El testimonio de Claudia, cuyo esposo esperó tres días para acceder a una cama en el Argerich
“Fue una agonía”, caracterizó Claudia Lima a los tres días que su esposo Jorge Agüero debió esperar para acceder una cama de terapia intensiva del Hospital porteño Dr. Cosme Argerich para ser atendido con la tecnología y el servicio médicos que la complejidad de su cuadro de coronavirus requería.
El caso de Jorge se inscribe en el estado de tensión que exhibe en las últimas semanas el sistema sanitario de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, cuya ocupación de camas UTI en en el sistema público era este miércoles del 83,2 por ciento, de acuerdo con el reporte que comunicó la administración que encabeza Horacio Rodríguez Larreta.
Según ese reporte, en el sistema de salud público del distrito sólo quedaban disponibles 84 camas de terapia intensiva sobre un total de 500, ya que están ocupadas 416 plazas. Hace un mes, el sistema de Salud de la Ciudad reportaba una ocupación de camas de terapia intensiva del 35,1 por ciento.
El informe brindado por el Ministerio porteño de Salud agregó que, en los casos moderados, la ocupación es de 46,2% (693 sobre 1.500 disponibles) y en los leves, de 10,6% (531 sobre 5.000).
Claudia tiene 42 años, reside en el barrio La Boca, en el sur de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y es mamá de siete hijos.
Entrevistada por Télam, dijo que “fue una agonía” esperar tres días por una cama de terapia intensiva para su marido, que contrajo coronavirus porque no le quedó otra opción que salir a trabajar, vendiendo churros, para dar sustento a su familia.
“Toda esta pandemia nos llevó a que la situación fuera muy difícil. Yo estoy sin trabajo y mi marido es churrero de profesión y se contagió saliendo a vender. No queda otra, hay que pagar el alquiler, darle de comer a los nenes y pagar los servicios, lo esencial”, contó la mujer en diálogo con esta agencia.
“Al ver el desborde de los hospitales en Capital Federal -agregó Claudia-, da terror ir a la guardia, hasta que en un momento tuvimos que llevar a Jorge porque le faltaba el aire y se sentía muy mal realmente”.
“Cuando ingresó a la guardia tuvo que esperar tres días en un box. Lo atendieron muy rápido, lo dejaron con una cámara de oxígeno porque no había cama en la terapia. Su saturación en sangre era muy baja. Al tercer día fue cuando consiguieron la cama y lo pudieron entubar”, contó.
En el sistema de salud público porteño sólo quedan disponibles 84 camas de terapia intensiva sobre un total de 500.
Según detalló la mujer a esta agencia, Jorge pasó ya ocho días internado y continúa grave, ya que el virus le tomó los dos pulmones.
“Fue un cuadro muy crítico”, explicó, y agregó: “Recién hoy (por el sábado) nos dijeron que era alentador el cuadro porque estaba respondiendo”, aclaró.
“Uno no salió a buscar ese virus, no hay que salir, pero cuando no tenes para darle de comer a tus hijos tenes que salir, y a veces el barbijo y el alcohol no alcanza”, se lamentó Claudia.
Por último, Lima se solidarizó con el personal de salud y su trabajo durante la pandemia.
“Como familiar de un internado veo que los médicos y el personal de salud están desbordados, están muy cansados. Es necesario más personal, que el Estado se ocupe de la salud que es lo más importante en este momento. Están salvando vidas arriesgando la suya y la de su familia”, aseveró.
Fuente Telam