estamos inventándolo todo.
Ella no es la mayoritaria, yo diría que es la primera minoría en el frente que gobierna, necesita de los demás, hay sectores del peronismo, hay grupos poderosos que deben ser tenidos en cuenta, están los sindicalistas, ella está negociando permanentemente.
– ¿Y el rol del Presidente en esta situación? ¿Se ve afectado?
– Fernández es la persona que resume todos los errores de este gobierno y debe hacerse cargo de ellos. Y cumple la función de tener unido un frente muy dividido. La desautorización que pueda haber en este caso, tiene un límite porque todos lo necesitan para que cumpla esa función, en ese sentido está protegido. Es indispensable, y esa es su fuerza.
– ¿Y el ministro Guzmán?
– No tengo claro hasta que punto es un economista que hizo una pausa en su vida académica, o si quiere entrar en el juego político. En el primer caso está quedando muy mal parado en su prestigio, cuando regrese a lo suyo. En el segundo, está haciendo lo que hacen todos, presionar, avanzar y retroceder, que es parte del juego político en que están todos.
Fuente Clarin